Castilla y León es la cuna de un gran número de políticos, cantantes, humoristas, intérpretes, artistas y un largo etcétera. Pero si por algo destaca esta comunidad autónoma, eso es por la gran cantidad de toreros ilustres a los que ha visto nacer. Diestros de hoy y de ayer que han pasado a formar parte de la historia, más allá de por haber logrado torear en las plazas más destacadas a nivel nacional, por su maestría y sus grandes dotes para la que está considerada como una de las artes más representativas de nuestro país.
Quizá, a la hora de pensar en el nombre de un diestro destacado de Valladolid, lo primero que se nos venga a la cabeza sea la saga de los Luguillano, destacando la figura del recientemente fallecido, Clemente Castro ‘Luguillano Grande’. Tras él, su hermano Santiago y su hijo David, que, a sus 53 años, todavía sigue en activo.
Tampoco debemos olvidarnos de dos genios de la tauromaquia como Roberto Domínguez, que vivió su época de máximo esplendor a finales de los 80 y principios de los 90, siendo actualmente una de las personas que está detrás de la flamante carrera del también conocidísimo torero, Roca Rey; o Manolo Blázquez, quien llegó a ser apoderado del anterior y a dirigir la carrera del novillero ‘El Niño de Leganés’.
Estos dieron paso a nuevas generaciones entre las que destacó Raúl Alonso Benito, que fue apadrinado por El Juli; Pablo Santana; y Manolo Sánchez, cuya carrera alberga más de 500 corridas de toros, muchas de ellas celebradas dentro del marco de las ferias de España, Francia y América. Sin embargo, hoy son otros los toreros vallisoletanos que se han acostumbrado a compartir cartel con los ya considerados iconos de la profesión, como es el caso del banderillero Mario Campillo; y de Leandro Marcos, al que los aficionados vallisoletanos consideran ‘la gran esperanza del toreo’.
La ciudad de Castilla y León de la que más matadores de toros han salido es, sin duda, Salamanca. El Niño de la Capea, Emilio Ortuño Jumillano, el Viti, Victoriano Posada, Julio Robles, Sebastián Martín ‘Chanito’, Sánchez Bejarano, Paco Pallarés y Juan José García Corral son solo algunos de los destacados toreros que han presumido orgullosos de sus raíces en muchos alberos del mundo. Ellos marcaron una época trascendental de la historia de la tauromaquia, refutando así ese dicho de que 'Salamanca es tierra de saber', como también lo hicieron El Capea y Javier Valverde.
Hoy, los diestros más laureados por la afición salmantina no son otros que los hermanos Javier y Damián Castaño, leoneses a los que se les considera salmantinos por llevar afincados en la localidad charra gran parte de su vida; Domingo López Chaves; Juan del Álamo; Álvaro de la Calle, hijo del también torero, Vicente de la Calle; Javier Clemares; el maestro que se hace llamar Porritas de Guijuelo; y Salvador Ruano, entre otros.
Zamora, Segovia y Burgos también pueden presumir de haber visto crecer a grandes figuras del toreo como los zamoranos, El Belmonteño y Andrés Vázquez ‘El Nono’, quien logró salir por la puerta grande de Las Ventas hasta en diez ocasiones; los segovianos, Victoriano de la Serna, Andrés Hernando, que este año ha cumplido 60 años de alternativa, y Víctor Barrio, fallecido en 2016 a los 29 años a causa de una cornada; y los burgaleses, Rafael Pedrosa, José Ignacio Ramos y el todavía activo Morenito de Aranda.
Cabe destacar que Palencia, Soria y León también tienen una pequeña representación en las plazas de toros gracias a grandes iconos que todavía siguen siendo recordados, como Marcos de Celis (Palencia), José Luis Palomar (Soria); y Julio Norte (León).