El Centro de Estudios Salmantinos publica una nueva edición de 'Los irlandeses en Salamanca: un legado secular'
La obra del catedrático Román Álvarez ahonda en los cuatro siglos de presencia de la comunidad irlandesa en la capital salmantina
17 septiembre, 2021 17:03El Centro de Estudios Salmantinos (CES) acaba de sacar a la luz una segunda edición del libro de Román Álvarez Rodríguez 'Los irlandeses en Salamanca: un legado secular'. No se trata de una mera reimpresión del volumen publicado a finales de 2016 y agotado en un breve espacio de tiempo, sino que estamos ante una obra corregida y aumentada que cuenta con unas treinta páginas añadidas en el texto y algunas nuevas fotografías.
El libro ha sido editado en colaboración con la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Una vez más se pone de relieve la fructífera colaboración entre el CES y el Ayuntamiento de Salamanca, que en su día dotó al Centro de un emblemático espacio donde llevar a cabo sus actividades: la Torre del Clavero, su actual sede.
Precedido de un prólogo y culminada con las conclusiones y bibliografía, Los irlandeses en Salamanca recoge en su parte final la preceptiva contestación al discurso de entrada de su autor en el CES, contestación que en su momento corrió a cargo de su actual directora, la catedrática María Jesús Mancho Duque.
A lo largo de catorce capítulos, el autor revela una serie de datos que constituyen el fruto de pormenorizadas investigaciones en diversos lugares. Entre ellos, cabe destacar el archivo que contiene los denominados “Papeles de Salamanca” en las proximidades de Dublín, así como los materiales localizados en otros archivos, como el General de Simancas, el Histórico Provincial, el Diocesano o el de la propia Universidad de Salamanca.
Desde finales del siglo XVI la Corona de España ofreció acogida y asilo a los religiosos católicos irlandeses a los que se les negaba una formación adecuada en su país y se les perseguía por causa de su catolicismo. En la ciudad del Tormes los jóvenes seminaristas recibieron hospitalidad y, tras pasar sus centros de formación por diversas ubicaciones, terminaron asentados en el Colegio Fonseca o de Nobles Irlandeses.
Así pues, a lo largo de casi cuatro siglos los irlandeses formaron parte del paisaje y del paisanaje de la ciudad, donde, por cierto, contribuyeron en buena medida a popularizar el deporte del fútbol en las primeras décadas del siglo XX. Muchas son las referencias culturales que Salamanca atesora y que deben ser recordadas antes de que caigan en el olvido, porque todavía en Irlanda el nombre de Salamanca tiene un halo de cercanía emotiva que hunde sus raíces en esos vínculos históricos que aún perduran, y vienen a explicar, por ejemplo, la presencia en el callejero urbano de la calle de san Patricio y la plaza de los Irlandeses. Con este libro su autor quiere reivindicar el legado secular que en su visita al Colegio de los Nobles Irlandeses reconoció la presidenta de Irlanda, Mary Robinson, al referirse a “aquellas generaciones de irlandeses que recibieron tan generoso cobijo en Salamanca en un momento en que la libertad se les denegó en su propia patria”.