Javier A. Muñiz / ICAL
Miguel Ángel Verdugo, catedrático de Psicología de la Discapacidad en la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca, dirige el Instituto Universitario de Integración en la Comunidad (Inico) y el Servicio de Información sobre Discapacidad, además de una cátedra pionera específicamente dedicada y circunscrita al ámbito de la inclusión, donde destaca como una eminencia. Su dilatada trayectoria académica y de transferencia de conocimiento, además de su compromiso social, le han hecho acreedor del Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades, tras más de cuatro décadas de abnegada dedicación con más de un centenar de libros y casi 700 artículos científicos publicados.
¿Qué supone recibir un reconocimiento con el prestigio del este Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades?
Lo primero es manifestar mi agradecimiento al jurado que ha pensado que era oportuna esta distinción. Y, luego, a todas las personas que la han apoyado, porque había varias universidades españolas, algunas asociaciones y organizaciones sociales, también de ámbito internacional. La propuesta de la Universidad de Salamanca iba muy avalada, así que la primera sensación es de alegría y de agradecimiento. Cuando tienes una trayectoria de más de 40 años trabajando en este mundo, te anima saber que esa presión se te ha valorado y, a pesar de tener una edad con la que otros ya se han jubilado, te anima a continuar por esa satisfacción que te produce el trabajo que realizas.
¿Qué cree que es lo que más ha valorado el jurado de su trayectoria?
No lo sé. Estoy en la Universidad de Salamanca desde el año 88, son 34 años ya. Y trabajando hago 45 años en total, sin haber tenido ningún año sabático. Imagino que es la trayectoria, tanto de publicaciones como de organización de actividades. He organizado más de 60 eventos amplios, algunos con mil personas, y más de 30 másteres. Es mucha trayectoria. Imagino que será la suma de las distintas actividades, por un lado, de formación y, por otro, de investigación y de publicaciones. Cuento con más de 100 libros o escalas de evaluación y cerca de 700 artículos científicos. Quizá haya acumulado mucho dato. A mí la consejera me ha dicho que había sido decidido por unanimidad y, más o menos, con rapidez.
Se le puede considerar un pionero, por la cátedra dedicada a la discapacidad y por el Inico, ¿ha llenado usted muchos vacíos en este ámbito?
Con ese perfil soy el primero, efectivamente. Sobre todo por la creación del Inico en la Universidad de Salamanca, que sigue siendo el único instituto oficial en España dedicado a la investigación sobre discapacidad desde enfoques psicosociales. Ahí hemos ido creciendo y, hoy en día, hay cerca de 40 profesores, 25 personas contratadas y varios proyectos, con el apoyo de la Universidad, pero también con administraciones y organizaciones sociales. Quizá es de las cosas más singulares o más únicas. Recibí hace años una felicitación en Harvard por ese tema, por ejemplo. Crear un instituto es generar una infraestructura que da formación a mucha gente joven que puede hacer carrera luego en el ámbito universitario y profesional.
Tras tantos años de trayectoria en el ámbito de la discapacidad, ¿considera que hoy en día vivimos en una sociedad inclusiva?
Diría que la inclusión es un complejo proceso de cambio cultural hacia el que aún estamos caminando. Se inició en España hacia mediados de los años ochenta en los ámbitos educativos y afecta a actuaciones de las administraciones, pero también a la dirección y gestión de los propios centros y de las organizaciones sociales. No solo incumbe a la política pública, sino a cómo se gestionan las entidades que deben cambiar. También afecta a los profesionales, algo que siempre ha estado claro porque generamos roles diferentes y estrategias distintas. Es un proceso complejo que se saber cómo hay que que acometer, pero que va caminando más lento de lo que quisiéramos muchos. Afortunadamente, la situación ha cambiado bastante. En Castilla y León, y en toda España, la cuestión ahora es muy distinta a cómo era en los años 80. No obstante, en algunos terrenos sigue habiendo una trasformación muy lenta, con algunos comportamientos sociales poco solidarios y poco comprometidos.
¿Cómo se combaten esas actitudes?
Hay que mantener siempre encendida la vela de la preocupación por avanzar en el ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad. Es lo que hacemos todos los miembros del Inico y lo que hay detrás de todas las actividades que realizamos. Ejercemos lucha por caminar hacia la inclusión con investigaciones, publicaciones y formación de profesionales. Solo por las aulas de la Universidad de Salamanca han pasado, presencialmente, en másteres y posgrados, unas 1.200 personas, que están por toda España y por toda Latinoamérica haciendo procesos de cambio inclusivos. La verdad es que estamos contribuyendo a formar a mucha gente, tanto presencial como virtualmente.
¿Se destinan suficientes fondos a investigar?
La investigación sigue siendo la parte un poco más débil en cuanto a aportación de recursos. En la discapacidad se ha avanzado mucho, en primer lugar, en el pensamiento público, de la sociedad, y también un poco en las preocupaciones de las administraciones. Desde luego, Europa ha influido positivamente en todos estos cambios institucionales. Por otro lado, las organizaciones sociales han crecido y madurado, y tienen una representación muy alta, oportuna y eficaz. Mientras que la investigación sigue estando menos considerada entre las preocupaciones y, desde luego, con menos recursos para poder abordar muchas de las tareas que son de colaboración entre estos ámbitos. Se necesitan recursos, sobre todo, en infraestructura de medios. A diferencia de otros países, necesitamos contar con más medios humanos, es decir, más personas financiadas directamente para hacer investigación. Tenemos, pero lo logramos en base a proyectos que captamos, que son muy competitivos y obtienen becas y financiación. Es verdad que los recursos para investigación en España todavía están muy lejos de lo que debieran. Particularmente, en investigación, cuando hablas de discapacidad parece que no es tan prioritario como en otras áreas tradicionales, conocidas por todos, y que desde luego son importantes, como la biomedicina o la tecnología. Pero parece que a estos aspectos sociales no se les ha dado el valor que tienen, si lo comparas con otros. Pero bueno, las cosas progresivamente han ido mejorando desde hace años. Aún hay muchas cosas que hacer y muchas actividades por desarrollar para tener unas actuaciones similares a Europa, pero afortunadamente en el Inicio de la Universidad de Salamanca se ha hacho una fuerte apuesta que ha permitido que avanzáramos de manera clara.
¿Por dónde se puede seguir avanzando en el futuro más inmediato?
Tenemos muchos proyectos en marcha, tanto de carácter regional como nacional, y muy variados. Afectan a ámbitos educativos inclusivos, al envejecimiento por empleo o a temas vinculados al daño cerebral. Si empiezo a enumerar, estamos implicados en muchos procesos diferentes. Hemos cerrado recientemente uno con Portugal relacionado con los familiares de personas con enfermedades neurológicas. Desde el punto de vista del Inico, pasaremos a una fase distinta. Llegará un momento en el que otras personas tomen la dirección y lo demás sigamos trabajando. Lo que hay que hacer ahora es apoyar a todos los investigadores jóvenes que tenemos y que son ya profesores de la propia Universidad. Desde luego, lo que cambiaría significativamente las cosas es esa inversión en medios humanos. Es decir, tener personas que se dediquen exclusivamente a la investigación, como pasa en otras instituciones en el área de la biomedicina, en concreto. No pedimos llegar a los mismos niveles, pero sí a una consignación similar. Se trata de que la labor que hagamos no solo sea buscar financiación, sino poder proyectar alguna investigación relevante contando con personas que puedan hacerla. Hay que tener en cuenta que la mayor parte somos profesores que tienen una carga laboral enorme. Eso facilitaría avances sustanciales y espero que en algún momento las cosas sean así.