'La Voz de las Manos Blancas' recala en Soria para recordar a los 138 castellanos y leoneses asesinados por ETA
El Palacio de la Audiencia de Soria rinde tributo, a través de la muestra 'La Voz de las Manos Blancas' a los 138 castellanos y leoneses que fueron asesinados por la banda terrorista ETA y al conjunto de víctimas que “jamás utilizaron la violencia ni se vengaron y respetaron el Estado de Derecho".
Así se expresó hoy la directora gerente de la Fundación Miguel Ángel Blanco, Cristina Cuesta, tras inaugurar la exposición’, que, además, de honrar la memoria de los casi 900 muertos que legó ETA y 7.000 víctimas trata de que los jóvenes conozcan la historia reciente y negra de España y no caiga en el olvido el sufrimiento padecido. "Esta exposición nos recuerda a todos los españoles las líneas rojas que no se pueden traspasar: la dignidad de la vida y la necesidad y exigencia de la libertad y de estar unidos”, afirmó.
La exposición cuenta de forma cronológica los 60 años de historia de la banda terrorista con ejemplos de atentados a distintos objetivos como guardias civiles y militares, políticos y también ciudadanos anónimos como el atentado de Hipercor, así como la movilización ciudadana y juvenil de aquellos años en repulsa de ETA. Además da a conocer a la figura de Miguel Ángel Blanco, el joven concejal de Ermua (Vizcaya) que fue secuestrado y asesinado dos días después en un monte en Lasarte (Guipúzcoa).
Cristina Cuesta subrayó que la Fundación considera que Miguel Ángel Blanco es un símbolo de convivencia, y reconoció que es una de las víctimas más recordadas del terrorismo, porque es un símbolo de lo que representaron todas ellas.
Asimismo, apeló a la necesidad de que existan movimientos pacíficos como los que se crearon, Gesto por la Paz, Movimiento Francisco Tomás y Valiente, o ¡Basta Ya! para responder a la ignominia, la barbarie, el asalto contra la vida y la libertad. “Estos son los valores que hoy debemos apelar. Existe la lucha cívica, el compromiso ciudadano pero siempre desde el respeto a los derechos fundamentales. Esta exposición es la historia del compromiso cívico contra el terrorismo”, expresó.
Asimismo, alentó a los jóvenes, que no conocen lo que en España supuso ETA a conocer las experiencias de las víctimas y reivindicar su valor no solo por solidaridad sino por su legado es la construcción de una convivencia pacífica en la defensa de los valores de los españoles independientemente de las diferencias legítimas y diferentes sensibilidades. “ Solamente no caben los que utilizan la violencia para conseguir sus fines políticos”, apostilló.
La muestra recala en Soria a través de la Fundación Miguel Ángel y la Fundación Obra Social Castilla y León (Fundos) y permanecerá en la sala B del Palacio de la Audiencia hasta el 16 de marzo de lunes a sábado de 12.00 a 14.00 y de 17.30 a 19.30 horas.
Por su parte, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Soria , Jesús Bárez, apeló a no olvidar aquello que es importante, y subrayó que la exposición “con rigor histórico” no oculta ni tampoco va más allá de mostrar los hechos que tanto dolor causaron. “Esta muestra evidencia lo que no se puede volver a repetir y enseña a las nuevas generaciones cuánto dolor puede producir el fanatismo y la barbarie el pensar que el fin justifica los medios”, indicó.
Por su parte, el representen de la Fundación Fundos en Soria, José Antonio Tejera, recordó que el pueblo que no sabe de dónde viene difícilmente podrá saber a dónde va. “Pertenezco a una generación que ha vivido la mayor parte de su vida adulta con la compañía siniestra del terrorismo. Las nuevas generaciones, afortunadamente, no han tenido esa experiencia, pero tienen que conocer el dolor que el terrorismo generó en España durante décadas a muchísimas personas no solo a las víctimas sino a una comunidad entera que fue golpeada”, expresó.
La muestra cuenta con fotografías de la explosión de un coche bomba en los almacenes Hipercor en Barcelona, el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic o la salida de Ortega Lara del zulo en el que estuvo secuestrado durante 532 días. Las distintas imágenes se completan con la proyección de un audiovisual.