La doble nacionalidad, española y finlandesa, no se aprecia en rasgos físicos o en pasaportes sino en el calmado tono de voz, a la luz de una cerveza, al diseminar la obra propia mientras la suave besamel de una croqueta, aderezada con pequeñas chispas de jamón, estalla en la boca mientras la sumerge en un sinfín de sabores y texturas. René Mäkelä, afincado en Palma de Mallorca y con ascendencia finlandesa, ha vestido las paredes de las mansiones y residencias de ilustres nombres como el de Antoine Griezmann, Madonna, Cara Delevigne o, en sus propias palabras, “el Papa Francisco, alguien súper majo”.
Tan natural como la descripción que realiza del máximo exponente de la Iglesia Católica, René comparte su evolución personal desde la realización del servicio militar en Finlandia, donde también era obligatorio, su paso por el mundo de los guiones televisivos hasta haber colgado su arte alrededor de todo el globo. “Ya, desde pequeño, publicaba las caricaturas de mis profesores en la revista del colegio”, comenta el artista, que, desde sus primeros pasos, ha estado muy ligado a la expresión gráfica.
También explica que, en el carrusel de vida, cursó el equivalente norteamericano a COU en Boise, Idaho, “el estado de las patatas”. Allí, tal y como comenta el artista, “las clases de arte consisten en la prueba constante de nuevas técnicas” y pudo presentar una obra suya a un concurso nacional, a nivel de instituto, en el que finalizó como segundo.
De vuelta en España, realizó con éxito las pruebas de acceso a Bellas Artes, en Valencia, pero, al haberla elegido como segunda opción, decidió estudiar publicidad porque “tendría más salidas”, lo que son las cosas. Tras ello, se encaminó hacia la creatividad televisiva, en el formato de los guiones de programas como ‘Noche Hache’, conducido por Eva Hache, a mediados de la primera década de los 2000, o ‘Buenafuente’, el programa del humorista durante su estancia en una cadena televisiva en abierto.
A orillas del Pisuerga, Mäkelä habla de su último mural, en homenaje a “lo más simbólico de la ciudad”. Con un sello inconfundible a base de acrílicos y “grafiti en papel”, según el propio mallorquín explica, la mano de Miguel de Cervantes domina la escena con las últimas líneas de ‘El Quijote’. También, bajo su mano, el poeta José Zorrilla entra en escena, con la testa de Cristóbal Colón a su costado y San Pablo como testigo de excepción.
“Te sumerges en el mundo, te documentas sobre la ciudad y es entonces cuando te das cuenta de la relevancia histórica que Valladolid y sus personajes han desempeñado a lo largo de la historia”, reflexiona, abrumado por el recorrido histórico de la capital castellana. El mural ya adorna las paredes de la tienda Milbby, en el ‘Centro Comercial Río Shopping’, dentro de un acuerdo que, desde MäkelismosBrand, el grupo del que forman parte el propio René, junto con Jesús Ángel Moreno-Manzanaro y Alfonso López, los responsables de comunicación y márketing.
Durante su etapa televisiva recuerda una anécdota que consistió “en el récord del cero de audiencia técnico”. Fue durante su periplo en la televisión regional balear, en la emisión de un programa que coincidió con la participación de ‘El Chikilicuatre’ en ‘Eurovisión’: “teníamos de invitada a Salomé y no lo vieron ni los cámaras”, bromea el mallorquín.
En cuanto a la faceta más puramente artística, la de expresarse a través de un gran lienzo en blanco, Mäkelä comenta cómo, en 2012, un retuit del propio Andreu Buenafuente “cuando, en Palma, ningún programa de televisión ampliaba sus equipos de guion” hizo que el, entonces, piloto de motociclismo Jorge Lorenzo viera un retrato de Salvador Dalí. “Lorenzo contactó conmigo, se quedó el cuadro y me encargó dos más, uno de Michael Jordan y otro de Michael Jackson”, comparte alguien que habla de su trayectoria como un padre lo haría, orgulloso, de la de su hijo.
A partir de ahí, merced a la evolución meteórica de las redes sociales, sobre todo de ‘Instagram’, el pintor encontró el canal a través del cual dar a conocer su obra. Fue entonces cuando la actriz y modelo Cara Delevigne, a quien proyecta una relevancia internacional en el futuro “similar a la de Jane Birkin -actriz y cantante británico-francesa- o Audrey Hepburn”, se interesó por un retrato suyo que había hecho tiempo atrás, “sin intención de venderlo, simplemente por el interés que ella genera a nivel artístico”. Califica ese momento como el “boom, la explosión definitiva a la trayectoria”, a la vez que añade que, tras la publicación del retrato por parte de Delevigne, en redes, subió su cantidad de seguidores en 3.000 más en tan sólo una hora -actualmente, cuenta con más de 26 millones de seguidores en ‘Instagram’-.
También se emociona, con una sonrisa en los ojos, aún de incredulidad, al recordar cómo, junto con la afamada cantante Madonna, realizó una serie de retratos de niños para la fundación de la estadounidense, ‘Raising Malawi’. El leitmotiv de la obra es la cita de Pablo Picasso en la que señalaba que “cada niño es un artista”. Así, la serie de retratos se eligió en base a fotografías que la propia Madonna compartía con René y, entre ambos, decidían cuáles eran los más expresivos.
René apura las últimas burbujas de su, ya, no tan gélido zumo de cebada exprimida mientras pregunta por un sitio en el que comer un buen lechazo, con el que lleva soñando “desde las ocho de la mañana, cuando salían, de Madrid, hacia Valladolid”. Junto con su inseparable Jesús, regresa al parking para enfilar un bien merecido homenaje regado con un Ribera, a la salud del arte.