La obisparra empieza según salen de misa los vecinos. El Diablo Grande, con sus tenazas, y el Chiquito, con su pica con cuernos, atacan a los habitantes del pueblo. El Diablo Grande lleva una máscara negra de corcho, con cerco de ojos y labios rojos, cuernos de cabra y colmillos de jabalí y la cabeza cubierta por piel de cabra o de cordero, mientras que el Chiquito lleva la cara tiznada de negro y una peluca larga, de la que salen dos cuernos de cabra

La Filandorra, con el Niño en brazos y su hermano Rullón también acuden, con la ceniza. Van apareciendo los personajes, el Galán, la Madama, seguidos por un dulzainero y un tamborilero y los dos del Saco. Al final del cortejo se sitúan el Ciego y el Molacillo.

Los Diablos atacan al Ciego, que cae herido al suelo, en la plaza de la Fuente, hecho seguido por la petición del aguinaldo, que continúa tras la comida. Hay un nuevo ataque al Ciego y el Niño cae y muere.

En el acto final se entierra al Niño. El Diablo Grande acude con un pico y una pala para enterrar a su hijo. Vuelve a aparecer el Diablo Chiquito y el cortejo fúnebre, con todos los personajes, aunque los Diablos no llevan sus armas y el Ciego y el Molacillo se han convertido en el Obispo y el Monaguillo. La celebración termina con responsos e hisopazos y con el convite costeado con los aguinaldos obtenidos.

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