Primeras señales de alarma: el índice de reproducción del virus aumenta peligrosamente en Castilla y León tras el bajón de febrero
Tras el bajón en el ritmo de expansión de la pandemia de coronavirus experimentado durante el mes de febrero, tras las duras restricciones impuestas por la Junta de Castilla y León (toque de queda adelantado, cierre del interior de la hostelería, gimnasios, salas de juego, centros comerciales y aforo en los templos), la gráfica que refleja la evolución del número reproductivo básico instantáneo crece peligrosamente desde el pasado 11 de febrero, cuando alcanzó el suelo de 0,64 de media en la CCAA, el más bajo desde el inicio de la pandemia.
El número reproductivo básico instantáneo es el promedio de personas que cada persona contagiada puede llegar a infectar. Si se encuentra por encima de 1 significa que el virus está en fase de expansión, es decir, que cada persona infectada es capaz de contagiar como mínimo a una más. En los peores momentos de expansión de la pandemia el índice tocó techo: fue el 31 de julio era de 2,12 -cada infectado transmitía la enfermedad a más dos personas más-.
Pues bien, este domingo el índice reproductivo básico se sitúa, de media en Castilla y Léon en 0,95 tras un crecimiento continuo desde mediados de febrero. Además, hay provincias donde el índice supera el 1, como en Zamora, 1,14; Segovia, 1,12; Salamanca, 1,06; Palencia, 1,03 y Valladolid, 1,01. Mientras, otras cuatro aún no han llegado a este umbral: León, 0,90; Burgos, 0,88; Soria, 0,88 y Ávila, 0,74.
Esta evolución podría ser uno de los factores desencadenantes de la temida cuarta ola, que algunos expertos prevén para abril o mayo.