Zamora y Portugal tienen un lazo invisible que une sus tradiciones, costumbres y, como no, parte de su historia. Tanto es así, que el primer rey de Portugal, Afonso Henriques, conocido como Alfonso I de Portugal, puso los primeros cimientos a su reinado en la mismísima Catedral de Zamora. Tanto es así que hoy, 19 de mayo de 2024, la ciudad acoge la recreación dese histórico momento, donde un jovencísimo Afonso Henriques, apodado en la posteridad 'El Conquistador' se proclamó a sí mismo caballero como primer símbolo de su fuerza y determinación.
900 años después Zamora aún recuerda tan osado gesto para un príncipe que apenas contaba los 15 años y que llegó a batallar contra su propia madre. Será a las 12 horas, y está organizada por el Centro de Iniciativas Turísticas de Zamora y Municipios Limítrofes, con la colaboración de la Gra Ordem Afonsina de Guimarães (Portugal).
Afonso Henriques nació alrededor de los años 1108 o 1109. La fecha exacta de su nacimiento es incierta, y también lo es el lugar, aunque la mayoría de los historiadores coinciden en que pudo haber nacido en el término del castillo de Coímbra. Era hijo de Enrique de Borgoña y de doña Teresa, hija ilegítima del rey de León, Castilla, Galicia Asturias y Nájera, Alfonso VI. La infancia y adolescencia de Afonso transcurrieron en tierras del condado Portucalense.
Durante la ausencia de su madre, su educación estuvo a cargo de Soeiro Mendes y su esposa, señores de Ribadave. Esto sugiere que su formación se desarrolló entre esa localidad y Guimarães. Soeiro Mendes era uno de los principales representantes de una nobleza regional que, desde los tiempos de Fernando Magno, poseía un fuerte sentimiento autonomista.
Nombrado caballero a sí mismo
En el año 1120, bajo la dirección del arzobispo de Braga, Paio Mendes, hermano de su tutor, Afonso apoyó a su tía doña Urraca, en contra de los partidarios de su primo Alfonso Raimundes, conocido más tarde como Alfonso VII de León y Castilla.
Este conflicto obligó al arzobispo bracarense a abandonar Portugal y dirigirse a Zamora, acompañado por el joven infante Afonso. Este hecho ocurrió el 14 de mayo de 1122, cuando Afonso tenía trece o catorce años. Fue entonces, cuando en la Catedral de Zamora, Afonso se armó caballero por sus propias manos. Apenas un año más tarde, tras restablecerse la paz, Afonso regresó a Portugal.
El 24 de junio de 1128, Afonso Henriques se enfrentó a los partidarios de su madre en la batalla de São Mamede, cerca de Guimarães. Este hecho es tan importante en el municipio que aún es día festivo. Esta victoria le permitió tomar el control del condado Portucalense y gobernar sin ninguna oposición hasta finales de 1130, año de la muerte de su madre. Durante este tiempo, Afonso se intitula 'Portucalensium Princeps' o 'Portugaliae Princeps', según se refleja en diversos documentos.
Conferencia de Zamora
A partir de 1130, Afonso Henriques centró sus esfuerzos militares en el territorio de Limia. Alfonso VII, por su parte, respondió a las incursiones de Afonso en Galicia en los años 1130, 1132, 1133 y 1137. Sin embargo, las incursiones almorávides en la frontera sur obligaron a Afonso a desviar su atención del norte.
En 1137, se firmó la paz de Tuy, resultante de una tregua de dos años intermediada por Alfonso I de Aragón. Según las cláusulas del tratado, Afonso tuvo que reconocer la autoridad del emperador Alfonso VII y comprometerse a ayudarle en la lucha contra los musulmanes.
En 1139, durante una acción militar simultánea con Alfonso VII en la frontera de Toledo con la ocupación de Oreja, Afonso Henriques logró una significativa victoria contra los moros en la batalla de Ourique, cerca de Santarém. Este triunfo, ocurrido el 25 de julio de 1139, permitió a Afonso empezar a intitularse rey de Portugal, como se evidencia en las fórmulas 'Ego rex Alphonsus Portugalensium princeps' o 'Ego egregius rex Alphonsus totius Portugalensius provincie princeps'.
Los años siguientes estuvieron marcados por diversos conflictos militares. En 1141, Afonso se enfrentó a Alfonso VII en Valdevez, y también debió defenderse de invasiones musulmanas que culminaron con la toma del castillo de Leiria en 1140, el cual había sido mandado edificar por Afonso en 1135.
Un paso importante en las relaciones entre los reinos resulta en la conocida como Conferencia de Zamora, celebrada en octubre de 1143. En ella, el emperador Alfonso VII de León reconoció la realeza de Afonso, gracias a la intervención del cardenal legado Guido de Vico. Afonso colocó el nuevo reino bajo la protección del papado, comprometiéndose a pagar un tributo anual de cuatro onzas de oro como vasallo de la Santa Sede.
En 1147, Afonso Henriques lideró la conquista del castillo de Santarém y, con la ayuda de cruzados, ocupó Lisboa en octubre de ese mismo año. Las principales plazas militares circundantes, incluyendo Sintra, Almada, Palmela y Sesimbra, también fueron conquistadas o se entregaron, consolidando su control sobre la región.
La ofensiva militar ganó nuevo impulso a partir de 1159 con la conquista de Alcácer en el río Sado, lo que abrió paso a un avance sobre las plazas fuertes del Alentejo. Muchas de estas iniciativas fueron llevadas a cabo por aventureros, como el famoso Geraldo Sempavor, quien se apoderó del castillo de Évora. Estas acciones provocaron malestar con el rey de León, Fernando II, lo que llevó a la necesidad de definir claramente la frontera que separaba León de Portugal. Las contiendas entre estos dos reinos se reanudaron en la frontera septentrional durante los años 1163-1165.
En 1169, Afonso Henriques intentó conquistar Badajoz, un punto estratégico clave, pero esta campaña resultó en un desastre militar. Durante el ataque, Afonso sufrió una grave lesión en la pierna y fue capturado por su yerno, Fernando II. Para recuperar su libertad, Afonso tuvo que devolver las tierras de Toroño y Limia que había ocupado previamente.
Últimos años
Este fracaso coincidió con la reorganización del poder musulmán bajo el Imperio almohade, que comenzó en 1170. El dominio de Afonso al sur del Tajo sufrió un revés con la toma de casi todos los castillos del Alentejo por los almohades. La amenaza de los musulmanes obligó a los reinos cristianos a unir fuerzas y aumentar sus alianzas, lo cual resultó beneficioso para el joven reino de Portugal.
Después de continuados esfuerzos diplomáticos, la diplomacia portuguesa, liderada por el arzobispo de Braga, João Peculiar, logró el reconocimiento de la autonomía política de Portugal. Esto se formalizó mediante la bula 'Manifestis Probatum' emitida por el papa Alejandro III en 1179, que otorgó a Afonso el título de rey. Debido a su debilitamiento tras el accidente en Badajoz, Afonso Henriques delegó el gobierno en su hijo Sancho en 1172.
Afonso Henriques falleció el 6 de diciembre de 1185 a los setenta y seis años de edad, después de un reinado de más de medio siglo. Su gobierno sentó las bases del Reino de Portugal, y su legado perdura como el fundador y primer rey de una nación que seguiría creciendo en poder e influencia en los siglos venideros. A partir del siglo XIV, la tradición añadió el apellido 'Enriques' a su nombre, consolidando su memoria en la historia como Afonso Enriques.