La también vertiginosa caída de los contagios en Castilla y León da un respiro al futuro en los hospitales
Enero ha sido un mes muy duro. Los contagios se han agolpado en Castilla y León tras las reuniones navideñas y los hospitales han vuelto a recordar situaciones de la primera ola. Solo una mejor preparación en todos los sentidos ha evitado, de momento, un colapso sanitario.
Pese a ello, la consejera de Sanidad, Verónica Casado, ya informaba este martes en una rueda de prensa para hablar de la evolución de la pandemia que dos de cada tres cirugías ya se tenían que aplazar, aunque sí permanecían sin variaciones las más importantes. También ha habido cambios en consultas, aunque en este caso menores.
Sin embargo, los números de enfermos en hospitales se asemejan demasiado a los de la primera ola. Tras batir récord de contagios con más de 3.000 casos en alguna ocasión, 2.054 personas permanecen en planta y 240 en UCI frente a los 2.358 y 353, respectivamente, de la primera ola. El decalaje existente entre contagios y hospitalizados y, sobre todo, ingresados en UCI, todavía hace que no se pueda cantar victoria.
Sin embargo, es cierto que en los dos últimos días los contagios han bajado de manera importante. El lunes, incluso, se llegó después de mucho tiempo a informar de menos de un millar en Castilla y León, aunque el efecto del fin de semana hacía cogerlos con cautela. La confirmación del lunes, con más de 1.500 contagios frente a los casi 2.500 del mismo día de la semana pasada ha provocado un cierto alivio al comprobar que el descenso apunta a ser tan vertiginoso como la subida.
Pese a ello, es importante conocer que los casos diarios suelen realizar forma de sierra, con picos, por lo que habrá que esperar a estos próximos días para conocer si se trata de uno de los picos hacia abajo o, por el contrario, se convierte en una tendencia. Evidentemente, por la misma razón, una subida de los contagios en los próximos días también podría significar uno de estos picos a la inversa, pero seguir una tendencia muy positiva.
Lo cierto es que, de momento, tras estos últimos datos, la curva que se dibuja en la gráfica de incidencia a siete días marca un descenso vertiginoso, mucho más del que hubo en la segunda ola, en noviembre, y se asemeja más a la pared que asustó durante enero y que ha llevado a los hospitales a una situación límite.
No en vano, tras una pequeña meseta desde el 21 hasta el 26 de enero, en el que se osciló entre los 710 casos por 100.000 habitantes y los 729, el pico máximo, en apenas seis días ha descendido hasta los 554, una caída de más de 150 casos en menos de una semana que, además, se ha agravado en los últimos días.