La excepcional directora de escena Rita Cosentino deleitará a Zamora con dos divertidas producciones en Littleopera
El festival Littleopera se ha puesto el mundo por montera y se ha aferrado con uñas y dientes a celebrar su quinta edición en la capital zamorana. Su directora Conchi Moyano ha logrado, con su entusiasmo y pasión por la lírica convencer a primeras estrellas de la ópera nacional, para que ofrezcan sus trabajos al público zamorano.
Es el caso de la directora de escena, Rita Cosentino. Esta argentina es una de las grandes de su profesión, tan reservada históricamente a los hombres, que se atreve a traer al Teatro Principal de Zamora una representación doble, el 25 y 26 de julio, con entradas aún disponibles a 20–18–15 euros.
De estas fantásticas comedias líricas, de la importancia del género de la ópera de cámara, de la situaciñon actual del mundo de la cultura y de su propia experiencia como una de las pocas mujeres directoras de escena habla con Noticiascyl Zamora.
Pregunta.- Rita Cosentino, cuéntanos un poco acerca de ti y de tu trayectoria artística. ¿Cómo desembarcaste en España desde el Teatro Colón de Buenos Aires?
Respuesta.- Empecé como bailarina, y luego me pasé a las artes escénicas en el sentido de actuación, después hice bellas artes, y por último, me dediqué a la dirección. Yo estudié en el Instituto de Artes Escénicas del Teatro Colón en Buenos Aires, donde se da la carrera de puesta en escena de ópera. Una vez graduada comencé a trabajar en el propio teatro como asistente, con lo cual, para mi fue una gran experiencia, porque es un teatro con gran peso histórico en la lírica. Por ese escenario han pasado grandes estrellas y artistas, con los que he podido trabajar.
En un momento determinado comencé a trabajar como coordinadora artística en el Centro de Experimentación Artística del Teatro Colón, que se dedica a la difusión de ópera y ballet contemporáneo. Eso para mi fue de una riqueza muy grande, porque fueron casi diez años de experiencia, en un lugar de nueva creación, con ópera contemporánea. Todo con una gran apertura, no solo a mi misma, sino al público para que conociera estas obras creadas a partir del siglo XX, que también es muy rico. Como estas obras de cámara que vamos a representar en Zamora. Mi experiencia fue muy fructífera.
Durante aquel tiempo gano una beca del Gobierno de España para hacer prácticas en el Teatro Real de Madrid. Cuando llegué participé en la producción de la Flauta Mágica, que se representaba en aquel momento. Cuando volví a Buenos Aires me llamaron para trabajar en el Teatro Real, volví a España y dio la casualidad de que el Teatro Colón cerró para una gran reforma y restauración del edificio, que data de 1908. Son esas cosas que pasan, que casi el destino te marca.
Fue por el año 1998 cuando comencé a dirigir y hacer puestas en escena, que fue cuando estrené mi primera ópera, y a partir de ahí, lo he hecho siempre.
P.- Vista tu extensa experiencia en la industria lírica y cultural, ¿cómo afrontas y crees que afronta el sector cultural en general esta extraña situación actual?
R.- Esta situación la llevo como todos. Todos estamos inmersos en esta situación, pero con el trabajo y la responsabilidad de salir adelante. Intento salir adelante con todos los recaudos posibles, pienso que hace posible poder continuar y no frenar absolutamente todo.
P.- Supongo que hay un sentimiento de incertidumbre por no saber ni lo que va a pasar de cara al mes de agosto o septiembre.
R.- Si, todos estamos en la misma situación y ya se verá como los gestionamos. Esto se lleva paso a paso, en todos los aspectos de la vida, nada se queda fuera de esto.
P.- Desde tu experiencia, ¿crees que hay algo que se pueda hacer desde el mundo de la cultura para mantener la industria?
R.- Más allá de España, todas las casas de ópera, de alguna manera, han reaccionado para seguir ofreciendo espectáculos y tener actividad. Bien sea emitiendo online hasta abrir bibliotecas o archivos grabados. Todas las instituciones se han puesto a pensar como mantener vivo el contacto con la audiencia. Hay miles de manifestaciones que se dieron durante el confinamiento en todo el mundo desde el mundo del arte.
P.- Pero aparte de mantener el contacto con el público hay que seguir viviendo de la cultura.
R.- Es complicado, pero ya estamos llegando al final de temporada en la ópera. A excepción de Sudamérica, donde la pandemia le ha pillado con su temporada a la mitad y han tenido que suspender. Pero igualmente tomaron muchas iniciativas online. Esto es una situación en la que se tiene que ir viendo cómo se va a responder y tener capacidad para irse adaptando.
P.- Sabemos que tu trayectoria personal está muy ligada a la Ópera de Cámara con grandes éxitos, como El Pájaro de Dos Colores, o Il Segreto di Susanna que se representará en el Festival Littleopera. ¿Qué te atrae de ese género tan poco conocido?
