A nadie le agrada verse en la obligación de tener que abandonar su país a la fuerza. Sin embargo, en muchos lugares del mundo se producen determinadas situaciones que hacen que no quede más remedio.
Son muchos los refugiados que eligen España para empezar una nueva vida alejada de los conflictos bélicos, de la probreza más absoluta e incluso de la esclavitud. Es el caso del protagonista de este reportaje, Ahmad Darwish, un sirio que con tan solo 15 años huyó de su país junto a sus padres y dos de sus cuatro hermanos, aunque sin poder evitar que la guerra causase importantes estragos dentro de su propio núcleo familiar.
Antes del estallido del conflicto, Ahmad vivía muy bien. Tanto él como sus hermanos estudiaban, mientras que sus padres se ganaban la vida trabajando, en el caso de él, como camionero, y en el de ella, en su propio taller de costura.
Sin embargo, tal y como él mismo ha reconocido en una entrevista con este periódico, "la guerra nos obligó a salir", siendo Turquía el destino elegido por esta familia en el año 2014 para empezar de cero.
Lo que impulsó su salida de Siria fue la bomba que cayó encima del coche de su padre y que le ha ocasionado problemas tan graves que su vida ya no ha vuelto a ser la misma: "Le entró metralla y tuvo muchísimos problemas. Su mano está inservible y completamente deformada, aunque seguimos luchando con él para tratarle", ha afirmado Ahmad.
Hasta Turquía viajaron de forma totalmente legal. Muy esperanzados, pero también con mucha pena de dejar allí a una de las hermanas de Ahmad. Una vez instalados, fueron construyendo poco a poco un proyecto común que les permitió vivir muy cómodos, aunque solo económicamente hablando, ya que, aunque tenían dinero, en su día a día había muchas otras carencias.
"El problema era que allí hay muchísimo racismo y que a los turcos no les gustan los sirios porque hay más de ocho millones allí. Además, en Turquía no hay ayudas, tampoco teníamos un permiso de trabajo porque éramos refugiados, entonces teníamos que trabajar en negro y sin derechos de ningún tipo. Lo único que nos daban era una tarjeta de identificación que, aunque si te permitía estudiar, no podías hacer mucho más con ella, ni comprarte un coche, ni una casa, ni nada de eso", ha explicado Ahmad.
Aun así, el joven intenta sacar el lado positivo y reconoce que pudo dedicarse a lo que realmente le gustaba: la costura y, fundamentalmente, la fotografía. Sin embargo, quiso priorizar a su familia y buscar el mejor futuro para ella: "Yo al principio no quería irme porque trabajaba muy bien y tenía muchísimos clientes. Pero al final decidí venirme a España con mis padres porque no les podía dejar solos".
Fue en abril de 2021 y gracias a la magnífica labor social de Acnur, asociación que toma contacto con las familias más vulnerables para ofrecerles la posibilidad de viajar a Europa en busca de una vida mejor: "Nos llamaron para preguntarnos si queríamos venir a España y dijimos que sí. Vinimos todos, menos una hermana y un hermano, y cuando llegamos nos pusieron en contacto con Cruz Roja y entramos a formar parte su programa. Nos trasladaron directamente a Valladolid porque cuando estábamos allí conocimos a un hombre de aquí y nos dijo que era una buena ciudad, que la gente era muy amable y que no encontrabas el racismo que hay en otros sitios, que es verdad porque no creo que España sea un país racista. Yo nunca he vivido ninguna situación de racismo, ni creo que se me hayan cerrado puertas o que se me haya infravalorado por el hecho de ser extranjero y refugiado, sino todo lo contrario, me ayudan más y me tratan mejor. Entonces, por todo eso, les dijimos que nuestra preferencia era venir a Valladolid", ha apuntado el entrevistado.
Ahmad reconoce que los primeros meses fueron "un poco complicados" porque no conocían el idioma y no sabían muy bien qué hacer, pero lo cierto es que poco a poco lo fueron aprendiendo todo. En dicha etapa, Cruz Roja les facilitó, a través de su programa, un piso de alquiler, así como todo tipo de ayudas para resolver todos los trámites necesarios, hasta que lograron continuar con sus vidas de una manera mucho más autónoma.
Ahora, cuando ya han pasado poco más de dos años desde su aterrizaje en España, Ahmad puede decir que lleva una vida normal y que, aunque el camino hasta llegar hasta donde está no ha sido nada fácil y aunque todavía le quedan varios sueños por cumplir, está encantado con la situación actual que les acompaña tanto a él como a sus familiares. Tanto, que no se marcharía del país por nada del mundo. Y tampoco de Valladolid.
Aquí el sirio trabaja en la construcción, un empleo que compagina con los trabajos de fotografía que le van saliendo y con el negocio que él creó, pero que dirige su madre, "mi propio cose todo", confiesa con mucho orgullo. "Vivimos en una casa de alquiler y ahora también tengo mi propio coche", añade.
"La vida de aquí es muchísimo mejor porque por lo menos sabes que tienes derechos y que no es como si fueras un esclavo, como nos pasaba en Turquía. Además, hasta ahora yo no me he encontrado ningún caso de racismo", ha apostillado.
Lo único que lleva mal es el tener lejos a varios de sus hermanos, pues a la que todavía vive en Siria lleva "casi 12 años sin verla".
También es cierto que, aunque ahora Ahmad tiene gran parte de lo que él mismo deseaba, le ha costando bastante conseguirlo. Para él "aquí la vida no es muy sencilla" y, por tanto, "hay que luchar mucho para conseguir cualquier cosa".
Aun así, el balance es absolutamente positivo, pues si de algo puede presumir Ahmad es de que "en España he podido cumplir muchos sueños: sacarme el carné de conducir, comprarme un coche, manejar el idioma...".
La buena vida de la que goza aquí le ha llevado a no querer, ni por asomo, regresar a su país. Tan solo lo haría para visitar a los familiares que todavía conserva allí, aunque para ese viaje se da un plazo de mínimo diez años por muchos motivos. "Volveré a Siria, pero solo para visitar a mis familiares porque mi país no me ha ofrecido nada. Lo haré cuando cambie de presidente porque allí el ejército es obligatorio y como vuelva tengo que hacerlo y no quiero. Me niego a luchar contra mis ciudadanos y con un presidente que ha matado hasta ahora a más de un millón de personas. No quiero ayudarle, no lo merece", ha lamentado.
Dicho pensamiento le ha llevado a querer enviar un mensaje alentador a todos los sirios que todavía siguen viviendo en su país, gente a la que le diría "que salgan de Siria lo antes posible porque allí no van a conseguir un buen futuro, ni en dos, ni en cinco, ni en diez años".
El testimonio de Cruz Roja, el salvavidas de Ahmad y su familia
Tras escuchar con atención la entrevista al refugiado sirio, Cruz Roja solo ha querido realizar un apunte: "El de Ahmad es un testimonio más que demuestra que cuando vienen a España no es para ser una carga para la sociedad, sino que lo hacen con toda la intención de aportar y ser un miembro activo. No lo hacen por elección propia, sino porque no hay otra solución".
Como prueba de ello, se han referido al caso de Ahmad. Este, gracias al programa de Cruz Roja, tenía la posibilidad de recibir su ayuda durante los 18 meses que abarca dicho programa, los cuales quedan repartidos en una primera fase en la que se les brinda ayuda para gestiones y un piso de alquiler, y en una segunda en la que solo pasan a recibir ayudas económicas hasta lograr su completa autonomía.
Ahora bien, según explican desde Cruz Roja, Ahmad ni siquiera quiso agotar esos 18 meses, sino que él, en cuanto tuvo oportunidad, empezó a trabajar y a conseguir ingresos suficientes como para poder sacar adelante a su familia de manera independiente, y así dejar de depender de Cruz Roja, permitiendo a su vez que la ayuda que se le estaba brindando a él pasase a otra persona en peor situación. Sin duda, un claro ejemplo de lucha, valentía, sacrificio y superación.