Dos días después de certificar su descenso a segunda División, el presidente del Real Valladolid, Ronaldo Nazario, dejó claro cual era el objetivo de su equipo para esta temporada: “Conseguir el ascenso directo”. Una meta complicada pero no imposible. De hecho, los pucelanos ya han tenido que pasar por ese trance en varias ocasiones durante su historia. Y una de las personas que más saben cuales son las claves para regresar a la élite es Joseba Aramayo. El ‘Pibe’ fue portero de los blanquivioleta durante dos temporadas y masajista en 32 -25 de ellas en Primera y 7 en Segunda- acumulando en todas ellas tres ascensos.

No existe una fórmula mágica que se pueda aplicar y que tenga una efectividad del cien por cien, pero sí que hay algunos ingredientes que son imprescindibles para que se pueda conseguir un buen aliño que sirva como receta que acabe en un buen menú. ¿El fundamental? “Hacer un equipo en el vestuario, conseguir que esté muy unido y que todo el mundo tire en la misma dirección. Si logras que el ambiente en el vestuario sea bueno, consigues nueve puntos más al año”, indicó Aramayo.

Para el ‘Pibe’ “un equipo pequeño, como el nuestro, tiene que conseguir que se den, además, muchas otras circunstancias”. Y una pieza importante es quien dirige la nave. “El entrenador es una de las partes importantes, pero no la fundamental”. Porque tiene muy claro que la unión en el vestuario no es solo trabajo de una persona, sino que es imprescindible la ayuda “del resto del cuerpo técnico y los médicos. Además, es fundamental lo que aporten los veteranos. Pero no solo jugadores veteranos, sino también masajistas, fisios…”.

Así, por ejemplo, el Real Valladolid dirigido por Eusebio Ríos, consiguió su cuarto ascenso histórico a Primera en la temporada 1979-80. Una campaña complicada, con muchos vaivenes en la clasificación, y en la que “fue fundamental la unión del equipo”. Ríos hizo “de un equipo normalito un equipo que no se amedrentaba ante nadie gracias a la fortaleza del grupo”.

Y eso que fue un ascenso muy triste porque como recuerda Aramayo, “ganamos al Racing de Santander 1-0 en casa y nadie se dio cuenta que habíamos subido. No echamos cuentas y fue en el vestuario cuando Eusebio preguntó por el resto de los resultados y nos avisó que habíamos ascendido después de 17 años en Segunda”.

La temporada de los records

El ex masajista de los pucelanos saboreó también el ascenso con Felipe Mesones en el banquillo en la campaña 1992-93. Pero el más bonito, el que considera más especial, es en el que el Real Valladolid batió todos los récords consiguiendo la primera posición de la categoría con José Luis Mendilibar logrando plaza en Primera división dos meses antes de acabar la Liga.

“Después de tres años en Segunda, llegó José Luis, que cogió un equipo con mucha gente nueva, joven, con hambre y consiguió hacer una piña impresionante en todos los sentidos”. Valga como dato que “he ido a muchas bodas de futbolistas, pero cuando se casó Joseba Llorente en Fuenterrabía acudimos prácticamente todo el equipo”.

Aunque con los números encima de la mesa parece que fue el ascenso más sencillo que ha logrado el Pucela, Aramayo difiere de lo que dicen las cifras. “Aquel ascenso costó mucho. En el inicio, por ejemplo, la pretemporada se hizo mal, no fue nada buena. Y perdimos los tres primeros partidos, pero luego todo se recondujo muy bien. Se veía en los entrenamientos, la intensidad que tenían todos los jugadores y Mendilibar metió mucha garra al equipo. En diciembre yo ya tenía claro que ascendíamos”.

Después llegaron los ascensos con Miroslav Djukic y Sergio González. Ambos en el play-off y no de forma directa pero que a la postre se celebraron "igual que el resto porque un ascenso siempre es un ascenso". 

Consejos de veterano

Con todas estas experiencias ¿Qué consejo daría al nuevo técnico de los blanquivioleta, José Rojo Martín 'Pacheta? “No le conozco, pero sobre todo le diría que intente hacer un grupo fuerte en el vestuario. Seguro que ya lo sabe porque viene de equipos pequeños y conoce perfectamente lo que es sufrir. Y en Segunda se sufre mucho porque es una categoría muy complicada”.

Por eso, la paciencia será más que necesaria si realmente se quiere llegar a la meta entre los dos primeros. Antes habrá 42 etapas que serán las que marquen el devenir de un plantel en el que, ahora mismo, hay 34 jugadores. Una cifra “exagerada que complica muchos las cosas a la hora de planificar los entrenamientos. Ya lo vivimos con Josip Skoblar, que tenía 33 jugadores y fue muy complicado trabajar”.

Pese a todo Aramayo confía en que se repita la hazaña de regresar pronto a primera. Para ello él aportara su granito de arena “cortando el jamón a los chicos cuando me lo pidan y animándolos cada vez que pueda y me dejen”.