R.- La ópera de cámara lo interesante que tiene es su grandísimo repertorio muy poco conocido, especialmente aquí en España. También tiene que ver con los sitios, porque tiene que representarse en un lugar adecuado. No puede hacerse, por ejemplo, en una sala con 1.800 localidades. Tal vez, esto tenga mucho que ver, porque no haya lugares adaptados a 700 o 400 localidades, para ofrecer estos espectáculos.
A mi lo que me atrae de ella es que grandes compositores, también han compuesto ópera de cámara, que son grandes joyas. Ellos han tenido mayor libertad para su creación. Un gran referente es Wolf-Ferrari, que hizo una orquestación maravillosa del Secreto de Susana y, aunque en Zamora vaya a ser en una versión a piano, también fue compuesta por el mismo. La verdad es que es extraordinaria y si se hiciera con orquesta sería impresionante, porque no por pequeña es menor. Al contrario, hay “joyitas” que son deliciosas en este formato.
En el siglo XX se dio mucho por acomodarse a los tiempos. Stravinsky o Puccini tienen ópera de cámara u obras cortas, que duran una hora. Esta época permitía eso y no más, con lo poco que tenían hacían algo extraordinario.
P.- ¿Este formato corto y de aforos más reducidos podrían tener más espacio ahora en esta época de reducciones del aforo en los teatros?
R.- No es cuestión de lo que sucede en el escenario. No puedes ofrecer un Wagner para una sola persona. Estas óperas de cámara no superan los 3 o 5 personajes y una orquesta de no más de 15 músicos. Por el tamaño del escenario, el MET no podría permitir una ópera de cámara. La ecuación no tiene que ver con eso, sino con algo más íntimo. No necesitas espacios gigantes, son obras que se pueden hacer en el salón de una casa, como yo misma he hecho.
P.- Eres directora de escena de esta obra doble, un puesto en el que no abundan mujeres. ¿Cómo es hacerse un hueco en la dirección de escena en un 'mundo' reservado tradicionalmente a los hombres?
R.- Es muy difícil, porque, por ejemplo, en el teatro de prosa hay más mujeres, es más común. La mujer tiene su protagonismo y se lo han ganado. Pero en el mundo de la lírica es más difícil. Hay muy pocas mujeres directoras. No sé si necesariamente porque es un mundo machista o porque la historia se dibujó de esta manera.
Pero creo que lentamente estamos haciendo espacio y lugar, y también podemos llegar a expresarnos como lo estamos haciendo en otros ámbitos. Como por ejemplo en el cine. Antes era rarísimo ver directoras y ahora es más común.
P.- Y tú que llevas desde 1998 intentando hacer ese espacio, ¿qué situaciones has podido vivir en las que hayas tenido que revindicar tu lugar? ¿Has sentido ese machismo?
R.- En algún otro teatro de otros países sí. Cuando uno se enfrenta a la parte técnica, en ocasiones, te miran con cierto recelo, como diciendo “cómo una mujer me va a mandar”. Pero yo pienso que los que nos dedicamos a esto, tan vocacional, nunca va a ser para hacerlo mal. Somos sujetos que trabajamos en lo que nos gusta, no tenemos género, y eso es lo importante. Es en lo que debería basarse el respeto, que seas hombre o mujer, lo importante es hacerlo bien y de la mejor manera posible.
P.- Si uno repasa el equipo técnico que participa en la obra que se representa el sábado y domingo en Zamora, a excepción de la iluminación, todas sois mujeres, ¿es casual o trabajamos mejor juntas?
R.- Ha sido casual. Sí que me gusta trabajar con mujeres, pero también me siento cómoda trabajando con hombres. Con Gabriela Salaverri (vestuario) y Carmen Castañón (escenografía) ya había trabajado en otras obras, y me siento muy cómoda con ellas, porque interpretan muy bien lo que yo quiero en el escenario. De hecho, Susana ya había hecho el vestuario para El Secreto de Susana en otras ocasiones y era una apuesta más con ellas.
Tal vez en otro proyecto elijo otras personas, dependerá también de lo que necesite en ese momento, sin importa el género sino el talento. Porque el talento no tiene género.
P.- Como ya sabrás, el festival Little Ópera cumple cinco años en Zamora y ha decidido salir adelante siendo una de las primeras actividades culturales con público que se celebra en España. ¿Qué te motivó a participar en el Festival?
R.- La verdad que cuando Conchi Moyano me llamó fue tan entusiasta con el proyecto y era tan maravilloso todo lo que me contaba, que era imposible decirle que no. Me parece muy importante la labor que ha hecho durante estos cinco años. Con lo cual no me importan las condiciones en las que tenga que celebrarse, porque me encanta el proyecto y creo que hay que apoyarlo. Con lo cual, mi decisión fue al 90% fruto de su entusiasmo, sus ganas y su amor por esto que está haciendo.
