Juanma de Saá / ICAL

Pablo Diego Pastor (Zamora, 1996) empezó sus estudios en la capital zamorana, con un intervalo de un año en el que estuvo de intercambio en Estados Unidos, y terminó el Bachillerato en Zamora. Cursó el grado de Arquitectura en la Universidad Europea, en Madrid, fue Erasmus en Holanda y acaba de recibir el reconocimiento por parte de la Sociedad Española de Excelencia Académica como el mejor graduado en Arquitectura de España. Pablo comparte, en esta entrevista concedida a la agencia Ical, su visión de la realidad, las dificultades para alcanzar semejante nivel académico y sus objetivos e ilusiones. Desde hace dos meses, hace en Bolonia (Italia) un curso de Arquitectura dedicado al lujo y a las exposiciones.

¿Quería ser arquitecto desde pequeño?



La verdad es que no. La mayoría de mis compañeros tenían claro desde pequeños que querían ser arquitectos pero yo, no. Más bien, quería estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones, que me llamaba más la atención pero, en segundo de Bachillerato, me empezó a interesar la Arquitectura y me decidí. La gente siempre dice que la Arquitectura tiene pocas salidas hoy pero no por eso iba a dejar hacer algo que deseaba hacer.

¿Cuál fue su nota media en la carrera?



Un 8,7, en la carrera; un 9, en el trabajo final de grado y una matrícula en honor en la última asignatura de Proyectos, que es la más importante y tiene, incluso, más créditos que el trabajo final de grado. Le dedicamos muchísimas horas.

¿Qué criterios sigue la Sociedad Española de Excelencia Académica?



Cada año, hace el ranking de los mejores estudiantes por titulación y coge el uno por ciento de los egresados de cada año. En Arquitectura, se gradúan unos 10.000 al año, cogió a los cien mejores y yo quedé el primero de esos cien. No valoraron solo las notas con las que terminas el grado y el máster, sino también si has hecho voluntariados, has sido delegado, has participado en congresos y has hecho concursos. La recopilación de todo eso es lo que genera el ranking. Además, cuando salieron los  resultados provisionales, yo estaba el tercero y vi las cosas que me habían puntuado y ellos hicieron una lista de cosas que no había demostrado que había hecho. Pedí a la Universidad que me enviaran los documentos  que me faltaban. Por ejemplo, no tenía acreditado que había estado seis meses de Erasmus en Holanda y algunos certificaos de voluntariado. Por eso me cambiaron de tercero a primero.

¿Ha renunciado a muchas cosas para conseguir esos resultados?



Sí. Mantener ese nivel no es fácil. Estudié en la Universidad Europea siempre con becas. Para conseguir la beca de excelencia de la Universidad, tienes que mantener una media de ocho y, a la vez, hacer voluntariados, cumplir ciertos requisitos del Campus y asistir a charlas. Aparte, conté tres años con la beca de excelencia de la Comunidad de Madrid y, entre una cosa y otra, me salió mucho más barata la Universidad. No me parecía justo que mi padre tuviese que pagar toda la inversión por mi futuro. Entonces, es verdad que para mantener esa nota en Arquitectura hay que hacer bastantes sacrificios. Me paso casi todo el día en la Universidad, desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, y el mes de entregas, normalmente, nos dejan quedarnos hasta las dos de la madrugada. Y ese era mi día a día. 

También me ayudó bastante que mis amigos estudiaran cosas muy similares a las mías, arquitectura e ingenierías. Son personas muy dedicadas y, al final, siempre me ayudaban un montón.

¿Cree que es un joven representativo de su generación?



(Duda). Puede que no pero tampoco voy a decir que no salgo de fiesta. Hay tiempo para todo. Me di cuenta de eso cuando estuve en Holanda porque allí tienen una visión del trabajo muy diferente a la que hay en España y me impactó muchísimo. Yo estudié el grado en inglés porque siempre me había hecho ilusión estudiar fuera y volver a España. Ellos, en vez de echar muchas horas, echan pocas, pero muy productivas. Si después de las cinco de la tarde estás trabajando, es que algo estás haciendo mal. En la mayoría de facultades de Arquitectura de España sería algo inviable.

¿Qué estudia ahora en Bolonia (Italia)?



Me dieron una beca para un curso de Arquitectura dedicado al lujo y a las exposiciones. Llevo dos meses aquí y me está gustando mucho. Dentro del curso, estamos diseñando la renovación del Museo de Tecnología de Lamborghini, que está aquí, muy cerquita, en Sant’Agata. El Museo se les está quedando un opoco desfasado y han pedido si podían hacer un concurso entre los estudiantes para renovarlo y estamos en ello.

Inteligente, humilde, guapo y modelo. Al menos, le olerán los pies…



(Suelta una carcajada). No sé… Ha sido una suerte porque solo había hecho un par de cosillas en la Universidad. Allí acabas conociendo a todo el mundo al pasar tanto tiempo allí. Siempre me gustó mucho hacer fotos y que me las saquen y la carrera de Arte siempre me llamó la atención. Me junté con gente que se dedicaba a la fotografía y entré un poco en ese mundillo. Al fin y al cabo, la arquitectura y la moda tienen muchas cosas en común.

