Peregrinos llegando a Santiago.

Peregrinos llegando a Santiago. Cedida

Zamora

El Camino de Santiago de Zamora, a la cola: piden cambios para fomentar el paso de los peregrinos

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Cuando hace 20 años se comenzaron a publicar las primeras estadísticas de los peregrinos que anualmente llegaban a Compostela, las cifras correspondientes a los que accedían a la catedral compostelana siguiendo el itinerario de la Vía de la Plata y el Camino Mozárabe Sanabrés resultaban optimistas y altamente esperanzadoras, ya que, por aquel entonces, se contabilizaban cerca de 10.000 peregrinos, de los que, aproximadamente la mitad, habían pasado por Zamora.

Esta cifra, que suponía algo más del 5% del total anual de los que llegaron a Santiago de Compostela, significaba, además, que la Vía de la Plata y el Camino Mozárabe Sanabrés se posicionaban como unos caminos de futuro, ocupando, por número, el tercer lugar en cuanto a las preferencias de los peregrinos.

Veinte años más tarde, se siguen sin superar esa cifra, máxime teniendo en cuenta el crecimiento que ha experimentado la peregrinación, y así lo señala José Almeida, de la Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago.

Actualmente, la utilización de los caminos de Zamora llega al 2% en el cómputo anual, pasando del tercer al octavo puesto en el escalafón.

El 2024 ha sido un año que sigue marcando la tendencia negativa que se observa en los últimos años con respecto a la peregrinación en general, aunque experimenta un ligero repunte, con un crecimiento de aproximadamente el 4,34% respecto al año anterior.

Respecto de otras variables recogidas en las estadísticas, hay muy pocas diferencias en lo relativo a la procedencia y lugar de inicio de la peregrinación; la más significativa es el aumento del número de peregrinos extranjeros, llegados de medio centenar de países, que ha pasado del 51,63% al 67,77%, siendo Alemania, con un 13,2%, el país que más peregrinos aportó el año 2024 a nuestros caminos, seguido muy de cerca de Francia e Italia, que se van alternando cada año.

En cuanto a la elección del punto de partida de la peregrinación, son muy similares, siendo mayoritarios los que la comienzan en Sevilla con un 46,99%, seguido de Zamora con un 11,54% y Granja de Moreruela con un 10,61%. No obstante, en este apartado hay que destacar el incremento que ha experimentado la ciudad de Almería (Camino Mozárabe), que del 0,25% ha pasado a un 3,39%.

Los meses de abril y mayo concentran el 40% de los peregrinos que pasan anualmente por la provincia, que conlleva que en ese periodo surjan serios problemas de alojamiento en los finales de etapa habituales. Por el contrario, en julio y agosto, que es cuando mayor número de peregrinos “van al camino”, por Zamora apenas los encontramos y deberíamos incidir y aprovechar la favorable climatología en Castilla y León en esos meses de verano, muy distinta a las temperaturas que se alcanzan en Andalucía y Extremadura, para incitarlos a recorrer nuestros caminos jacobeos.

Otro de los obstáculos que encuentran los peregrinos para elegir cualquiera de nuestros caminos es el hecho de que, de noviembre a marzo, algunos albergues municipales, construidos, no lo olvidemos, con dinero público, cierran sus puertas porque no son rentables. Eso lleva aparejado que los peregrinos acaban puenteando estos pueblos, con el riesgo de que también lo hagan de toda nuestra provincia, lo cual ya representaría un problema de muy difícil solución.

Pero, entre todos, tenemos que ser capaces de crecer hasta recuperar la importancia y prestigio que tuvimos en su día. Los caminos de peregrinación a Santiago están regulados y son competencia única y exclusivamente de las administraciones públicas; son ellas las que deben articular las medidas necesarias para captar para sus territorios todos los recursos y sinergias que el camino pueda llegar a generar. 

Tal y como recoge una nota de prensa de la Asociación, hay que seguir trabajando para que lugares estratégicos como Almendra del pan, Puebla de Sanabria y otros puntos importantes, cuenten con un espacio para el descanso del peregrino y eso solucionará parte del problema, pero también hay que incrementar la capacidad de algunos albergues en los meses en los que más peregrinos tenemos, porque de lo contrario acabarán eligiendo otras opciones.

Con independencia del itinerario escogido, el Camino de Santiago ha de observarse y analizarse como un todo, es una cadena cuya resistencia es la del eslabón más débil, pero la responsabilidad no debe recaer en el último representante de la administración, sino que organismos provinciales y autonómicos deben asumir el compromiso de trabajar con las administraciones provinciales colaterales–Salamanca, León, Valladolid y Ourense en nuestro caso– para reconducir esta situación.

Cambios necesarios

Tal y como recogen en una nota de prensa desde la Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago, los ayuntamientos tienen que darse cuenta del valor que puede llegar a representar el paso de peregrinos de todo el mundo para sus municipios y para ello deben comprometerse a mantener operativos los albergues públicos durante todo el año y no cerrar durante varios meses en invierno, justificándolo por el bajo número de peregrinos que pasan, porque si no cada vez tendremos menos.

Asimismo, señalan que es preciso incrementar la capacidad de acogida de los albergues en aquellos meses que sea necesario y siempre que sea posible; una vez hemos identificado cuáles son esos “puntos negros” donde se puede producir dicha incidencia, es factible resolverlo.

También ven necesario mantener los caminos en condiciones de tránsito aceptables, verificando periódicamente su estado y señalización.

El albergue zamorano

El albergue de Zamora, verdadero punto neurálgico de encuentro de los peregrinos que pasan por la ciudad, debe convertirse en el motor que dinamice los caminos y albergues de nuestra provincia, siendo imprescindible para ello que su gestión se asigne a la asociación jacobea que represento, por cuanto los ingresos que genera no revierten en la mejora de estos bienes zamoranos, sino que sirven para financiar proyectos de asociaciones y federaciones de otras provincias e instituciones jacobeas a nivel nacional. El aval de nuestra petición se fundamenta es la gestión que realizamos en los albergues de Fontanillas de Castro y de Tábara.

Desde la Diputación tiene que haber una promoción específica y cuando se promocionen nuestros caminos en las diferentes ferias de Turismo hay que tener presente que el valor que le otorga su origen –en el caso de la Vía de la Plata y su variante por Sanabria– una importante calzada romana por la que aún hoy todavía podemos caminar, no es suficiente.

Por otra parte, la Junta de Castilla y León, que ha mantenido un olvido permanente en los últimos años de estas otras rutas menos transitadas, debe adquirir un compromiso decidido para la promoción y potenciación de nuestros caminos.

Una empresa especializada está realizando el plan director de los caminos de Santiago históricos y tradicionales de la Comunidad, que estará finalizado antes de que concluya el 2025. Confiamos que sus conclusiones servirán para dinamizar la frágil actividad turística y económica de esos pequeños pueblos a los que nunca llegará un turista, debiendo aprovechar el paso de los peregrinos para convertirlos en nuestros mejores embajadores ante el resto del mundo.

Como conclusión y buscando motivos para la esperanza en el futuro, nos encontramos a dos años de la próxima celebración del Año Santo Compostelano. Estamos en el momento idóneo para tratar de salir del estancamiento en el que llevamos décadas por falta de implicación de los que tienen la competencia y la obligación de mantener vivo este legado inmaterial que representa el Camino de Santiago.