Marta González Cambronero es una joven de 27 años con una vida muy diferente a la que suelen llevar la gran mayoría de las personas de su edad, aunque no por ello menos feliz o incluso gratificante.
Su vida dio un giro de 180 grados cuando tenía 16 años y a raíz de un viaje que realizó con sus padres a Leyre, donde descubrió un libro que jamás pensó que podría marcar un antes y un después en su futuro. Pero así fue.
Se trata de La Regla de San Benito, un manual que explica la norma por la que se rigen los monjes y monjas benedictinos y por la que decidió iniciar el camino para hacerse monja.
Tras ello, en 2019, vino su incursión en las redes sociales, donde, tras muchas horas de trabajo, sacrificio y esfuerzo, ha logrado ocupar un significativo lugar gracias a la publicación de videos cuyo fin es, entre otras cosas, dar a conocer la realidad de la vida en clausura y acabar con los mitos que hay en torno a la vida religiosa, para así poder llegar a los más jóvenes que, en definitiva, forman parte del sector predominante en el universo 2.0.
Esto es, precisamente, lo que ha hecho que Sor Marta, conocida como la monja youtuber de Sahagún por ser en la localidad leonesa donde se encuentra el Monasterio de Santa Cruz en el que reside, se haya convertido en una auténtica estrella de Internet que no para de cosechar éxitos.
Aprovechando que en los últimos días la creadora de contenido ha profesado sus votos perpetuos, dando así por finalizado el noviciado, es decir, la formación que toda persona debe cumplir para llegar a ser monja, y uniéndose con Cristo para siempre, Marta ha concedido una entrevista a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León centrada en su historia más personal, así como en "ese género de vida" que tanto llamó su atención y que tanto le sigue atrayendo a día de hoy.
Tal y como ha explicado la hermana, este camino lo inició cuando, tras sentir la llamada de Dios en aquel viaje a Leyre que realizó junto a sus progenitores, decidió buscar por Internet un monasterio de monjas benedictinas en España. El primero que le apareció fue el Monasterio de Santa Cruz y Sahagún, y allá que se fue.
"Empecé a escribirme correos con la madre abadesa, a hablar por teléfono con ella y agendamos vernos unos días. Luego ya fue cuando hice dos experiencias de una semana en meses diferentes para conocer un poquito el estilo de vida y ver si realmente me gustaba y me llamaba vivir aquí. Seguí manteniendo el contacto con ella, hasta que tomé la decisión, aunque en total estuve como en discernimiento dos años mientras acababa Bachiller, y no porque no lo tuviese claro, sino que porque tenía que terminar los estudios. Cuando lo hice, ingresé en el monasterio", ha empezado diciendo.
Una vez dentro, aunque como postulante, Marta empezó a descubrir un universo apasionante del que quiso sacar un buen provecho combinándolo con la que tal vez sea la afición común de todos los jóvenes: las redes sociales.
"Cuando decidí crear mi canal de YouTube yo trabajaba en proyectos con jóvenes, en experiencias dentro del monasterio con las que dábamos a conocer la vida monástica. Ahí nos dimos cuenta de que no había mucho feedback y de que los jóvenes estaban muy separados de la Iglesia. Además, por otro lado, yo veía en otros youtubers que te proponían temas que no eran tu interés principal, pero que te lo exponían de una manera tan dinámica y apasionada que terminaba interesándote, entonces decidí hacer lo mismo con el tema de la Iglesia, del Evangelio y de la vida monástica", ha revelado.
Esto, sumado a su interés en desestigmatizar y dar a conocer su realidad, "un mundo muy desconocido que tiende a crear fantasías", le llevó a abrirse camino en dicho sector: "Empecé subiendo unos vídeos pequeñitos del Evangelio de cada y día y luego enseguida me lancé a vídeos más grandes sobre la vida monástica, la Biblia, santos... Y así sigo". Hoy, Marta cuenta con más de 16.000 seguidores en su canal de YouTube, bautizado como 'Sor Marta, joven, monja y youtuber'.
Ahora bien, ¿cómo afrontó esta iniciativa su comunidad religiosa? Marta responde. "Tenían algo de miedo porque en las redes sociales se encuentran muchos haters, pero ese era un riesgo a asumir. Aun así, todas me han apoyado desde el primer momento y no he tenido ninguna experiencia demasiado negativa en ese sentido", ha confesado.
Si algo tiene claro, es que esta aventura profesional le ha compensado, y mucho: "Nos conoce mucha más gente, se interesan más por nosotros, han llegado a invitarnos a dar charlas, y luego a nivel de redes recibo muchos mensajes. Algunos llegan a la portería a preguntar por mi o llaman por teléfono", ha presumido.
No obstante, el único motivo por el que Marta continua inmersa en esta aventura es porque para ella lo más gratificante es "seguir llegando a gente", "ofrecer una imagen más fresca y acabar con los mitos que existen en torno a la vida religiosa".
Pero esto no es lo único que ocupa el tiempo de la youtuber. Esta también estudia música y ciencias religiosas; y desempeña otras labores dentro de su congregación: "Tenemos un obrador donde hacemos dulces, tenemos laboratorio de cosmética, y también me encargo de la tienda online. No paro", ha asegurado.
Aunque no es nada común que una monja tenga una vida muy activa en redes sociales, lo cierto es que esto no es lo único que llama la atención de la historia de Marta. El hecho de que eligiese este camino con solo 16 años, ha llevado a muchos a interesarse por la reacción de su familia al conocer las intenciones y preferencias de Marta, una duda que la youtuber de Sahagún no ha tenido ningún problema en resolver: "Mis tíos, mis abuelos y mis amigos lo supieron un poco antes de yo marcharme, pero mis padres y mis hermanos sí que me apoyaron siempre. Lógicamente les costó la separación, pero todo fue bien y no pusieron impedimento", ha declarado.
Y es que quizá, aquí tuvo mucho que ver la seguridad de Marta en cuanto a sus planes de futuro. Ella siempre lo tuvo muy claro y por eso nunca ha tenido "dudas vocacionales". Sin embargo, sí es cierto que ha habido ciertos momentos, "sobre todo al principio", en los que ha llegado a plantearse si el monasterio era o no su sitio: "Yo he tenido otro tipo de dificultades a superar. Vocacionalmente siempre he estado bastante segura, entonces las dudas venían más por cuestiones de crecimiento personal", ha admitido.
Ahora, no puede estar más contenta de su decisión, pues se podría decir que está en uno de sus momentos más álgidos. ¿El motivo? El hecho de que ya sea monja de manera oficial, un nombramiento que tuvo lugar en una gala que ella misma ha definido como "muy emocionante" por ser en ella donde ha dado "el paso más importante de mi vida tras nueve años preparándome para ello".
"Apenas voy a notar diferencia en el día a día, pero sí que voy a poder entrar a formar parte de capítulos generales. Además, me pueden dar un cargo importante y más responsabilidades". "La comunidad se apoya más en mí, al mismo tiempo que yo le aporto más a la comunidad", ha concluido.