Tras la crisis sanitaria producida por la COVID-19, nuestras vidas se han visto alteradas: confinamiento, teletrabajo, clases online, mascarilla, restricciones horarias, aislamiento social…. Los expertos advierten que las consecuencias de esta situación excepcional aún están por evaluarse: “La cuarentena ha tenido efectos sobre la salud mental de las personas. Estos efectos han sido más intensos en todos aquellos que sufren un trastorno de salud mental. La convivencia se ha visto agravada en aquellas familias donde ya existía malas conductas por parte de los hijos”, afirma Álex Dencàs, psicólogo experto en adicciones y trastornos de conducta del Hospital de Día especializado en Trastornos de Conducta y Adicciones, Ita Anglí.
El 50% de los adolescentes españoles sufren problemas de tipo emocional a causa de la COVID-19, según datos del Instituto de la Juventud (Injuve) y la Red para la Promoción de la Salud Mental y el Bienestar Emocional en los Adolescentes (Red Proema). “Las restricciones impuestas y el aislamiento que hemos tenido que vivir, han marcado una serie de puntos los cuales han ido en contraposición con el normal desarrollo evolutivo del adolescente” explica Javier Feliz, director de Ita Argentona.
Los Trastornos de Conducta se caracterizan por un patrón grave de comportamientos que afectan a la convivencia, la oposición de las normas y límites, y el desafío de la autoridad. Estas conductas se pueden ver reflejadas en: fracaso escolar, conductas disruptivas, violencia filio parental, consumo de sustancias, no aceptación de límites y/o adicción a las nuevas tecnologías. “Tantas horas en casa han incrementado las conductas disruptivas y han dificultado la convivencia de padres e hijos”, afirma Dencàs. Además, el experto señala que “es muy importante diferenciar entre aquellas conductas que son algo transitorio y lo que es un trastorno que se está formando”.
Javier Feliz señala que “la socialización adolescente ha sido la gran afectada en cuanto al ocio y las relaciones y en conjunción a ello el uso y dependencia de las tecnologías como medio para paliar el aislamiento”.
Durante el confinamiento, padres y madres han encontrado dificultades a la hora de lidiar con las malas conductas de sus hijos. Han encontrado resistencia por parte de sus hijos a la hora de colaborar en las tareas domésticas, hacer los deberes, aceptar las normas de la casa, y de convivencia, conductas que si se repiten en el tiempo se deben poner en manos de profesionales.
La pandemia ha sido un momento de incertidumbre y de ambigüedad en el que la información veraz y clara a escaseado, y esto ha derivado en situaciones de estrés y de ansiedad familiar.
“Comprender por tanto; cómo se siente y se han sentido el adolescente, buscar espacios de comunicación cercana para expresar como nos sentimos y pensamos, informándoles de lo que ocurre de una manera próxima y veraz y ofrecerles la ayuda que necesiten en momentos de crisis es lo más oportuno a la hora de poder ayudar a los adolescentes que han pasado por la situación de medidas adoptadas por el COVID”, aconseja el director del centro de Ita Argentona especializado en trastornos de conducta.