La consejera de Sanidad apuesta por retomar el proceso de reordenación de la Atención Primaria
“Ya no se pilota nada. Hay cosas que tenemos que implantar, que son razonables y lógicas, y ya no podemos perder más tiempo”. De esta manera, la consejera de Sanidad, Verónica Casado, muestra su intención de retomar desde ahora el proceso de reordenación de la Atención Primaria que arrancó en tiempos precovid y en la que no se ha dejado de trabajar, todo pese a la pandemia. “No tenemos ningún otro remedio. No podemos no hacerlo”, precisa en ‘Los desayunos de Ical’, donde pide que le dejen demostrar que el “esquema es inteligente”. “No hacer nada no es una opción ahora mismo en Castilla y León”.
La estrategia, conocida como el Plan Aliste, pretende reordenar y “reforzar” la atención en el medio rural bajo una premisa: “Que cada ciudadano de Castilla y León tenga un médico y una enfermera de referencia. Una persona, su médico y su enfermera son los responsables de su salud; y de manera longitudinal, porque eso es lo que da fortaleza a la Atención Primaria”. Para ello, se prevé que, aunque cada paciente pueda ser atendido en su consultorio el día que le corresponda, pero también pueda acceder en otro centro cercano y todos los días a su médico de cabecera.
El plan, que es dinámico y que ya ha comenzado a implantarse aprovechando jubilaciones en algunas provincias, busca la redistribución de los recursos humanos, sin restar profesionales. Hoy, en Castilla y León el 60 por ciento atiende al 40 por ciento de la población rural, algo que hay que mantener, pero mejorar con un nuevo mapa sanitario adecuado a la población y mejorado en las isócronas, y una redistribución de la población entre los profesionales con cupo mínimo, ya que se están dando situaciones en las que la población cada día es atendida por un médico distinto, expone Casado.
En estos momentos, todas las áreas han estudiado las necesidades de modificación de las demarcaciones teniendo en cuenta vacantes que ya existen o que se van a producir, y el siguiente paso es que valoren de forma anual aquellos cupos que precisen de una revisión.
El plan pasa por la redistribución de las tareas entre los profesionales del equipo, por un lado con la gestión compartida de la demanda, y por otro, con el proyecto HADAS, para entrenar al personal administrativo para identificar motivos de consulta, es decir, si se trata de un asunto burocrático, o requiere de una consulta con medicina o enfermería.
“Tenemos una disociación cognitiva muy clara: si existe la sensación de que tenemos sobreprotegida a la población porque hay muchísimos profesionales en el medio rural, y la percepción es que yo no veo a mi médico o enfermera, tenemos un problema”, de ahí que pida ese “voto de confianza” para lograr que un paciente atendido en su consultorio un día a la semana, pueda acceder en otro núcleo cercano y todos los días a su médico de referencia.
Apoyo en las TIC y cambios en los PAC
Otra de las patas es mejorar la capacidad resolutiva de los profesionales, dotándoles de equipos de tele presencia, ecógrafos portátiles, y otros como test de virus rápidos, PCR, y maletines digitales, que incorporan las pruebas diagnósticas más importantes, como glucómetros, electros, química seca, de modo que puedan mejorar la accesibilidad al sistema del paciente que vive alejado. También, que todos los profesionales estén conectados, de modo que puedan pasar consulta en cualquiera de los 3.669 consultorios de la Comunidad, con un portátil, accesos y una red wifi.
En paralelo, la ordenación implicará cambios en la atención continuada, que pasan por que los grupos estén en red, conectados con los hospitales, de modo que el profesional que atiende, por ejemplo, un ictus pueda conectarse con la unidad del hospital de referencia e ir actuando hasta que el paciente sea evacuado y llegue al centro. También, se trabaja en acercar la telepresencia y en aumentar la capacidad resolutiva de los PAC.
“Dejar trabajar”
“Me gustaría que nos dejaran trabajar, que nos dejaran demostrar que el sistema funciona, que no tengamos esa resistencia al cambio y esa cultura de la queja de todo está mal”. De lo contrario, “va a morir por lisis”, que en química es la descomposición de una sustancia por rotura de sus enlaces, y que en el sistema sanitario se traduce en falta de especialistas y cerrar infraestructuras. “Si lo organizamos, no nos va a pasar”.
“Tenemos que seguir organizando y planificando, que para eso nos pagan. Nos pagan para que no dejemos que se nos escape el sistema sanitario”. “Y no lo estamos desmantelando -advierte-, todo lo contrario, lo que queremos es remantelarlo. Dar todas las herramientas para que se mantenga y que tengamos una calidad buena”, defiende.