Valladolid ha visto nacer a varias estrellas televisivas que, por unos motivos u otros, han terminado apostando por una vida discreta y alejada de los focos, lo que ha provocado que mucha gente les haya terminado perdiendo la pista.
Es el caso del mítico presentador Aitor Trigos, un hombre que hace alrededor de una década fue una cara muy habitual en programas novedosos y con un futuro prometedor en los principales canales de la pequeña pantalla. Su simpatía, su carisma y su atractiva personalidad le hicieron ganarse el cariño de una buena parte de la audiencia de una recién estrenada Cuatro en programas como 'Supermodelo 2006', 'Channel nº4' o 'Amor en la red', proyectos que, aunque duraron poco, le permitieron hacerse un hueco en el mundillo.
Cuando estos desaparecieron de la parrilla televisiva, el vallisoletano dio el salto a 'Las mañanas de Cuatro', el programa que le hizo ganar una importante notoriedad, así como convertirse en uno de los rostros más destacados de Mediaset.
Con el tiempo, terminó cambiando de cadena fichando por Antena 3 para presentar 'Si yo fuera tú', un programa que no funcionó como se esperaba y que, en cierto modo, adelantó el fin de su etapa televisiva, ya que en ese momento su carga de trabajo empezó a caer en picado.
Aitor padeció ese problema que comparten tantas y tantas estrellas, que pasan de la noche a la mañana de estar en lo más alto y en casi todas partes, a quedar en el olvido viendo prácticamente agotada toda su fortuna, sin ningún motivo aparente.
En el caso de Trigos, la considerada joven promesa de la televisión cada vez iba teniendo menos trabajo y, tras un tiempo conduciendo 'Premier Casino' y en el que las ofertas se fueron espaciando más y más, el teléfono dejó de sonar.
En años posteriores, Aitor sí se dejó ver por platós de programas como 'Sálvame' o 'Sálvame Deluxe', donde concedió varias entrevistas en las que llegó a confesar haber tocado fondo a causa de un duro bache emocional derivado de la falta de trabajo en televisión, haber padecido importantes problemas económicos, así como que le habían embargado su casa por impago y que tenía todas sus cuentas bloqueadas, entre otros problemas personales.
Pasado un tiempo, llegó un momento en el que el vallisoletano asumió que su etapa televisiva ya había llegado a su fin y se lanzó a iniciar una nueva vida menos ostentosa y dedicada a trabajar en todo aquello que se le presentara, lo que le permitió recuperar la felicidad. Reinventarse o morir.
Así lo confesó él mismo en una de sus últimas apariciones públicas en 'Sálvame Deluxe', donde reveló que estaba trabajando como mozo de almacén en una empresa y que, aunque era una profesión muy diferente a la que estaba acostumbrado a desempeñar, se sentía tranquilo, "contento" y, sobre todo, feliz.
Desde aquello ya han pasado varios años y lo cierto es que en todo este tiempo, el vallisoletano que llegó a estudiar Arte Dramático y a cosechar éxitos como actor y modelo durante sus inicios, también ha trabajado en tiendas, presentando eventos y hasta de animador infantil, tal y como él mismo mostró en un vídeo difundido en redes sociales en el que se dejaba ver en un resort vacacional disfrazado y rodeado de niños. Además, al reinventarse decidió crear su propio canal de YouTube, que mantuvo en activo hasta hace aproximadamente cuatro años.
Actualmente, su trabajo sigue siendo de animador en un hotel en el que está "súper contento", tal y como él mismo ha reconocido a este periódico. Y es que, de todos los que ha tenido a lo largo de su carrera, ha sacado pecho. Además, de lo que no cabe duda es que en este momento las cosas le van bastante bien tanto a nivel laboral como personal.
Aitor lleva años viviendo en Málaga y, en lo que respecta a su vida más íntima, cabe destacar que a principios de año el vallisoletano celebró su segundo aniversario de boda con su marido, Jorge Gallego, un instructor de gimnasio con el que ha conseguido formar una preciosa familia, también integrada por dos mascotas, los perritos Messi y Obo.
Además, el vallisoletano ha sido padre recientemente junto a su esposo. La pareja ha adoptado a dos hermanos pequeños, definidos por el extelevisivo como "maravillosos" y con los que en los últimos meses ambos han disfrutado de tardes de circo, días de playa y divertidas comidas, entre otros planes familiares, tal y como se puede ver en las últimas fotografías pueblicadas por el matrimonio en redes sociales. Les encanta compartir su tiempo con ellos y son su "prioridad".
Y es que, Aitor ha llegado a un punto en la vida, en el que trabajar en televisión ya no es algo primordial para él. Aún así, sí que le gusta seguir compartiendo recuerdos de aquella dulce y feliz etapa en la que se convirtió en uno de los presentadores más aclamados de la pequeña pantalla, lo que demuestra que, aunque ni lo busca ni lo desea, podría estar dispuesto a volver a ese medio que tanto le dio y en el que vivió los que sin duda fueron los años más mediáticos de su vida.