Begoña Almeida, más conocida como la guardiana de osos de la Montaña Palentina, es una apasionada de este animal. Siempre tuvo claro que se quería dedicar a ello desde pequeña "cuando veía junto a mi madre los programas de Félix Rodríguez de la Fuente". Mientras lo analizaba supo que su destino estaba en la conservación del entorno natural.
Para poder adentrarse en ello, empezó a formarse por distintas vías de educación, siendo una de ellas la Escuela de Capacitación Forestal. Los inicios "fueron complicados" ya que era la "única mujer" de su generación, que fue la número 31. Un hecho que se debe a que "en los años 80, las mujeres teníamos trabas para trabajar en el monte".
Los consejos de su casa fueron los que le animaron a realizar lo que quería: "Me dijeron que lo que me propusiera, iba a ser duro porque las mujeres no teníamos cabida, pero quien la sigue lo consigue". Considera que con su promoción lo tuvo "fácil" ya que recibió mucho apoyo de sus compañeros y profesores.
El oso ha sido siempre su "animal favorito" y cuando supo que seguía habiendo osos autóctonos en España, tuvo claro que quería "seguir conservándolos y ayudándolos". Ahora ya lleva casi 30 años en este mundo.
En todo este tiempo se ha encontrado algunas veces con ellos aunque no tanto como le gustaría porque "intentan esquivarte". Sin embargo, recuerda una anécdota muy reciente mientras realizaba una espera, que es lo que hacen por las mañanas y al anochecer para intentar avistar al ejemplar. Begoña iba con una "mochila bien cargada" y a las 11:00 horas decidió marcharse para ver si conseguía ver algo. De repente, comenzó a escuchar unas pisadas y pensó que era "alguien que también estaba realizando la espera". Ella notaba que se iba y, de pronto, vio que "no era un hombre sino un oso". "Me caí de culo porque pisé una piedra. Él me miró, resopló y se marchó", afirma la guardiana de osos.
Esta anécdota la cuenta con una gran carcajada. Pero no fue lo mismo cuando observó a uno por primera vez. Esa fue especial. Ella iba por un camino abierto y escuchó "un ruido". Se asomó "para cotillear qué era lo que había" y vio una "cabeza gigante que me miraba". Afirma que "gruñó" y se fue. Una de las cosas que más le extrañó es que le hubiera dejado acercarse tanto ya que tienen un olfato muy grande, pero luego lo comprendió. Esto sucedió porque los osos levantan piedras para coger insectos o lombrices y al tener la boca y nariz "metida en la tierra, no me había olido".
Ella se considera una "afortunada" por poder trabajar en lo que ha estudiado. Asegura que "no me cuesta levantarme por las mañanas" y que no mira el reloj, es "una maravilla". El monte es su gran pasión y le gusta en todas las estaciones que existen: "En verano con ese calor que agradecemos. En primavera hay una increíble vivacidad. En otoño los colores ocres y ese verde o amarillo. Y en invierno con las primeras nevadas que ponen un manto blanco precioso".
Lo cierto es que muchas personas de Castilla y León no conocen realmente la Montaña Palentina ni todo lo que alberga dentro de ella. Begoña anima a todos a que acudan a este espacio natural, pero pide que realicen un "turismo respetuoso y sostenible".
A mayores de intentar observar a los osos, también realizan diferentes proyectos con la Fundación Oso Pardo. Uno de ellos está centrado en la "vigilancia y seguimiento de poblaciones". También hacen actividades de información y educación ambiental. Por otra parte, realizan distintos talleres en centros escolares y colectivos concretos y, además, de forma online. Otro de los trabajos es el Proyecto Hábitat que son programas de custodia del territorio.
Una de las realidades que se ve muchas veces en los montes es que los osos bajan a los pueblos a comer y nadie mejor que Begoña para contar porqué sucede esto. La explicación es sencilla: "Hay gente que tiene huertos muy próximos a la montaña". Este es el motivo principal de poder ver a estos ejemplares cerca de los ciudadanos. "No hay muchos casos en Palencia", aclara. Pero cierto es que sucede. Los osos "huelen" las manzanas o peras y van hacia allí a comer. Por ello, están trabajando en un proyecto que es 'Osos en Futuro' con el que van a realizar plantaciones lejos de los pueblos para que el olfato les lleve a estas zonas.
Lo que debes hacer si te encuentras un oso
La guardiana de los osos ha dado varios consejos para tener en cuenta en caso de que veas a este animal mientras recorres el monte. El primero es "ir siempre por caminos abiertos". Una segunda recomendación es que, si llevas un perro, "tiene que ir atado y tranquilo" porque, en un primer momento, "se puede hacer el valiente" pero se va a acabar "refugiando en ti".
Por otra parte, informa de que si te topas una carroña, "no la debes tocar ni acercarte" ya que, posiblemente, el ejemplar esté cerca custodiándola y, si ve que la tocas, "puede sentir que le quitas la comida". Si ves huellas en el camino, "nunca debes seguirlas", siempre hay que ir en dirección contraria. Asimismo, no se deben dejar rastros de comida porque sino "atraes a la fauna".
Todos estos consejos brindados son para evitar encontrártelo, pero se puede dar el caso de que lo veas. Si eso ocurre, hay que saber qué hacer, dependiendo de la cercanía con él. Si el oso está lejos, "nos retiramos despacio sin alertarlo porque no se va a dar cuenta". En caso de que no nos haya visto pero él esté avanzando en nuestra dirección "nos tenemos que hacer notar pero sin gestos ofensivos ni gritar", simplemente "le decimos algo para llamar la atención y se va corriendo". Además, hay que irse "marcha atrás pero sin darle la espalda".
En el supuesto de que vayas en el coche y se cruce una cría, debes "poner los intermitentes y esperar". Nunca interponerte entre ellas. Si pasas con el coche y la osa no ha cruzado aún, "se puede sentir atacada", nunca hay que "interponerse" entre ellas.