Que un negocio vuelva a la vida en Zamora siempre es buena noticia, pero si además cae en manos de una familia tan encantadora como la de Lia Colino, pues mucho mejor. Esta argentina lleva desde 2019 residiendo en la provincia de Zamora, junto a sus tres hijos, India, Sebas y Lucio, y su marido. Y desde octubre de 2023 lo hacen en Zamora capital, donde ha querido trasladar su experiencia en hostelería a un nuevo concepto de negocio en uno de los barrios más populares de la ciudad.
Lia ha tomado las riendas del antiguo bar Ocho, también conocido antaño como La Liebre, en la calle Amargura, número 20. Un local en una zona muy concurrida, entre Tres Cruces, Víctor Gallego y el centro de salud de Santa Elena. La hostelera explica que se trata de un bar que "siempre tuvo muy buena acogida", pero que por diferentes razones personales, sus anteriores propietarios tuvieron que cerrar.
Ahora esta argentina llega para transformar el Ocho en el Carballeda's bar. Nombre que Lia le ha dado en homenaje a la comarca de sus orígenes, La Carballeda. Y es que la hostelera desciende de Cerezal de Sanabria, un pequeño pueblo de apenas 20 habitantes, de donde su familia zamorana emigró a Argentina allá por los años 50. Sus abuelos apenas contaban veinte años cuando 'cruzaron el charco', en una época en la que hacerlo no era tarea sencilla.
Y aunque hicieron raíces en Argentina, su abuelo siempre tuvo el anhelo de volver. Algo que cumplió ya con 60 años. "Se fue en barco y volvió en avión", recuerda Lía. En 1986, dejó a toda su familia en Latinoamérica para regresar a su Cerezal de Sanabria natal. Allí, bien entrado en años, se construyó su propia casa y "siempre estuvo haciendo cosas". Él era carpintero y jamás dejó de ejercer su oficio hasta el último día.
Así que para honrar a su abuelo, Lia aprovechó la reforma del bar para crear un rincón dedicado a su familia. Nada más entrar al local se puede encontrar un enorme tablón de madera, a modo de barra, tallado y labrado por su propio abuelo. Además, unos pasos más allá, una fotografía del mismo junto a su casa decora la pared.
Fusión entre Argentina y Zamora
Así que la propia Lia es una mezcla de culturas, la argentina y la zamorana, que lógicamente se tenía que trasladar también a su propuesta culinaria. Esta hostelera ha decidido dedicar su negocio a las tapas, las raciones y la plancha, muy al estilo español, pero con su "toque".
Como buen bar zamorano, en su barra podemos encontrar callos, oreja, morcilla, lengua, calamares o pincho moruno, pero todos sus platos lleva esa pizca de Argentina. Pone como ejemplo la oreja, la cual no sirve con pimentón, sino con sal y limón. Un toque argentino e inesperado para los zamoranos pero que "ha gustado muchísimo". Lo mismo ocurre con la morcilla, a la cual da un toquecito del tradicional chimichurri argentino; o la lengua, que en Zamora se suele servir caliente, y que ella presenta fría y adobada.
Todas las carnes que Lia cocina en la plancha "tienen un toque distinto". Como los pinchos morunos, los cuales ha "argentinizado", como explica. "Lo adobo a mí manera, con un condimento secreto, comino, sal, ajo y perejil", añade. Eso sí, Lia tiene muy buen ojo y para la carne confía en un carnicero de Aliste, "con un producto excelente", y que se lo trae a diario hasta la capital. "Nos hicimos amigos durante mi otro negocio en Sanabria, es un amor de persona", recalca.
Y directos desde el corazón de Argentina, se pueden encontrar las empanadas y la milanesa. Lia es fiel a su tierra en estas elaboraciones, y de hecho, las empanadas están hechas al estilo de Tucumán, una de las provincias más importantes de Argentina por su rica historia. Esta hostelera aprendió la receta de la familia de su marido, donde la carne se corta con gran maestría al cuchillo, en pequeños y deliciosos taquitos.
Sobre la milanesa, también la ofrece de forma tradicional, con su versión en bocadillo, muy típico de los locales argentinos. Una propuesta que ha sido recibida con gran gusto por sus primeros clientes que "llegan directamente pidiendo la empanada o la milanesa". Y es que con este nuevo bar, el boca-oreja está funcionando a las mil maravillas. "Unos les cuentan a otros que tienen que probar", explica Lia, quien les sorprende "mezclando ambas gastronomías, que también están relacionadas entre sí, y la mayor diferencia es en la forma de condimentar y presentar".
Un vecindario muy agradecido
El Carballeda's bar abrió sus puertas el pasado 25 de marzo, hace apenas un mes, y Lia confiesa que "pensaba que nadie iba a venir los primeros días y que estaría sola". Pero se llevó una grata sorpresa del vecindario. Desde el primer día, el bar tuvo su clientela y, desde entonces, muchos vecinos de la zona no faltan a su cita con el Carballeda's.
Aunque hay otros bares en la misma zona, Lia explica que los vecinos "se van intercalando" entre los diferentes negocios porque son muy conscientes "de la vida" que estos le dan al barrio. "Están encantados de que haya otro bar más y siempre hacen un rato para venir, porque quieren que siga abierto", añade.
Así que aunque Lia, sus hijos y su marido no tienen familia en Zamora, han encontrado en el vecindario de Tres Cruces-Amargura un gran círculo de apoyo. "Estamos muy sorprendidos por la acogida", explica. Y es que muchos vecinos de la zona les ha apoyado en los inicios del bar. Lia recuerda que tuvo problemas con el agua durante los primeros días y "tuve que molestar muchas veces" a sus nuevos vecinos, que la ayudaron sin dudar".
"Nosotros nos mudamos a la ciudad por darle más oportunidades a mis hijos, que puedan tener más opciones de ocio y actividades", explica. Dejando un poco lejos los lazos forjados con los vecinos de Cerezal de Sanabria, si bien, Lia sigue teniendo la casa de su abuelo "y vamos los fines de semana y las vacaciones, porque nos gusta mucho".
Por lo que esta familia, aunque lejos de su Argentina natal, han encontrado en Zamora no una, sino dos comunidades que los aprecian, les ayudan y a los que ellos responden con sus delicias gastronómicas fusionando la cocina argentina y zamorana.