Todo un ejemplo de superación. Así es Loli Escribano, una periodista y escritora natural de Soria que hace seis años sufrió un revés totalmente inesperado. En 2017 le diagnosticaron cáncer de mama y, aunque desde hace tiempo celebra el haber terminado todos los tratamientos a los que tenía que someterse, no cabe duda de que fue un golpe muy fuerte. Sin embargo, pese a lo duro que puede resultar esta enfermedad para cualquier persona, ella consiguió crecerse ante las adversidades y enfrentarse a esta con la mejor de las actitudes: con optimismo, sin perder la alegría y no dándose nunca por vencida.
A la periodista el cáncer no solo le ha traído cosas negativas, también positivas y entre ellas destaca su quinta novela y la más personal y especial, 'El paseo de invierno', un libro que publicó el pasado 18 de octubre, en la víspera del Día del Cáncer de Mama, que va a presentar en la Librería Sandoval de Valladolid este miércoles 22 de noviembre a las 20:00 horas y que ha surgido de una "deuda moral" con todos aquellos que le animaron a escribir sobre el cáncer cuando le fue diagnosticado. Ella no creyó que ese fuera el mejor momento para hacerlo, pero hoy el libro es ya una realidad.
En un momento "muy bueno" y de paz absoluta, Loli Escribano ha contado su historia de superación y todos los detalles de su novela a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León:
P: Loli, estás a punto de presentar en Valladolid ‘El paseo de invierno’, ¿de qué trata el libro?
R: Es mi quinta novela y trata de una mujer joven a la que le sucede casi a la vez dos situaciones complicadas. Se queda viuda y le diagnostican un cáncer de pecho, entonces habla sobre cómo ella va asumiendo ese doble duelo, el de la viudez y el de la enfermedad.
P: ¿Cómo surge la idea de escribir una novela sobre el cáncer de mama?
R: Surge porque hace seis años a mí me diagnosticaron cáncer de mama. Yo soy una persona muy vital, optimista y lo llevé muy bien, entonces la gente de mi entorno me pidió que escribiera sobre el cáncer. Pero, aunque lo llevé muy bien, ponerme a escribir no me parecía lo mejor para pasar ese proceso que es tan complicado, porque escribir es un ejercicio de soledad y no creo que la soledad sea buena compañera de viaje cuando pasas por un cáncer.
Yo soy de Soria y en febrero de 2022 me vine a vivir a Valladolid. Cuando llegué, como fue un cambio de vida tan grande y como en 2023 mi editorial cumplía 10 años, pensé: bueno, pues con este cambio me voy a poner a escribir. Ya hacía cinco años de la enfermedad y pensé que había llegado el momento de saldar esa deuda moral que tengo con los que me pedían que escribiera de cáncer. No sabía si iba a ser capaz de acabarlo en 2023 para celebrar con Lastura el décimo aniversario, me pareció complicado, pero lo he conseguido. Un año y medio me ha costado porque la acabé de escribir a finales de agosto.
P: ¿Se podría decir que es una novela autobiográfica?
R: El cáncer es lo único que tengo en común con la protagonista. Yo no soy viuda, así que no es un libro autobiográfico. Además, esta es la primera novela que ambiento en Soria, porque las otras cuatro están ambientadas en lugares indeterminados, y yo creo que es una manera de no romper el cordón umbilical. En eso nos parecemos, pero en nada más, así que, si alguien tiene una curiosidad personal sobre mí, que no la busquen en el libro, que me pregunten a mí (ríe).
P: ¿Qué sentiste al terminarlo?
Me sentí contenta porque había cumplido el plazo de publicarlo en 2023 para poder celebrar con Lastura su décimo aniversario, y luego también la satisfacción de haber podido hablar de un tema como el cáncer de manera novelada, que no parezca un libro de autoayuda, pero que a su vez al lector pueda servirle para sentirse reconfortado, porque muchas veces, cuando tenemos un problema nuevo, nos pensamos que estamos solos ante el mundo y parece que se nos viene grande y nos angustiamos. Pero cuando conoces a alguien o lees algo y te ves reflejado, dices: ‘ay que alivio, no soy la única’. Entonces yo creo que sí que puede servir a las personas que están pasando por ese trance para sentirse un poco reconfortadas y pensar: ‘jo, esto que me está pasando también le pasa a otras personas, y como casi todo en la vida, se supera’.
P: ¿Qué acogida está teniendo?
R: Estoy encantada, salió a la venta el día 18 de octubre, que era la víspera del Día del Cáncer de Mama, y estoy muy contenta. Lo presenté ya oficialmente en Soria el 4 de noviembre y todavía no doy crédito. Llenamos la sala, se quedó mucha gente fuera. La editora el día de la presentación me dijo que había sido la presentación en la que más ventas se habían hecho con diferencia en los diez años de trayectoria que llevan.
Hay gente que ya se ha leído el libro y lo que más me gusta es que todos los lectores coinciden en lo mismo, en que están enganchados. Para mí que te enganche un libro no es nada fácil y que todos coincidan en lo mismo, es lo más bonito que te pueden decir como escritora, para mí por lo menos.
Además, este para mí es el más especial porque es el primero que he escrito fuera de Soria y hablando de Soria y porque hablo del cáncer después de que me lo pidiera tanta gente.
P: ¿En qué punto te encuentras en relación a tu lucha contra el cáncer?
R: Yo todavía no tengo el alta definitiva porque, aunque en agosto ya acabé los tratamientos, que en mi caso fueron quirófano, quimioterapia, radioterapia y un tratamiento hormonal, los protocolos oncológicos hablaban de cinco años de revisiones y control.
