Tiempo de récords, paredes y la esperanza del descenso: Castilla y León y sus provincias en la tercera ola
2020 finalizó y se celebró como el término de un año aciago para la sociedad, que vio perder miles de vidas solo en España a consecuencia del coronavirus, una pandemia que ha cambiado la forma de vida de todos en los últimos diez meses. Dos olas se vivieron durante este año, una primera estruendosa, con confinamiento incluido, que llenó los hospitales y vació las calles, y una segunda más liviana que preocupó igualmente por no saber hasta qué punto pueden afectar ciertas restricciones.
2021 ha comenzado y lo ha hecho peor que 2020. El año de la esperanza, que lo es porque ya se están suministrando las vacunas, nos ha dado un golpe de realidad para comenzar. Con girar el calendario no vale. Hay que seguir luchando. Y la tercera ola, por otro lado anunciada ya antes de la Navidad, ha golpeado con más dureza que nunca a España y Castilla y León, al menos en lo que a números de contagios se refiere.
Y es que, por ejemplo, en la comunidad, se ha batido un récord de más de 2.900 contagios en un solo día, cuando en la segunda ola fue de 2.237. Este número, de hecho, se ha superado ya en seis ocasiones solo en enero y parece que se seguirá sucediendo este hecho.
Sin embargo, las medidas tomadas del cierre de interiores, primero en Ávila, Palencia y Segovia, y posteriormente en el resto de provincias, sumadas a un toque de queda a las 20 horas en el aire pero todavía en vigor, ya están consiguiendo el objetivo de parar una pared que estaba habiendo en los contagios y mirar con cierta esperanza al futuro.
El problema de este récord de contagios, más allá del propio número, ha sido la rapidez con la que ha ocurrido, lo que ha provocado una adecuación demasiado abrupta en los hospitales, que han pasado de recibir tres enfermos de coronavirus a hacerlo más de 20 al día. Otra vez a escalar en los hospitales y a aguantar una presión similar a la primera ola.
Así, la curva de ingresados en el hospital asusta. Y, además, se debe recordar que, como en toda la pandemia, hay un cierto desfase entre los contagios y los hospitalizados. De hecho, estos tres últimos días, con récords incluidos, apenas tendrán todavía reflejo en los hospitales. Quedan días complicados.
Pese a ello, y mirando al futuro, lo cierto es que parece haberse llegado a una meseta previa al descenso que, ante las medidas más restrictivas todavía que en la segunda ola, debería ser más abultado, algo que también ayudaría a los hospitales. Esta tercera ola, así, podría ser un viaje de subida y bajada que provocaría mucha presión en los hospitales pero durante menos tiempo. Eso sí, el tiempo de estancia en la UCI es amplio por lo que tardará en recuperarse.
Lo que hace prever un descenso más brusco, más allá de la experiencia, es también el número de reproducción básico, la capacidad de infectar que tiene una persona. De esta manera, la abrupta subida desde el día de Navidad está teniendo su reflejo ahora en el mismo sentido de bajada. Todavía se encuentra por encima de uno, pero el ritmo al que va hace indicar que en breves bajará en todas las provincias de este número y comenzará ese descenso amplio que ya se empieza a ver en algunas provincias.
Esta es la situación por provincias: