El socorrista es una figura típica del verano. Ahora bien, como suele ocurrir con Santa Bárbara, solo nos acordamos de él cuando llueve. En este caso, cuando se produce un ahogamiento, o un accidente en las playas o en las piscinas. Una profesión con una gran responsabilidad, pero que no está valorada como debería, ni en lo económico ni en lo social. “Muchas veces nos dicen que cómo vamos a pagar ese dinero por una persona por estar sentada en la piscina”, asegura Iñaki Retuerto, presidente de la Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla y León (FECLESS).
Y los datos certifican que la figura de un socorrista es más que necesaria. El Informe Nacional de Ahogamientos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo apunta a que en lo que va de 2023 han fallecido cinco personas por culpa de ahogamientos, ya sea al aire libre o en recintos cerrados. 13 fueron el pasado año. Y hay un denominador común, en la mayoría de estos sucesos, no había una persona que estuviera vigilando la zona.
En estos momentos hay un pequeño bache en cuanto a socorristas que están sacando su licencia. Según los números del presidente, hace años salían unos 25, y ahora estamos en 15. Y no crea que sea por vocación, sino por malas condiciones. “Es un oficio mal pagado y que conlleva mucha responsabilidad”, apunta. Para posteriormente elogiar la función que realiza en verano esta figura. “Muchas personas se piensan que solo sirve para indicar que se pongan el gorro, pero es una profesión que evita muchos problemas”, asegura. “Todos los días no realiza, por suerte, intervenciones graves, pero no lo hace porque interviene para que no se produzcan”, afirma. Así, pone de ejemplo que en zonas abiertas como el mar indica dónde nos podemos bañar, si hay una zona de rocas, o si las condiciones de cada persona permiten bañarse o no. Sin embargo, es consciente de que es una profesión “de corta duración”, solo tres meses salvo en profesionales que trabajan en centros deportivos, y para “gente joven que no pueden vivir de ello”.
Sin embargo, desde el estamento de socorrismo se lamenta “la ambigüedad” de la normativa que permite que cualquier persona se saque un curso de socorrista y pueda ejercer de ello. Incluso denuncia que empresas de fuera de Castilla y León ofrece cursos para ser socorristas donde no hay el nivel necesario, por falta de horas y de preparación. “Cobran más barato y la exigencia es mínima”, afirma. Ante esto, aboga por “actualizar la normativa regional a la situación actual. La regla vigente es de 1992 y es la más antigua de España», asevera Ignacio Retuerto que recuerda que desde la federación se lleva más de 35 años formando a este tipo de profesionales. “Hay un vacío legal y muchas empresas sacan un certificado equivalente, que nadie comprueba si cumple con los requisitos o no, si cumple con la carga lectiva. Se debe controlar y mejorar la formación, no vale cualquiera”, lamenta.
Y pone como ejemplo que se trata de una “competencia ilegal”, ya que el curso para ser socorrista a través de la Federación, además de contar con todos los requisitos, es más duradero y algo más elevado en precio que el resto, “pasa en esto y en cualquier oficio”.
Y dentro de esa revisión debería incluirse que el número de socorristas se establezca «en función de los usuarios y no de la lámina de agua -la extensión de la piscina. Según sus cálculos, en Castilla y León se necesitan 1.200 para cubrir toda la demanda del verano. Esto ha provocado que este verano algunas provincias hayan tenido problemas para cubrir las plazas de socorristas.
Recomendaciones
Desde la Federación de Castilla y León se hacen las recomendaciones de todos los años ahora que llega ya el calor y los castellanos y leoneses quieren refrescarse. Ante todo hay que actuar con “sentido común”, y la principal máxima es que si no se sabe nadar, “no me meto”. Por supuesto se recomienda precaución. No hay que meterse al agua recién comidos, si hemos bebido y, por supuesto, hay que ir acompañado y cumplir con las normas. Aunque en este caso, Retuerto pide una mayor implicación de las instituciones públicas para una mejora en la señalización tanto en lagos, ríos o embalses, “algo parecido a como se hace con las campañas de tráfico”, indica. “El futuro no lo podemos saber, pero ante todo hay que tener sentido común”, asegura. Retuerto apunta a que todos los años coincide que donde se producen más ahogamientos es en los espacios abiertos y donde no hay vigilancia. “Hay chiringuito, hay para alquilar material deportivo, pero no hay un servicio de vigilancia”, reclama para Castilla y León.
Zonas de baño
En toda la comunidad la cifra de ríos, embalses, lagos y arroyos que cuentan con esta calificación es de 35 zonas aptas. Ávila cuenta con 3 áreas de baño con estas características, Burgos con 2 al igual que Palencia, León, a la cabeza, con 12, Segovia con una, Soria con 4, Valladolid con 2, y Zamora, en segunda posición, con nueve. De esta manera, Salamanca es la única provincia sin zonas. Desde FECLESS creen que es muy importante validar que las zonas de baño sean adecuadas para el baño, al igual que ocurre cuando se habla de si el agua es apto o no, o como si una piscina pública no puede abrir si no hay un socorrista, “en estos sitios debería existir la figura del socorrista y además indicar el horario que tiene el mismo”, afirman. L Junta de Castilla y León solo tiene competencias sanitarias, es decir, en el análisis y el control de las aguas, pero si la zona tiene o no socorrista no es una decisión que depende la gestión de esa zona de baño, en su mayoría ayuntamientos.
Ávila
Garganta de los Caballeros Navalonguilla (Navalonguilla), Río Tormes (La Horcajada den Encinares) y el Arroyo Cimorro (Navalacruz).
Burgos
Embalse Ebro (Arija) y el Río Nela (Villarcayo de Merindad de Castilla La Vieja).
León
Río Orbigo (Cimanes del Tejar y Llamas de la Ribera), Río Cúa (Cacabelos y Vega de Espinareda), Río Meruelo (Molinaseca), Río Burbia (Toral de los Vados) Lago Carucedo (Carucedo), Río Boeza (Igüeña), y Río Tuerto (Villaobispo de Otero).
Palencia
Embalse de Aguilar de Campoo (Aguilar de Campoo) y el Embalse de Ruesga (Cervera de Pisuerga).
Segovia
Embalse de Linares del Arroyo (Maderuelo).
Soria
Embalse Cuerda del Pozo, en tres puntos, Soria, Vinuesa y Cidones) y Río Duero (San Esteban de Gormaz).
Valladolid
Río Pisuerga (Valladolid) y Rio Duero en Quintanilla de Arriba.
Zamora
Lago de Sanabria (Galende), Río Tera en varias zonas como Villanazar, Burganes de Valverde, Milles de la Polvorosa y Camarzana de Tera, Río Órbigo (Santa Cristina de la Polvorosa), Embalse Ricobayo (Muelas del Pan), Embalse Valparaíso (Villadeciervos) y Río Duero a su paso por la capital en Zamora.