365 días sin saber nada de su marido, José Antonio Martínez. La desesperación, rabia y el dolor se funden en su voz cuando recuerda aquel trágico 29 de diciembre de 2022 en el que su vida cambió para siempre. Su nombre es Merche Gasco y lleva un año viviendo una pesadilla.
Todo comenzó cuando su marido, de 45 años, acudió a la Sierra de Béjar a hacer una ruta. Ellos vivían en Cataluña, pero estaban pasando las navidades en Ceclavín (Cáceres), el pueblo natal de Merche. Y él decidió hacer la ruta del Calvitero, lugar en el que se le perdió la pista hasta entonces.
Las labores de búsqueda están paralizadas durante estos meses por la climatología, pero después de un año “no han encontrado nada”. Su mujer vivía con la esperanza de pensar que estuviera en algún lado “visible para animales y que hubieran sacado algo, como una bota”, pero lo cierto es que el sitio donde esté “no es accesible y no le consiguen encontrar”. Así relata en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León la situación en la que se encuentra.
“Tienen claro que no ha salido de allí, porque es la zona que se refleja en el móvil”, relata. Sin embargo, también barajan la posibilidad de que se le haya acabado la batería y haya “continuado más lejos”. Una situación que ya vivió una vez. “Es un hombre fuerte, acostumbrado a eso, ha podido seguir caminando. No saben si lo hizo”, afirma.
Una zona “espectacular” donde hay unos “cortados y grietas impresionantes” y en la que resulta “difícil avanzar”. Un lugar que, en pocas palabras, define como “una selva”. Los primeros días en los que se le perdió la pista, el tiempo “no acompañaba”, pero había noches estrelladas y José Antonio era un gran amante de la astronomía, por lo que su mujer confiaba en que se “pudiera guiar y salir de allí”.
Ahora, las esperanzas han ido decayendo, y aunque confía en “poder encontrarlo”, se está preparando para “despedirlo allí con la familia y amigos”. Un duelo “congelado” en el que “caminas, pero no avanzas” y, aunque haya pasado un año, aún no se lo “cree”.
Por ahora, no ha perdido la “esperanza de que lo encuentren”, aunque, honestamente, reconoce que se prepara cada día para “despedirlo” y para el momento en el que le digan que “no buscan más”. Del mismo modo, lamenta que “igual fue el sitio que él eligió”
El día que recuerda más difícil fue el momento en el que se tuvo que ir a Barcelona: “Ese día la sensación de dejarlo abandonado en la sierra fue devastadora”. Pero se tuvo que marchar. Tenía que continuar su vida y volver al hospital donde trabaja. Con la voz entrecortada y la piel de gallina recuerda el primer día de su regreso: “Hay unas pantallas en las salas de espera donde va saliendo el personal. Me recibió él. Entré por la puerta y allí estaba su foto”.
Un duelo con el que intenta lidiar cada día. Al principio, se “enfadaba” preguntándose por qué le había ocurrido a él eso. Sin embargo, lo ha ido “trabajando” y se ha dado cuenta de que era algo que a José Antonio le hacía “mucha ilusión”, una ruta para la que llevaba dos años preparándose. Gasco se queda con que han sido “unos años muy bien vividos y un compañero de vida que me ha enseñado muchísimo”.
La lucha continúa y Merche reconoce que le tiene "pánico" a la Navidad por todo lo que significa: el momento en el que desapareció y las reuniones familiares sin él. "Ojalá nadie tenga que vivir algo así. No quiero perder la esperanza, pero me preparo para despedirle cada día", lamenta.
Ahora, tras haber trabajado el dolor e intentar procesar lo sucedido, reclama a los cuatro vientos que haya una “mayor señalización” en la zona para que esta situación no le ocurra a nadie más. “Tiene que haber sitios que te pongan la ubicación, un cartel que te oriente. No hay nada y aquello es inmenso”, finaliza.