Fernando Valera Sánchez (Bullas, Murcia, 1960) es obispo de Zamora desde el 30 de octubre de 2020 y tomó posesión del cargo el 12 de diciembre, cuando el mundo vivía entre la incertidumbre y las restricciones provocadas por la pandemia de coronavirus. Ahora emprende su cuarto año al frente de la Diócesis, un 2024 marcado por retos como la preparación de la exposición de Las Edades del Hombre, que se celebrará en 2025 en Zamora y en la ciudad portuguesa de Oporto, y con la perspectiva de contar con un Campus de la Universidad Pontificia de Salamanca.
Monseñor Valera habla con serenidad; dice exactamente lo que quiere decir, por muy capciosos que sean los asuntos expuestos y reprende con amabilidad a quien habla de forma desesperanzada en su presencia.
¿Cómo valora su primer trienio al frente de la diócesis de Zamora?
Han sido tres años intensos y aparte de intensos, para mí han sido apasionantes porque ha sido llegar en una situación difícil, como era la pandemia, en su momento más duro, y, también, una cantidad de aspectos de la vida de nuestra iglesia y de nuestra sociedad de Zamora, que necesitaban ponerse a trabajar, a mirar al futuro con esperanza y sacar lo mejor para ponerlo a servir. Para mí, han sido tres años llenos de gozo y de alegría. No sin problemas -que los ha habido- pero sí con mucha ilusión.
Usted se ha distinguido desde el principio por rechazar la desesperanza.
Es de las cosas que digo que son defectos de fábrica o virtudes de fábrica porque yo me he dedicado nueve años al acompañamiento espiritual y eso ha supuesto no caer en el lamento, no creer en lo negativo de la vida, sino ayudar siempre a las personas, a ver el horizonte, qué hay en el fondo de tu persona que te ayuda a caminar, a resolver los problemas. Eso me ha dado siempre una visión esperanzada
Recrimina especialmente la desesperanza en asuntos como la escasez de vocaciones y la despoblación.
Es que se trata de ser realistas pero mirar las posibilidades que tiene cada persona. Tenemos, por ejemplo, la Iglesia, la sociedad y la cultura de Zamora. Estamos mirando el futuro y poniendo las bases para llevar un estilo evangelizador a nuestros pueblos, es decir, pasar de una iglesia centrada en los curas, lo que se llamaría una iglesia clerical, a una iglesia pueblo de Dios, misionera, que se plantea la evangelización de otra forma. Y, donde antes había un sacerdote, ahora hay una comunidad de laicos, religiosos, de otros sacerdotes de otros continentes que vienen a estudiar y nos echan una mano. Pero es un conjunto y una comunidad donde antes había uno. Ahora, a lo mejor hay un responsable de 43 pueblos, pero en un equipo de un mínimo de cinco más, una comunidad de laicos y religiosos amplia. El camino de la iglesia de Zamora es sinodal de corresponsabilidad. Hay equipos de laicos en todos los ámbitos. También, por ejemplo, he cuidado mucho que casi todos los nombramientos de delegados episcopales han sido delegadas episcopales. Salvo uno o dos, casi todos han sido nombramiento de mujeres, es decir, la presencia de la mujer, la presencia de la corresponsabilidad, los laicos con responsabilidad, también, y creo que se van haciendo equipos muy interesantes.
¿Cuáles son los principales retos que afronta la Diócesis en 2024?
El reto es una iglesia misionera, proactiva en la sociedad. Lo que somos y lo que tenemos lo ponemos al servicio de la sociedad y de la cultura de Zamora. Ahí tenemos el reto para 2025 de Las Edades del Hombre, de que la Universidad Pontificia de Salamanca abra un campus en Zamora. El reto de ir haciendo de nuestros lugares, lugares donde la transparencia, el buen gobierno, se hace en realidad.
¿Qué pasos hay dados para el Campus de la UPSA en Zamora?
