Fallece Pipe Mayado, expresidente de la Cofradía de Valderrey
Nada más verte, te decía a ojo la talla que gastabas sin equivocarse ni un milímetro; la medida exacta del hombro, el número de camisa. En Zamora, su ciudad del alma, se nos ha ido Pipe Mayado a los 85 años de edad y con él se va parte de la memoria de esta tierra que tan bien ha conocido y tanto ha amado.
Expresidente y entusiasta impulsor de la Cofradía del Santísimo Cristo de Valderrey en la década de los 90, Pipe ha sido además un referente en el comercio tradicional zamorano junto a su hermano Julián, también ya fallecido, haciendo del apellido Mayado una auténtica leyenda, unido a la moda y al diseño, que se ha mantenido en las siguientes generaciones.
Sastre de vocación y oficio bien aprendido -el mejor sastre del mundo, lo juro-, memoria viva de esta ciudad y de su barrio de San Lázaro, su cuna, su orgullo, Pipe Mayado ha vestido a generaciones enteras de zamoranos. Lo recuerdo en el piso superior de la tienda de la Avenida con el metro alrededor del cuello y las gafas tomando medidas, haciendo probaturas, entregando auténticas obras de arte que combinaban el clasicismo y la elegancia. Los trajes de Pipe Mayado son eternos.
Custodio de la niñez de Claudio Rodríguez (con sus amigos de siempre celebraba la vida del poeta a orillas del Duero cada 22 de julio) y de mil anécdotas con personajes irrepetibles de una Zamora que ya no existe, Pipe Mayado era un conversador maravilloso con una memoria prodigiosa, que ilustraba con todo lujo de detalles un tiempo pasado que quizá sí fue mejor. Daba gusto escucharle, aprender a su lado.
En la cofradía del Cristo de Valderrey, fue férreo defensor de mantener la tradición y cerrar las puertas a la mujer, pero supo sujetarla y hacerla crecer en sus años más dificiles con Antonio Martín Cabañas. Años en que sus hijas y pocas niñas más prendíamos nuestros pendientes en el faldón del Cristo. Ahí queda, para siempre, su gran labor. A Toño Martín Alén, que lo vive desde la cuna, le cedió el testigo en la presidencia en el año Dosmil.
Paisaje humano desde mi infancia; amigo de sus amigos y de tantos artistas de la tierra; generoso, con la sonrisa y los brazos siempre abiertos, Zamora hoy es una ciudad más triste y empobrecida. Ocurre así cuando se va un grande.
Que tu tierra zamorana, parda como la capa del Miércoles Santo que tantos años ha sido hábito junto al Cristo del Amparo, te sea leve.
Descansa en la paz, querido Pipe, con quienes te esperan ya al otro lado de la vida, cerca de tu Cristo Bendito. Nuestro Cristico romero.
(Desde la tristeza compartida y un infinito cariño, nos sumamos al dolor de su familia)
Texto y foto: Hostelería en Zamora