Cristina Mateos Riego, de 32 años, tenía que ir un día más al aeropuerto de Prat (Barcelona) donde trabajaba como policía nacional en el puesto fronterizo. Sería una de las últimas ocasiones en las que tendría que volver allí, ya que, al fin, había conseguido plaza en Soria, mucho más cerca de su Zamora natal. Pero nunca cumpliría ese sueño.
La joven aparecería muerta de un disparo en la cabeza el 16 de diciembre dentro de su propio vehículo en el aparcamiento 6 de la Terminal 1 de este aeropuerto internacional. Su familia aún no sabe qué pudo suceder y viven un calvario a la espera de que la justicia catalana les facilite toda la información de lo sucedido.
Ese mismo día, su madre y su hermano hablarían por teléfono con Cristina "prácticamente hasta casi las cinco de la tarde". Sus familiares la notaron "feliz y tranquila". De hecho, la joven habló precisamente con su hermano para planear su próximo viaje a Zamora con motivo de la Navidad, para dar una sorpresa a su pequeño sobrino.
Cristina quería disfrazarse de Papá Noel y entregarle ella misma sus regalos esa Navidad. "Iba a venir el 18 de diciembre para pasar las fiestas con nosotros e irse ya a Soria", explica su madre, Guillermina, que ha iniciado una cruzada mediática y legal para que se esclarezca lo ocurrido con su hija.
Cristina tenía que comenzar su turno a las 23 horas, pero, según la escasa información recibida por parte de la familia de la zamorana, las cámaras de seguridad recogieron el momento en el que su coche ingresaba en el estacionamiento reservado para trabajadores y taxistas del aeropuerto sobre las 17.30 horas y la autopsia determinó que la joven falleció sobre las 19 horas.
Fueron sus propios compañeros de la Policía Nacional quienes se percataron de la desaparición de Cristina cuando esta no se presentó a su puesto de trabajo, precisamente a unos metros de donde fue hallada. A partir de las 23 horas, se inició una búsqueda de la joven en su domicilio, que compartía con otro agente destinado en Barcelona, natural de Palencia, y que no se encontraba en la vivienda. Pero, finalmente, fueron esas grabaciones del aparcamiento las que desvelaron dónde estaba Cristina.
Sus propios compañeros llegaron hasta el coche de la zamorana "y rompieron el cristal para sacarla" sobre la una de la madrugada. Cristina yacía en el asiento del conductor, con un tiro en la sien derecha "y la pistola en su regazo", apunta su madre, a la que no le cuadra que el arma estuviera ahí y no en el suelo. Y esta no sería la única incógnita que la familia de la joven agente zamorana tiene desde entonces.
Muchas dudas
Guillermina recibió la noticia a las 2.30 horas. "Subieron al edificio unos policías y cuando me dijeron el nombre de Cristina pensé que habría tenido un accidente", explica su madre. Cuando le explicaron que la joven había aparecido con un disparo en la parte derecha de la cabeza "no podía creerlo". Insiste en que ella estaba deseosa de volver a Zamora en Navidad, de celebrar con su familia y de empezar su nueva etapa como agente en Soria.
A partir de este momento, la familia de Cristina ha vivido una vorágine de dudas sobre cómo murió la joven. "Nadie nos cuenta si lo hizo ella o si alguien le hizo daño", explica. Y es que desde el mismo día que se desplazaron desde Zamora a la Ciudad de la Justicia de Barcelona para reconocer el cadáver de la agente, las cosas no fueron como esperaban.
"Llegamos a la misma puerta y allí nos dijeron que no podíamos verla hasta que el cuerpo no llegara a Zamora, que nos fuéramos al hotel que nos habían buscado", explica. En aquel momento sí recibieron algunos objetos personales que reconocieron como propiedad de la joven. Entre esos objetos personales estaba la documentación de Cristina y la familia cree que así fue como la identificaron, pero no comprendían que "si se supone que nos llamaron para reconocerla, por qué no la vimos hasta que su cuerpo llegó al tanatorio en Zamora", añade.
Quince días más tarde del terrible suceso, la familia de Cristina sí que recibió algo más de la joven: el coche. Nada menos que el escenario donde la joven había perdido la vida. Guillermina relata que se les hizo entrega del vehículo de su hija "completamente limpio y con la ventanilla rota ya reparada".