La Universidad Pontificia de Salamanca recogió la propuesta y nos ha respondido con la posibilidad de empezar alguna carrera en Zamora que nos traiga, al menos, 250 alumnos, con la idea de empezar, posiblemente, en 2025. Ya hemos empezado un equipo de trabajo para que esto no sean ideas, no sean palabras. La gente está cansada de las ideas, de las palabras sin contenido y nosotros vamos a responder con ellos.
Las ruedas de prensa en las que comparece con Izquierda Unida ¿son ejemplo de ‘unidad en lo fundamental, libertad en lo opinable y amor en todo’?
Totalmente. Quiero decir, cuando uno se pone como objetivo el bien del otro. Nosotros nos podemos poner de acuerdo en el noventa y tantos por cien de las cosas. ¿Por qué vamos a insistir en lo que no nos une y no insistir en lo que nos une? Si queremos el bien de la ciudad, de la Zamora real, de las personas; de, por ejemplo, nuestra Caritas, el bien del pobre, el bien del que tiene problemas de trabajo, en el ámbito de la cultura, en el ámbito social, pues ahí estamos, teniendo, gracias a Dios, con todos los partidos y con todas las instituciones, una relación encomiable y no solo porque nos ponemos de acuerdo, sino porque hay una relación cordial en todos los campos.
La diócesis de Zamora ha hecho muy famosa la expresión ‘poner a trabajar a los edificios vagos’.
(Sonríe) No hay nada como establecer objetivos y poner los medios para llegar a esos objetivos. Y, evidentemente, un edificio vago no solo no produce, sino que nos cuesta dinero. Entonces, no podemos permitir, si nos hemos puesto como objetivo el déficit cero, que algo no esté dando aquello que tiene que dar. Por ejemplo, nos desprendemos de un edificio que ya está hundido por tres o cuatro partes y se firma la escritura para desprendernos de ese problema que es un problema, que nos estaba costando dinero y no tenía un horizonte de futuro en nuestra diócesis.
¿Entra en esa categoría la transparencia, decir con claridad cuál era la deuda y emprender el camino de las soluciones?
Claro, porque no puedes entrar solo en hacer la crítica de lo que hay, sino a poner solución a los problemas. Y esa es nuestra tarea. El Equipo de Gobierno económico de la diócesis, las distintas instituciones de esta iglesia diocesana, quieren solucionar, mirar al futuro y que el futuro en la Iglesia de Zamora y en la sociedad de Zamora sea algo en el que transitemos bien y que sea una experiencia cordial y amable en todos los aspectos.
¿Cómo va la Fundación ZamoraArte?
Hemos puesto mucha ilusión en este proyecto, que también quiere convertir nuestro patrimonio en una propuesta turística de excelencia para fortalecer el territorio. La fundación ZamorArte tiene por objeto promover la conservación, restauración, protección, investigación y difusión del patrimonio y del legado cultural de la diócesis de Zamora para impulsar su sostenibilidad y establecer un diálogo fecundo entre fe y cultura.
¿Qué dirección toma la Diócesis en cuanto a la protección de menores?
Estamos profundamente comprometidos en la protección de menores. En lo que nos toque, queremos dar luz porque, aunque solo hubiera un solo caso, merecería ser atendido de manera prioritaria. Nuestra postura ha sido siempre arrojar luz sobre estos lamentables acontecimientos, por eso hemos facilitado toda la información disponible a cuantos nos la han requerido, entre ellos al Defensor del Pueblo. Respecto a este último trabajo, remití una carta a Ángel Gabilondo para que nos facilitase información sobre los casos que refiere en su informe y de los que no existe constancia en la Diócesis. Su respuesta fue que le era imposible facilitarnos datos sobre las personas que se han entrevistado con nuestra unidad por el compromiso de preservar su intimidad. Por otra parte, hay dos tareas que estamos haciendo bien: la formación y la prevención. Y luego, en lo que ha podido haber, lo que podamos solucionar, lo que podamos curar, sanar, lo que nosotros podamos hacer, desde luego lo vamos a hacer. Hace muchos años que estamos trabajando en este tema. A mí me tocó desde el inicio, desde hace muchos años. Cuando no se hablaba tanto ya había estado en cursos de formación y ya había realizado en la diócesis de la que provengo toda una formación al presbiterio, a laicos comprometidos. Nosotros tenemos que dar el do de pecho, sin echar la mirada a otro lado.
