Rostros de pánico, preocupación por su seguridad o gente aterrorizada intentando salir de su país. Las imágenes que llegan desde Afganistán muestran la crudeza de una nación inmersa en el caos que teme lo peor con la llegada de los talibanes al gobierno.
Una situación de riesgo absoluto e incertidumbre por el futuro que ha provocado la preocupación en la comunidad internacional, sobre todo por los riesgos que corren quienes han ocupado puestos de responsabilidad en el gobierno saliente, los que apoyaron a los ejércitos aliados que estuvieron en la zona, así como por las mujeres y niñas afganas debido a las ideas reaccionarias y ultraconservadoras de los talibanes.
La misma situación que vivió hace ya doce años el exmilitar palentino, Juan José Saiz Rodríguez, que en dos ocasiones estuvo en sendas misiones del ejército español. La primera de ellas en 2009 cuando con tan solo 19 años fue destinado durante cuatro meses con el Regimiento Número 1 de Ingenieros de Burgos.
“En esa ocasión tuvimos una misión de protección al regimiento de logística de Salamanca para la construcción de una base en Qala i Nawy -entre los españoles se conocía como ‘Calinao’- en la que nos encargábamos de asegurar la zona”. Una experiencia dura ya que mientras duraron las obras “nos limitábamos a comer raciones de campaña durante dos meses y a cumplir muchas guardias”. Al menos, en cuanto a experiencias de combate “no tuvimos ninguna salvo algún disparo por las noches”.
Ataques constantes
En su segundo destino, dentro de la compañía de zapadores, Saiz era el responsable de encabezar habitualmente los convoyes con un vehículo de 17 toneladas, más un rodillo de 3.500 kilos. “En esa segunda ocasión estuvo seis meses y medio entre 2011 y 2012. Nos instalamos en Ludina y allí sí que tuvimos muchos altercados”.
Dos veces en las que nunca tuvo muy claro que era lo que se iba a encontrar puesto que “aunque te preparan durante un año cuando llegas no sabes lo que ocurre”.
Una situación que varió con su segundo destino.En esa ocasión el excombatiente español empezó a tener más conciencia de la realidad del país ya que el primer día que llegaron “explosionaron uno de nuestros vehículos e hirieron a un compañero en un pie”. O como un terrorista se inmoló días después ante la base. Así, pronto empezó a conocer a un enemigo que estaba “muy bien preparado militarmente”.
De hecho, fueron varias las ocasiones en que se sintió “acojonado porque vi que no era como la otra vez con lo que te limitas a hacer lo que te han enseñado” y en marcarse como objetivo “volver a casa”.
Aunque en su segundo viaje no tuvo una relación estrecha con la población civil, en el primero sí que pudo conocer más a los ciudadanos de la zona. “Venían muchos afganos a trabajar y eran gente normal, como nosotros, que solo buscaban ganarse un sueldo y poco más”. Eso sí, siempre se les cacheaba antes de entrar a la base por si se infiltraba algún talibán.
En su segundo viaje, sin embargo, la relación con los nativos fue casi inexistente. “Nosotros siempre que salíamos era para alguna misión, a dar seguridad, a abrir caminos y en la búsqueda de minas y artefactos explosivos”.
Ante la situación que ahora mismo se vive en el país, Saiz tenía claro que “estaba seguro de que iba a suceder porque los talibanes están muy preparados”. De hecho, recuerda como cada vez que recibían un ataque “se les veía que no se amilanaban”. Incluso pese a su inferioridad numérica como les sucedió en Turdekistán cuando pese agruparse mil vehículos aliados, “nos atacaron mostrando su preparación militar y que son auténticos guerreros”.
Ejército poco preparado
Por eso entiende como los talibanes se han hecho de nuevo con el país en muy pocos días ya que “el ejército regular no está preparado para hacerles frente”. Mientras los rebeldes “luchan por un ideal y están muy bien entrenados, el ejército lo compone gente sin ningún tipo de preparación, muy poco competentes que, además, cobran muy poco dinero”.
Una razón más para tener claro que “nunca tuvimos que irnos porque la población lo va a pasar muy mal”, así como que hay que “sacar de allí a todos los que nos ayudaron, tanto a nuestro ejército como al del resto de países”. Incluyendo a sus familiares porque el riesgo que corren es muy alto.
FOTO MONCLOA
“Nunca imaginé que nuestros ejércitos se iban a marchar como lo han hecho porque cualquiera que ha estado allí sabía lo que iba a suceder. Sin haber puesto más orden y sin haber mantenido a los ejércitos occidentales en el país, era evidente lo que iba a pasar”, concluyó.