Esta madre recuerda que, en aquellos días, el jefe de su hija le dio a entender en una llamada telefónica que el caso se había cerrado porque "estaba claro" y que "los detalles me sobraban". Pero este fue reabierto por la jueza un poco más tarde. Así que a Guillermina le resulta extraño tener el vehículo porque "creo que no me lo deberían de haber devuelto hasta que la investigación no termine, no sé por qué lo han hecho así".
"Quiero saber qué pasó para poder descansar"
Once meses después de lo sucedido, la familia de Cristina solo tiene en su poder el informe de balística, que señala que la joven murió por herida de bala en la cabeza con una nueve milímetros; y el informe de toxicología, que no señala que hubiera consumido estupefacientes.
Pero Guillermina exige que se le facilite el informe pericial al completo, donde se detallen todas las pruebas obtenidas en el vehículo, fotografías, la autopsia completa, las imágenes del aparcamiento del Prat, el atestado de ese día y las diligencias e investigaciones que se hayan desarrollado. La familia insiste en "saber qué pasó para poder descansar" y no se conforma con la información obtenida hasta ahora.
Su madre insiste en que Cristina "estaba muy contenta" del momento en el que se encontraba en su vida. "Era una chica sana", añade, y explica que llevaba siendo policía nacional desde hacía tres años y nueve días. El último de ellos en el aeropuerto del Prat. Guillermina apunta, además, que "estudió muchísimo para conseguirlo y ahora podía volver cerca de casa". Sí reconoce que en esos momentos de preparación de las oposiciones Cristina había sufrido "ataques de ansiedad" a causa del agobio de poder alcanzar su ansiada meta, pero "todo normal".
Esta familia espera obtener respuestas de las imágenes del aparcamiento, aunque "nos han dicho que en el Prat nadie escuchó ni vio nada, pero con las cámaras vieron donde estaba el coche". Guillermina confía en que esos vídeos le dejen ver si alguien estaba en el coche de Cristina, se acercó después; o si lo hizo ella sola, para salir de dudas.
Y es que, según su versión, ni los Mossos d'Esquadra (que investigan el caso); ni la Policía Nacional (cuerpo al que pertenecía Cristina) les han informado "de nada". Guillermina se queja de que "conmigo no lo han hecho bien desde el principio", y se encuentra muy afectada por no saber "qué le ocurrió a Cristina".
Dilación judicial "tremenda"
El abogado de la familia, Óscar Rodríguez, se muestra más cauto en las reclamaciones a la justicia catalana. El letrado no ve "nada raro" en el procedimiento desarrollado hasta el momento con el caso de Cristina. Pero sí tiene claro que se están enfrentando a una dilación judicial "tremenda".
Óscar Rodríguez explica que ha querido la casualidad que este suceso haya coincidido con la huelga de los funcionarios de justicia, que ha tenido especial repercusión en Cataluña y cuyas protestas se han dilatado hasta septiembre de 2023. Esto ha provocado que tanto las diligencias previas como el trabajo en los juzgados "ya roce la injusticia". El abogado entiende la indignación de su clienta, pero insiste en que no cree que se esté produciendo algún tipo de ocultación de lo sucedido.
El letrado indica que el informe preliminar del caso indica que se trata de un suicidio, pero insiste en que "no se puede calificar de forma definitiva hasta que pasen las diligencias pertinentes y sea el juzgado el que dictamine en función de los informes y pruebas presentados por los investigadores".
De hecho, como valoración personal, cree que la investigación está siendo especialmente rigurosa dado que Cristina era un agente de Policía Nacional. Esto está generando que se esté "mirando todo al detalle" por parte de los Mossos d'Esquadra, tanto balística, como pruebas, indicios, autopsia y todos los datos recabados. Pero que todo ese trabajo "se ha acumulado" en los juzgados por la huelga.
El abogado comprende la frustración de Guillermina y su familia porque "no le dan las respuestas que necesita ya" y él mismo le ha ayudado a organizar alguna concentración para hacer presión y que estas diligencias judiciales puedan acelerarse ahora que la huelga ha finalizado.
Aún así, Óscar Rodríguez asegura que el trato con los funcionarios de la Ciudad de la Justicia de Barcelona es "estupendo y me atienden muy bien". El letrado confía en que en un plazo de un mes "estará toda la información disponible y quedará aclarado". Eso sí, advierte que, de encontrar algún indicio que no le convenza sobre las causas de la muerte de Cristina o el proceso llevado a cabo para esclarecer su caso, tomará "todas las medidas legales necesarias".