¿Cómo lleva su exposición pública y formar parte de rumores como el que le situó como arzobispo de Madrid?
Bueno, yo creo que hay que vivir con paz los comentarios, las cosas que puedan venir y saber que mi lugar, donde yo le he dicho sí al Papa, es Zamora. Para un obispo, su diócesis es su esposa. Además, gracias a Dios, yo creo que lo digo así por gracia. Nunca he ambicionado otra cosa que aquello que soy, que tengo y lo mejor que soy, que tengo. evidentemente, es la diócesis de Zamora. Creo que Zamora tiene vocación de jugar en primera división y nosotros no nos podemos conformar con menos y tenemos que hacer las cosas con excelencia. Esto supone, a veces, que tenemos que ser autoexigentes con nosotros y con todo lo que nos rodea. Pero hacerlo con humanidad, desde Jesucristo, con cercanía, con anuncio del Evangelio. El Evangelio es buena noticia. Es, como nos repite tantas veces el Papa, la alegría del Evangelio. Entonces, desde ahí podemos hacer un trayecto ilusionante, personal y comunitariamente.
Parte de su trabajo es sustentar todo el entramado de la Diócesis pero, ¿delante de quien puede derrumbarse usted?
Bueno, ¿con quién tiene uno? ¿Con quién tengo yo, Fernando, mi? El que ha sido siempre mi director espiritual, que es con quien va llevando uno esa mirada interior, esa mirada desde el Evangelio, desde la verdad, donde uno es uno mismo en la verdad de su vida, y donde el otro te mira desde la verdad de Jesucristo. Ahí, uno llora con tranquilidad y ve sus dificultades y sus problemas y se levanta y ve que no está solo y que está en nombre de Cristo y del Evangelio. Pues eso es siempre consolador, ¿no?
Es que se antoja muy duro que parte del trabajo consista en estar siempre bien.
También nos tenemos que permitir que, alguna vez, uno esté mal y no juzgarnos y no condenarnos porque, a veces, nos pueda salir otra cosa. Estamos en el camino.
¿Cuánto tiempo tiene para mantener su relación con Murcia?
Si le pregunto a la familia y a los amigos, poco. Siempre me protestan. Pero, bueno, lo suficiente para recordar a tu familia, a tus amigos, para salir a caminar, a tus caminos del monte, a ir al río, a todo eso que eres tú desde la infancia. Pero lo más importante de mi vida está en Zamora. Es donde salgo a caminar, donde miro el espacio y el tiempo de otra manera. Yo estoy muy a gusto en Zamora. Y además, siempre lo digo, aunque venga de Murcia, a mí me gusta el frío.
Preparación de Las Edades del Hombre, el Campus de la UPSA… ¿Va a ser 2024 el año más complejo en su cargo?
Más que años complejos, son años intensos me han trasladado su ilusión todas las instituciones empresariales, políticas y sociales de Zamora. Todo el mundo ha dado su apoyo a estas realidades y contamos con todo el equipo humano de sacerdotes, diáconos, laicos y religiosos que hay en Zamora. No tengo miedo porque hay un equipo importante que va a llevar todo hacia adelante.
¿Hacia dónde mira la Diócesis en el nuevo año?
Estamos caminando en todo lo que podemos. Este año, queremos hacer todo un proceso de conversión, no solo personal, sino de nuestras estructuras, para ver si realmente están sirviendo bien a la Iglesia y al mundo. Todo eso es un deseo muy grande que ponemos siempre a los pies de la cuna del Niño Dios y aprender de su ternura, su cercanía, su sonrisa, todo lo que supone ese en Emmanuel, el Dios, con nosotros.