Hay personas en el mundo que apenas necesitan presentación, ya no solo por la notoriedad que les acompaña, sino también por el simple hecho de haber logrado convertirse en icono, leyenda y referente de una buena parte de la población, al haber desarrollado una magnífica labor social que no ha pasado inadvertida por la relevancia y la transcendencia que la ocupan.
Es cierto que existen pocas, pero haberlas haylas. Una de ellas la tenemos dentro de nuestras propias fronteras y no es otra que el músico y folclorista español Joaquín Díaz, quien ha dedicado gran parte de su vida a potenciar el conocimiento, la valoración y la difusión de la cultura tradicional a través de la música, la interpretación, los libros y las conferencias.
Se trata de una magnífica labor que, a sus 76 años, el zamorano de nacimiento y vallisoletano de adopción continúa desarrollando de la mano de la Fundación que lleva su nombre, actualmente ubicada en el municipio pucelano de Urueña; y de la que ha querido hablar en una sincera y enriquecedora entrevista concedida a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y Léon.
En ella, Díaz ha atribuido los incontables éxitos cosechados en su dilatada carrera profesional, "una trayectoria que tiene poco que ver con las modas" y en la que siempre ha primado una máxima, la de poner sus preocupaciones, sus trabajos de investigación y sus resultados a disposición de la sociedad, algo que él mismo ha definido como "sencillo y complejo al mismo tiempo"; a la dedicación y a la "coherencia" con las que siempre ha enfrentado cada proyecto.
La unión de dos pasiones con comienzos prometedores
Nada hacía presagiar que Joaquín, quien se define a sí mismo como una persona constante y sensata que siempre procura estar "a disposición de quienes necesitan una opinión o resolver una duda", fuese a decantarse por el mundo del folclore y la tradición desde el punto de vista de la música y de los libros, pues lo cierto es que, a la hora de elegir los estudios superiores a través de los cuales iba a protagonizar el salto al mercado laboral, optó por las carreras de Filosofía y Derecho.
Pero ni la una ni la otra, ya que el folclorista dejó de un lado ambos grados para centrarse en su apuesta por el mundo de la música. Sin embargo, no fueron sus ganas por desarrollar una carrera en este sector lo que le hicieron tomar esta decisión, sino "el poco interés que me despertaron muchas de las disciplinas que me encontré en las dos carreras": "Prefería dar a mis estudios un sesgo que en ese momento no existía en la universidad española", ha confesado al respecto.
Su interés por lo musical nació de "algo personal" que él mismo fue alimentando a través de "experiencias y sensaciones". "En mi caso, tuvieron que ver los innumerables encuentros, fortuitos o buscados, que me fueron abriendo un camino maravillosamente adornado", ha aclarado.
Pasado un tiempo, decidió explorar el apasionante mundo del folclore y la tradición, un momento que recuerda como "una consecuencia natural de los primeros intentos por difundir entre mis propios compañeros de estudio aquello que me iba interesando cada vez más": "Los primeros conciertos parecían una clase, con explicaciones y detalles de lo que iba descubriendo", ha apostillado.
Fue años después cuando Díaz optó por aunar las que se habían convertido en sus dos pasiones, centrándose en la interpretación, investigación y divulgación del folclore mediante los libros y la grabación de discos. ¿El motivo? "Porque era el medio más eficaz de difundir lo que iba descubriendo y porque el entusiasmo en interpretarlo, investigarlo y difundirlo era muy natural y auténtico".
El recuerdo de aquella época es nostálgico y de él tiene ciertos sentimientos encontrados, pues "todo era más difícil, pero más positivo". "Los pasos que daba eran parte de mi propia vida, por tanto, los razonaba, los cuidaba al máximo y observaba los resultados con indudable satisfacción", ha confesado.
Una labor encomiable en constante desarrollo
Joaquín Díaz es dueño y señor de una carrera que hace casi nueve años que superó el medio siglo de vida y que alberga un sinfín de títulos, distinciones, nombramientos y, cómo no, proyectos.
El zamorano es, además de Presidente Titular Honorífico de la Cátedra de Estudios sobre la Tradición de la Universidad de Valladolid y Doctor Honoris Causa por el Saint Olaf College de Estados Unidos y por la Universidad de Valladolid, Ciudadano de Honor del Estado de Texas, académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, de la que ha sido presidente hasta el año 2011, y Miembro de Honor de la Sociedad Hispánica Sigma Delta Pi, del International Council for Traditional Music y de numerosos Institutos y Sociedades españoles y extranjeros de Etnografía. También académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música y Socio de Honor del Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales de Folklore.
Entre su larga lista de reconocimientos destacan el Premio Castilla y León de Humanidades y Ciencias Sociales 1999, máximo galardón en su género en la Comunidad; la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, la cual recibió en el año 2002; el Premio a toda una vida 2008 de la Academia de la Música; la Medalla de Oro de la Provincia de Valladolid, que cayó en sus manos en 2014; el Premio Nacional de Antropología 2017; el Premio Investigación SGE 2021-2022; y múltiples homenajes entre los que destaca el que le rindieron en el 50 aniversario de su carrera con la proyección de un documental sobre su trabajo.
Además, a lo largo de estos casi 60 años de trayectoria, ha publicado un total de 70 libros "con diferente temática, personal y profesional", y más de 200 artículos y ensayos. Tiene también "cerca de 1.200 temas grabados en 80 discos y otros soportes", de los cuales "más de 200 son de creación propia" y, además, ha dirigido y producido otros tantos con numerosos intérpretes y grupos de música tradicional.
A la hora de repasar la biografía de Joaquín, es necesario mencionar que protagonizó un documental que obtuvo nada más y nada menos que ocho nominaciones a los premios Goya. Titulado '¡Folk! Una mirada a la música tradicional', el folclorista se ha referido a él como "una aproximación muy acertada al mundo de la tradición que obtuvo un reconocimiento justo y necesario".
De entre todos sus proyectos, para él cobra mucha importancia la Revista de Folclore que fundó hace 43 años y de la que sigue siendo director. "Una publicación mensual que este año va a llegar los 500 números, lo cual, visto con un poco de perspectiva, es casi un milagro", asegura Díaz.
Sin embargo, si tuviese que quedarse con un solo proyecto ese sería la Fundación Joaquín Díaz de Urueña que él mismo creó en colaboración con la Diputación de Valladolid, en la que ocupa el cargo de director y cuya función no es otra que servir "de contenedor cultural de un patrimonio material e inmaterial que se ha descuidado durante año": "Tiene una entidad importante por sí misma porque está dedicada al cuidado y difusión de la tradición en sus múltiples vertientes", ha confesado el folclorista.
"No es imprescindible, pero a la sociedad de hoy, con sus prisas y sus exigencias, no le viene mal de vez en cuando profundizar en su patrimonio, incluso en el más olvidado, para tener una perspectiva real de la historia y de los acontecimientos culturales", ha añadido.
Aun así, Joaquín considera que "después de trabajar durante casi 60 años en estas tareas, ahora mismo hay mucho más interés que cuando comencé". Y aquí quizá tenga mucho que ver "el mundo de Internet", el cual "ha creado una herramienta que, utilizada adecuadamente, ayuda a relacionar datos y documentar".
Ahora bien, pese a todo lo logrado a lo largo de su vida a nivel profesional, a Joaquín todavía le queda algo por hacer, y eso es “dar albergue adecuado a los más de 50.000 títulos que tengo en la biblioteca”.