"Nunca pensé en salvar la Navidad": Verónica Casado justifica el relajamiento de las medidas sanitarias durante las fiestas
De una incidencia relativamente baja y tres provincias con menos de 100 casos por cada 100.00 habitantes, a los peores datos de contagios en un solo día (más de 3.000) y los hospitales a punto de colapsar. Esa ha sido la factura de las Navidades para Castilla y León. Es innegable que las fiestas navideñas, con reuniones y una excesiva movilidad han provocado que el aumento de positivos Covid se dispare en la Comunidad, que había logrado tener una de las mejores incidencias de España.
Ayer, la consejera de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Verónica Casado hacía una cronología de la tercera ola en la Comunidad, para justificar las decisiones de su Consejería a la llegada de las fiestas, y para aclarar que "nunca pensé en salvar la Navidad, igual que no salvamos los puentes anteriores". Casado asegura que los buenos datos de Castilla y León avalaban el relajamiento de las medidas y que "creímos que las medidas tomadas iban a ser suficientes".
Y es que todo comenzaba antes de la semana de Navidad. Castilla y León mantenía una incidencia relativamente baja, con tres provincias en Alerta 3 y otras seis en Alerta 4, "pero con buenos niveles en sus indicadores sanitarios". La Junta mantenía un toque de queda a las 22 horas, un cierre perimetral al territorio de la Comunidad y una limitación de seis personas por reunión. Tras comprobar que "las tasas hospitalarias eran buenas", la Consejería de Sanidad aceptaba aliviar el toque de queda el 24 y 31 de diciembre, así como permitir las reuniones de hasta diez personas. Una permisividad que muy pronto se iba a notar, ya que el mismo día 1 de enero, Verónica Casado reconoce que "empezamos a ponernos nerviosos", ya que la tendencia al descenso se estaba frenando y, al día siguiente, "pedimos consejo a 50 expertos para decidir si se volvían a endurecer las medidas sanitarias".
Por ello, el día 7 de enero, Castilla y León volvía a solicitar al Gobierno de España poder utilizar la herramienta del confinamiento, tras un primer Consejo de Gobierno. Algo que se repetiría el día 13, mientras la incidencia de la Comunidad estaba inmersa en una escalada imparable de nuevos contagios, hospitalizados y muertes. Ante la negativa del Ministerio de Sanidad, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco decretaba un toque de queda reducido a las 20 horas y la prohibición de reuniones entre más de cuatro personas, el 15 de enero. Para finalmente el 21 de enero cerrar toda actividad pesencial en la Junta e instaurar, en la medida de lo posible el teletrabajo, animando al resto de instituciones empresas a seguir su camino.
Con este relato, Verónica Casado defiende que "no había ningún error abriendo algunas medidas, porque la situación sanitaria lo permitía". Pero la consejera sí critica el incumplimiento del cierre perimetral a Castilla y León que se produjo por aquellas fechas y las reuniones de más de seis personas, y que, asegura, han detectado al realizar los rastreos entre los nuevos positivos. "Tenemos contactos estrechos de otros puntos de España y con más de 20 personas en segumiento por cada positivo", ha detallado.