Aun así, cuando la oncóloga me dijo que me quitaba el tratamiento hormonal fue como: ‘no me han dado el alta, pero como ese tratamiento es para evitar que se reproduzca el cáncer y me lo han quitado, si ya no lo tengo que tener es que el riesgo de que se reproduzca no existe prácticamente’.
Además, esos días yo estaba dudando con mi editora en si terminar ya la novela o darle un giro, y yo que soy muy de señales, cuando me dijo la oncóloga que me iba a quitar el tratamiento, dije: ‘esto es una señal de que hay que acabar aquí la historia’. Pero que te has curado, no te lo dicen nunca.
P: ¿Por qué decidiste mudarte a Valladolid? ¿Tiene algo que ver con la enfermedad?
R: Tiene que ver con el trabajo. Yo soy periodista, trabajaba en Soria y he trabajado toda la vida en la cadena SER, pero después de 27 años me despidieron por causas objetivas y económicas. Entonces me surgió una oferta aquí y me vine pensando en que me iba a volver pronto, y mira, llevo ya casi dos años.
Yo estoy super contenta y eso que me he venido sola. Todos los fines de semana me voy a Soria porque mi casa, mis hijos, mi familia y mis amigos están allí, pero aquí estoy muy bien y me siento super integrada tanto en la ciudad como en el trabajo desde el primer día.
P: ¿Has sacado algún aprendizaje de la enfermedad?
R: Yo siempre digo que soy una mujer muy suertuda y este tipo de cosas siempre te traen algo bueno. Una de esas cosas buenas que me trajo a mí es que me sirvió para darme cuenta de que hay muchas personas buenas en la vida. Yo, en ese proceso, tuve la suerte de que sin pedirlo vinieron muchas personas a mí, entonces yo no tuve esa sensación de miedo. Personas que antes yo nunca había pensado que iban a estar de esa manera, con esa naturalidad y desdramatizando, entonces a mí esas personas me llenaron y me ayudaron mucho.
Cuando tienes un grave problema, la vida no se para hasta que tú resuelvas ese problema, sino que la vida sigue y en ese la vida sigue pasan cosas a veces buenas, a veces regulares y a veces malas o muy malas. Entonces cuando yo estaba así, me di cuenta de que la gente que estaba a mi alrededor, sin ellos darse cuenta, me estaban ayudando muchísimo porque estaban conmigo, no para que yo me sintiera víctima o para que tuviera esa sensación de pena, sino para normalizar.
Hay mucha gente que entra en ese bucle y pasan a asumir el rol de enfermos 24 horas del día. Yo tenía claro que no, yo solamente era enferma el día que me tocaba ir al hospital.
P: Pero algún momento de bajón sí que habrás tenido, ¿no?
R: Tuve momentos de flaqueza, he tenido mis ratillos de decir: ‘joe, yo quiero estar como antes y no tener que estar pendiente de tener que ir a la quimio, de quedarme sin pelo… pero prevalecieron las ganas de no quedarme en lo malo.
La vida nos la suelen plantear de una manera idílica que no es cierta, entonces no solamente es estar contenta. La vida es reírse y es salud, pero también es llorar y enfermedad, entonces asumí que tenía una enfermedad porque la vida es enfermedad. Y yo lo asumí como tal.
P: ¿Crees que el tener esa actitud tan positiva te ayudó?
R: La actitud lo es todo. Yo he tenido unos profesionales sanitarios espectaculares y mi cirujano la tarde antes de operarme fue al hospital a verme, me explicó todo, y me dijo: ‘mira, nosotros tenemos aquí todo para que tú recuperes la salud, tenemos un quirófano, unos tratamientos… y con todo eso tú vas a recuperar la salud, pero si tú no pones de tu parte lo demás no va a servir para nada’.
Con esto no quiero decir que solo con pensar que me voy a curar va a ser así, sino que la actitud es un porcentaje muy alto y creo que a mí me sirvió de mucho. Si me hubiesen dicho que tumbándome a llorar el cáncer iba a desparecer, lo hubiese hecho desde el primer momento, pero es que no sirve para nada. Cabeza y cuerpo están relacionados y cuando peor estás tú anímicamente, peor está tu cuerpo.
P: ¿En qué momento estás ahora?
R: Yo me encuentro en paz y no es fácil, porque cuando eres más joven idealizas la vida y tu objetivo es ser feliz y que todo sea perfecto y divertido, pero ya cuando vas cumpliendo años y vas asumiendo lo que es la vida, que es ese compendio de tantas emociones y sensaciones tan encontradas, entiendes que sentir paz es muy importante.
Yo estoy en un momento muy bueno, incluso a veces tengo la sensación de que todo esto no me ha pasado a mí. Ya han pasado seis años desde que acabé la radioterapia que fue lo último, entonces ahora tengo una sensación como de: ‘¿pero esto lo he vivido yo?’. Entonces ahora lo tengo más que separadísimo. También porque he tenido la suerte de que en estos años no se me ha reproducido y todos los controles han estado perfectos.
P: ¿Tienes algún proyecto a la vista?
R: Si algo he aprendido es que no hay que hacer muchos planes porque la vida se encarga de desbaratarlos todos. Yo hago planes como mucho para el día siguiente, porque el futuro no existe, existe el ahora mismo. Entonces yo planificar planifico poco. Tampoco quiero retomar los que tuve que dejar cuando me diagnosticaron el cáncer porque ahora es otro momento, estoy disfrutando de la promoción del libro, de mi trabajo que es una experiencia de que todos los días aprendo algo nuevo, entonces mis planes son seguir como estoy, en Valladolid, trabajando y promocionando la novela
P: ¿Qué le pides a la vida?
R: A la vida le pido seguir en paz, como sea, donde sea y con quien sea, pero seguir en paz.