El pequeño Romeo se ha ganado el corazón de todo el mundo. Sus divertidos vídeos en TikTok se han hecho un hueco en la pantalla de miles de personas que cada día disfrutan de él y de sus aventuras. Este niño de Ávila, que tan solo tiene cinco años, es un gran ejemplo para todos por la vitalidad que tiene pese a la ceguera que padece desde que nació.
Su madre, Lucía, afirma a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León que el embarazo fue normal: “Era buscado, iba de maravilla, fue mi mejor etapa”. Sin embargo, cuando Romeo tan solo tenía dos meses de vida se dieron cuenta de que algo no estaba bien: “En una revisión nos dijeron que tenía la fontanela más amplia de lo normal y que le tenían que ver en el hospital. Le ingresaron en neonatos y vieron que tenía un soplo en el corazón muy amplio”.
Una vez que ocurrió esto, le derivaron al Hospital de la Paz en Madrid y les dijeron que “había poca probabilidad de que viera” pero que iban a operarle para que pudiera tener un 10%, además también le operaron del corazón. Esta segunda operación “salió perfecta”, pero la de la vista “no tuvo éxito”. Hasta ahora no saben cuál es el motivo para que este pequeño haya nacido con discapacidad visual: “Genéticamente no hay nada alterado, pero creen que lo de los ojos y el corazón no ha sido casualidad. Puede que esté ligado a una enfermedad rara o síndrome. Los estudios están ya fuera de España para ver si hay respuesta”. A Lucía no le “importa el nombre” de lo que pueda tener su hijo, pero sí que le gustaría tener “una explicación”.
Recuerdan que fue “muy duro” el momento en el que ellos, como padres primerizos, se enteraron de que Romeo tenía ceguera: “No nos podíamos creer que nuestro chiquitito no nos fuese a ver nunca las caras y el mundo que le rodea”. Este proceso tan largo lo han superado con la ayuda de profesionales, psicólogos y junto a su marido, con quien forma “un gran equipo”. El tiempo ha sido su mejor maestro ya que le ha enseñado cómo su hijo “se ha ido esforzando y haciendo todo como uno más”. Para ella, esta situación es “un duelo que hay que aceptar, saber a lo que te vas a enfrentar el resto de tu vida”.
Cuando comenzaron con la maestra de la ONCE, la primera pregunta que le hizo fue: “¿Cómo va a ser esto, se va a mover del sofá, va a jugar y saltar?”. Todo ello bajo la inocencia de no saber manejar esta situación. Le dijeron que sería un “niño normal”, y a partir de ahí ha habido mucho trabajo detrás. “Vamos a terapia. Me grababa las sesiones para verlas luego en casa. Tenía un cuaderno donde iba anotándolo todo”, recuerda.
Ahora mismo, él está “muy receptivo” y no tiene dudas de que están en “una época muy bonita” de su vida, pero sabe que “vendrán épocas peores”. Los miedos invaden- sin querer- la mente de Lucía y tiene claro cuáles son: “Me aterra la adolescencia, me aterra el bullying. La sociedad no está preparada para un mundo no visual y ese es nuestro objetivo”.
"No entiende cómo yo puedo ver todo y a él le falta información"
Romeo se hizo viral con un vídeo en redes sociales donde pedía que en los supermercados pusieran braille a las latas para el poder diferenciar de qué es cada cosa. “Él se da cuenta, el braille lo siente como una cosa suya. No entiende cómo yo puedo ver todo y a él le falta información”, afirma su madre.
El pequeño “tiene mucha curiosidad” y, por eso, le pidió que hiciera un vídeo para que la gente se concienciara de la importancia que el braille tiene en los productos. Lucía cree que con el tiempo “se va a poder lograr”. En casa es totalmente autónomo, se ubica a la perfección. Va al baño y a la cama solo y en la zona de juegos se organiza bien porque “tiene todo a su alcance”. Sin embargo, en caso de que se mueva una mesa o silla “hay que avisarle”. Una de las cosas más importantes en el día a día es “la comunicación”.
Los sentidos los tiene muy desarrollados: “Tiene un gran poder de concentración y sentir, se da cuenta de muchas más cosas que yo, por más que lo intente no llego”. Su madre confiesa- con una gran sonrisa- que sabe si está cansada por el tono de voz o el tipo de comida que hace. Además, también reconoce cuándo su abuela está cocinando por el olor o el ruido de la olla. Cuando pasa un helicóptero, siente la vibración. Pequeños detalles que a cualquier otra persona se le escapan: “Él va más allá y ve más allá”.
Las redes sociales, una “terapia”
Su actual trabajo son las redes sociales. Crea contenido y da visibilidad a la discapacidad visual que padece Romeo. Una forma de “ayudar a otras madres que están en mi situación”. Además, su objetivo es poder enseñar la ceguera como “una forma de alegría” porque, lamenta que “siempre se nos va la cabeza a lo que no pueden hacer, pero son pocas cosas” ya que “con acompañamiento y cosas adaptadas pueden hacer su vida normal. Abrir ese mundo a la gente”.
Cuando comenzaron con el acompañamiento, la maestra de la ONCE les enseñó a una familia similar a ellos y fue lo que más les ayudó: “Sentir que no estamos solos, que hay alguien que te puede acompañar”. Cuando nació Romeo, empezó a darle bombo y fue su “terapia”. Ella “escribía cuando no podía dormir” y sentía que otras familias “se veían reflejadas”.