En 30 años de historia del examen EIR (Enfermero Interno Residente) sus aspirantes jamás se habían enfrentado a una prueba tan difícil y enrevesada como la celebrada el pasado 20 de enero. Y así debía serlo porque de los 7.015 examinados solo 15 consiguieron aprobar el acceso a una plaza de especialista en formación en el Sistema Nacional de Salud. Quince aprobados cuya nota máxima fue de un 5,7 y la logró una enfermera zamorana, Beatriz Díez, de 35 años y formada en la Escuela de Enfermería de Zamora.
Beatriz se ha convertido en noticia nacional por conseguir la nota más alta de este endemoniado examen que han aprobado un 0,2137% de los presentados. "Los compañeros comentan que ha sido uno de los exámenes más duros de toda la historia y la verdad es que las preguntas eran un poco extrañas, algunas se salían del temario habitual", explica.
Pero la zamorana lo logró y a la primera nada menos. Esta era la primera ocasión en la que Beatriz se presentaba al EIR, y había tomado la decisión cansada de encadenar contratos temporales y vivir en una inestabilidad laboral constante, que desgraciadamente, sufren muchos profesionales sanitarios.
Para esta tarea, Beatriz se apuntó a una academia especializada en este tipo de exámenes en Valencia, que es donde reside en los últimos años. "Nunca me había preparado algo así, así que me dejé guíar por ellos y fui estableciendo un plan de estudios, sobre todo para hacer muchos test", indica. El examen consta de 235 preguntas de respuesta múltiple en tipo test, que debe contestarse en un máximo de 5 horas.
En la primera parte del año, la zamorana dedicaba la tarde o la mañana, dependiendo sus turnos, para estudiar, y se permitía tener los domingos libres para descansar. Y a partir de agosto, Beatriz redujo su al máximo su jornada en un hospital privado para poder estudiar de 9 a 21 horas todos los días. "Intentaba tener una rutina y hacer algo de yoga antes de empezar", añade.
Si Beatriz tuviera que decir cuál fue su truco es "que estuve muy tranquila". Es el consejo que le habían dado desde su academia. "Nos dijeron que no nos dejáramos llevar por los nervios, que es un examen donde tenemos que aplicar el sentido común y si estás nervioso eso es muy difícil. Así que cuando salió tuvo claro que "no sé si me habrá salido mal o bien, pero estaba tranquila y he podido pensar las preguntas con calma, por lo que habré aprobado".
Pasados los días, Beatriz podía ir cotejando con su academia, que tienen sus propias plataformas con las preguntas del examen, si sus respuestas habían sido acertadas. "Yo sabía que tenía buen resultado porque el número que tenía las plataformas de las academias no era malo, pero claro, nunca esperas que pueda ser el uno", apunta.
Pero lo fue, ella fue la nota más alta, y de eso se enteró por el grupo de la propia academia, cuando todo el mundo comenzó a felicitarla. Después de ellos llegaron las felicitaciones de su familia y su pareja y el resto, es ya una historia viral.
De Zamora a la excelencia
Beatriz siempre quiso ser enfermera. Es la profesión de su madre, pero tampoco tiene claro si ese fue el motivo principal que le hizo nacer su vocación. Sí confiesa que de su madre conocía que la profesión, muchos años atrás, era significado de estabilidad laboral, posibilidad de encontrar trabajo en cualquier lugar y una remuneración acorde. Aunque cuando se licenció en 2010, la cosa había cambiado y mucho.
Nacida en 1989 en Morales del Vino, la joven desarrolló todos sus estudios en la capital zamorana. Primero en el CEIP Morales del Vino y llegada la secundaria entre los centros Colegio Alejandro Casona y el IES Río Duero, de la capital zamorana.
Su formación universitaria se completó en la Escuela de Enfermería de Zamora. Un lugar que guarda en su corazón con muchísimo cariño porque "es una época muy especial para todos". Beatriz explica que aún tiene amigos de sus años en la Escuela de Enfermería y recuerda que en su época aún no estaba establecida en el Campus Viriato de la USAL, sino en la avenida Requejo. "Era como estar en familia, porque estaba todo muy recogido", explica.
Tras sus estudios, Beatriz pronto empezó a trabajar en varias residencias de mayores, y en 2014 cogió las maletas y puso rumbo a Malta. Allí trabajó cuatro años en el Hospital Máter Dei, un centro público, ya que la pequeña isla mediterránea tiene una sanidad similar a la española. "Funcionan parecido a nosotros, aunque prefiero la sanidad española, porque no deja de ser un lugar muy pequeño y hay temas que llevan mucho más tiempo", añade.
Pero parecía haberle cogido el gusto a las islas y su regreso a España fue a Tenerife. Allí, Beatriz vivió todo el drama de la pandemia del COVID, tanto en centros públicos como privados. Como ocurrió con otros profesionales, las dificilísimas circunsancias que tuvo que vivir en aquella época le hicieron replantearse hasta su propia vocación. "Acabé muy saturada y unos meses antes de venir a Valencia dejé el contrato y dejé de trabajar, porque no tenía claro si quería seguir siendo enfermera o qué quería hacer con mi vida", explica.
Así que a su llegada a Valencia, "volví a trabajar porque de algo tenía que vivir", pero ya con la vista puesta en presentarse al examen EIR para "dar un cambio a mi vida profesional y conseguir una especialización". Y vaya si lo consiguió.
Y ahora, ¿qué?
Tener la mejor nota en esta prueba le asegura poder elegir la especialidad que desee sin problema y pasar esos dos años donde decida. Beatriz ha elegido enfermería obstetrico ginecologica, lo que comunmente conocemos como matrona. La zamorana ha elegido este campo al conocer en profundidad la especialidad tras haberse preparado este dificilísimo examen. "Creo que me puede gustar mucho y también que se me puede dar bien. Me apetece mucho", asegura.
Beatriz está deseosa de empezar en este nuevo campo para ella, y cree que es una especialidad que ha avanzado mucho en los últimos años, sobre todo en lo que se refiere en el trato a las mujeres. "Son profesionales muy formadas, muy actualizadas y que respetan el deseo de la mujer y su plan de parto, siempre dentro de garantizar la seguridad tanto de la mamá como del bebé. En España hay unos profesionales maravillosos y por eso es algo que me apetece tanto", añade.
De cara al futuro, una vez finalizada la especialización, esta ventaja de haber sido la primera en el examen de EIR ya solo servirá "para que mis madres estén siempre muy orgullosos". Y que, a partir de ahí, Beatriz tendrá que prepararse las oposiciones para obtener una plaza de enfermería.
Eso sí, como buena parte del temario de este primer examen, en lo que a la rama sanitaria se refiere, serán compartidos con las oposiciones, confía en que pueda aprovechar los conocimientos ya adquiridos para este nuevo reto. En él intentará quedarse en Valencia, donde recientemente también se han trasladado sus padres y también reside su pareja.