P.- Supongo que te manifestó que el público zamorano responde muy bien todos los años, incluso sin ser expertos en ópera.
R.- Eso fue lo que me contó y me parece estupendo. El género operístico, del que uno cree que es un universo “cerrado”, es simplemente un prejuicio y si a la gente se le da la oportunidad acude. Y cuando accede se dan cuenta de que es maravilloso y de que llega mucho más directo y fácil de lo que se cree. Yo creo que por eso es tan importante lo que está haciendo Conchi y más con la ópera de cámara, que es un género lírico que se hace poco en España, aunque tiene unas joyas increíbles. Este festival difunde y descubre repertorio, y eso es increíble.
P.- ¿Qué crees que aporta el Festival Littleopera de Zamora en el panorama nacional lírico?
R.- Eso mismo. Dar a conocer un repertorio que está como “dormido” y que es sumamente importante. Además de hacer acceder, a través de una puerta más amable este género. En el sentido de que la ópera de repertorio puede aturdir un poco y ser “noqueante” para una persona que jamás ha visto ópera. Es una música y unas temáticas más cercanas y que dan la oportunidad de una escucha más fácil. Y esto me parece un puente muy importante para establecer con el público general.
P.- ¿Y para el público general? Al final, la idea de Little Ópera es acercar al espectador no especializado este tipo de música. ¿Crees que cumple su cometido? ¿Debería exportarse a otros lugares?
R.- Es el motivo de toda casa de ópera, tratar de abrir lo más que se pueda al público en general. Hay instalado un cierto prejuicio, pero ir a los grandes teatros de ópera es más fácil de lo que uno cree.
P.- ¿Y cómo rompemos ese prejuicio?
R.- Con buenas temporadas y ofreciendo facilidades para que el espectador, para que pueda acceder desde todos los puntos de vista y todo tipo de públicos. Todos los teatros de ópera buscan acceder a todos, porque sin el público no existen, y están todo el tiempo trabajando en función de eso.
P.- Una producción doble es toda una novedad. Háblanos un poco de las óperas que se podrán ver los próximos 25 y 26 en el Teatro Principal de Zamora.
R.- Son dos óperas maravillosas. El Secreto de Susana puede ser un poco más conocida, porque se ha hecho más veces, pero El Violinista es la primera vez que se hace en España, es un nuevo descubrimiento de Conchi Moyano. Ambas son dos comedias, una del siglo XX y otra de pleno siglo XIX. Y la idea era sacar el máximo de creatividad en la puesta en escena con pocos elementos. Algo necesario dada la coyuntura actual y que hace que se agudice la creatividad, al final.
Tenemos un elenco estupendo en ambas obras. Contamos con un pianista extraordinario, Duncan Gifford, y él tiene su mérito, porque la obra de Wolf-Ferrari es muy difícil de tocar y es un pianista increíblemente brillante. Luego el elenco: Sonia de Munck (soprano), Javier Povedano (barítono), Ruth González (soprano)
Miguel Ferrer (tenor), Isidro Anaya (barítono) y Aaron Martín (actor) tienen unas excelentes voces y son muy buenos actores. Algo que se necesita mucho, no solo es importante la interpretación vocal sino la actoral. Para mi uno de los géneros más difíciles de interpretar es la comedia.
Ambas obras hacen pasar muy buen rato, porque son historias sencillas pero que dejan una buena enseñanza. Una cuestiona algo, que hoy en día nos resultaría inverosímil y es la prohibición de que una mujer pueda fumar. La obra trata sobre una mujer que tiene que esconder a su marido que es una apasionada fumadora y el enredo que supone cada vez que este vuelve a casa y percibe el olor a tabaco, creyendo que tiene un amante.
Por otro lado, la historia de violinista nos habla un poco del valor que le damos a las cosas, tal vez de manera exagerada. Cuando te das cuenta de que esas cosas no están, pero si otras. También trata sobre el poder del amor y de la propia música, ya que este violinista cree que su música tiene poderes. Entremedias hay, además, una temática sobre la guerra, los conflictos y como es este perfil de los seres humanos, que nos encanta estar en conflicto constante. Mezcla un poco todo, pero ambas con un final feliz.
Yo creo que el público se va a enamorar de estas obras. Se va a encontrar con dos joyas a nivel musical y se lo van a pasar muy bien.
P.- ¿Qué le dirías al público para que fueran a veros?
R.- Lo primero que acudan sin prejuicios al teatro y tomando todas las medidas de seguridad. Van a disfrutar de algo que les va a hacer pasar muy buen rato y de muchísima calidad. Son dos óperas muy buenas, muy calidad y que siempre estos “cuentos” nos dejan mensajes y eso es lo importante también.