Tras el 20 aniversario de INTUR en 2016, ¿siente que la Feria de Turismo de Interior cuenta con un impulso renovado y ambicioso para el futuro?

El turismo de interior tiene un amplio camino por delante e Intur seguirá formando parte de su desarrollo. En estas dos décadas la evolución ha sido fantástica y con esas bases creo que podemos ser optimistas de cara al futuro porque el sector está trabajando muy bien, el viajero lo sabe y foros como este feria aportan valor a los profesionales y usuarios.

¿Qué destacaría de la amplía oferta que tendrá INTUR en esta ocasión?

Este año, con motivo del Año Internacional del Turismo Sostenible, creo que vamos descubrir cómo hacer las cosas para garantizar esa sostenibilidad. Por un lado tendremos la conferencia internacional “Sosteniblidad y competitividad en los destinos de interior” y por otro son muchos los expositores que articulan sus propuestas en torno a criterios de sostenibilidad.

¿Cuáles son las novedades más relevantes?

La oferta expositiva incorpora nuevos destinos y el fin de semana habrá dos nuevas propuestas para el visitante: una relacionada con el enoturismo y un espacio de viajes en el que –como si celebrásemos el black friday- los visitantes podrán contratar circuitos a destinos nacionales e internacionales con las agencias del grupo Globalia.

Este año en Intur participan 12 comunidades autónomas españolas, además de ciudades, provincias, mancomunidades, comarcas y pueblos de toda la geografía. Una de las características del turismo de interior es su diversidad y en la feria tenemos la prueba de que a la hora de programar grandes viajes buscamos elementos de este turismo: la cultura, la gastronomía, el patrimonio o la naturaleza nos interesan tanto si están a pocos kilómetros de nosotros o al otro lado del mundo.

En los últimos años ha crecido la presencia de Portugal en INTUR.

Portugal siempre tiene un papel destacado, también en esta edición. Me gustaría señalar que la participación lusa incluye desde regiones turísticas hasta empresas privadas, hoteles, agencias, turismo de belleza, asociaciones profesionales, etc. que acuden a Intur para divulgar destinos y productos específicos.

La diversidad en INTUR también está reflejada en los espacios para profesionales, INTUR Negocios, Área de Enoturismo y Área de Innovación, ¿qué acogida están teniendo?

Intur es una feria con una doble vertiente: los profesionales tienen una cita los dos primeros días, cuando se celebran por ejemplo el mercado de contratación de Intur Negocios, jornadas y el área de innovación en la que participan empresa que ofrecen soluciones tecnológicas al sector. Y el fin de semana los contenidos se orientan hacia el viajero. Como decíamos antes incorporamos actividades de enoturismo y el espacio de viajes y continuamos con Intur Rural, un formato pensado para pymes y micropymes y que permite al visitante contratar, por ejemplo, escapadas o turismo activo.

Otro pilar indispensable es INTUR Rural, una propuesta que es clave para dar cabida a pequeñas empresas con proyectos interesantes y que facilita al visitante la planificación de excursiones por ejemplo.

Dar cabida a empresas que de otro modo no podrían participar en Intur fue la premisa con la que surgió Intur Rural. Y para el visitante es muy interesante poder “comprar” de cara al puente de diciembre o navidades.

¿Qué retos de futuro cree que deberá afrontar INTUR en los próximos años?

El sector es muy dinámico, la tecnología también ha cambiado la forma de “consumir turismo” y por supuesto la de acceder a la información. Pero las ferias siguen siendo el escenario en el que el contacto entre la oferta y la demanda es humano, y ése es un valor añadido importantísimo.

¿Cómo ve el desarrollo de tendencias como las experiencias deportivas y en la naturaleza, las recreaciones históricas o la combinación de recursos patrimoniales con la gastronomía?

El turismo de interior ha contribuido a poner en valor todos nuestros recursos. Diría que aporta una mirada nueva sobre el entorno, sobre el pasado, la historia y que su conocimiento sirve para encarar el futuro. Tenemos muchos ejemplos en torno a la gastronomía, el enoturismo o el turismo industrial… restaurantes que apuestan por productos de kilómetro 0, tradiciones vinícolas y peculiaridades de las zonas de producción o cómo se transforma la actividad en valles mineros.