Con todos esos méritos, ¿ha pensado en convertirse en ‘youtuber’, como su compañera Ter?



La verdad es que no tengo tiempo pero no estaría nada mal. Me gusta hacer cosas muy diferentes pero, sobre todo, me gusta mucho la arquitectura. Me encanta viajar y poder ver edificios pero es cierto que, cuando dedicas demasiado tiempo a un proyecto, siento que pierdo un poco el norte, que es algo que mis amigos me reprochan un montón porque me cuesta desconectar. Podemos hacer el proyecto e ir a tomar algo y parece que yo no estoy ahí y sigo con el proyecto. Por ejemplo, me gustan mucho los videojuegos, donde centras la mente, y les dedico bastante tiempo.

¿Cómo lleva la pandemia?



Desde el punto de vista personal, creo que todo el mundo lo ha pasado mal. A mí me pilló el primer confinamiento justo cuando estaba terminando el Máster y, con toda la sinceridad del mundo, no creo que Arquitectura sea una carrera preparada para las clases ‘online’. Necesitas estar ahí, poder corregir los planos en persona, dibujar encima de ellos y hacer mil cosas. Terminar el proyecto de fin de Máster por Internet se convirtió en un horror. Mis profesores dieron un montón de tutorías pero las correcciones se volvían mucho más lentas. Es que este tabique o este ascensor… ¿Qué ascensor? Este, espera, que te lo señalo. Al final, a través de una pantalla, algo que requiere dibujo y creatividad se ve muy mermado.

Una vez resulta con gran éxito la parte académica, ¿qué planes tiene ahora?



He pedido para hacer las prácticas en Zaha Hadid Architects, uno de mis estudios favoritos, en Londres (Gran Bretaña). Me encantaría trabajar allí porque ellos hacen un tipo de arquitectura muy diferente a los demás.

¿Hacia dónde va la arquitectura?



Creo en la utopía de que la arquitectura cambia la vida de las personas. No es lo mismo vivir en una casa que te guste a una que no, que sea funcional o no o que pagues mucho de calefacción o que casi no pagues nada porque el arquitecto pensó cómo hacerla sostenible. La aproximación de la arquitectura a la ciencia no solo es diseñar algo que sea bonito, sino también que sea útil, funcione y apueste por la sostenibilidad.

¿Qué área ha llegado más tarde a la sostenibilidad: el Derecho o la Arquitectura?



Creo que ambas. Incluso, diría que la Arquitectura porque hacer un edificio sostenible es algo más que poner placas solares en el tejado: es conseguir integrarlo  para que no deje apenas huella de carbono o que no deje ninguna y hasta pueda producir energía. El gran reto de las ciudades del mañana será conseguir que los edificios sean sostenibles. El problema es que, por ejemplo, en una ciudad como Madrid, no puedes cambiar la mayoría de edificios. Llevará mucho tiempo que las ciudades no dejen huella de carbono. La investigación es fundamental y hay muchísimos campos. En la Universidad investigamos mucho con materiales y hay ahora madera tratada con uno compuestos químicos que es traslúcida y la puedes utilizar como si fuera vidrio, con el aislante que no tiene el vidrio. La industria de la construcción es de las más contaminantes del mundo. Producir hormigón es muy contaminante. Estamos en un momento determinante porque o cambiamos radicalmente y lo salvamos o puede que dentro de 30 años estemos confinados pero no por una pandemia, sino porque el aire sea irrespirable.

¿Cuál es el edificio que le parece más especial de Zamora y de Castilla y León?



Le tengo especial cariño al Consejo Consultivo, que es de Campo Baeza. Me gusta mucho y creo que está muy bien hecho, aunque me parece que no está muy bien conservado porque se ven baldosas rotas, hierbas que no se quitan en la juntas y, a veces, hasta grafitos en el interior, algo que no entiendo, la verdad. De Castilla y León, me gusta mucho el Musac, de Mansilla y Muñón. Esa fachada de colores es muy llamativa.

¿Dónde se ve dentro de quince o veinte años?



Me gustaría estar en España. Me apetece trabajar fuera un tiempo pero me gusta muchísimo España y me gustaría hacer edificios que cambien la vida de las personas. Eso se puede hacer con edificios de viviendas.

¿Le preguntan en Italia por qué la pandemia afecta de esta forma a España?



Sí pero, sobre todo, gente de fuera de Italia porque italianos y españoles somos primos hermanos. Parecía que Italia lo había llevado mejor pero está teniendo decenas de miles de casos diarios. Me preguntan por qué se ha hecho así en España y por qué somos uno de los países cuya economía se está viendo más afectada por la pandemia.

¿Cómo están las cosas en la Emilia-Romagna?



Justo anteayer salió el decreto que dice que esta región no presenta riesgo extremo, sino riesgo normal. Entonces, dentro de lo que cabe, no estamos mal. A las seis de la tarde, se cierran todos los comercios y la hostelería y, desde el pasado viernes, hay toque de queda a partir de las diez de la noche.