La fiebre es la causa más frecuente de convulsiones en la infancia, tal y como ha explicado M.ª Esther Fraile, médico de Emergencias Sanitarias de Castilla y León. En un video publicado por el 112 en su perfil de X, la doctora manifiesta que, aunque pueda resultar muy alarmante tanto para los niños que lo sufren, como para sus progenitores, lo cierto es que las convulsiones son bastante comunes entre los niños de entre seis meses y cinco años, y "un cuadro benigno que cede espontáneamente y que no deja secuelas".
Sin embargo, sí es importante que los padres sepan bien cómo actuar ante una situación de este tipo, pues puede hacer el suceso más llevadero tanto para el paciente como para los acompañantes.
La médico de Emergencias Sanitarias de Castilla y León sostiene en el vídeo que las convulsiones en los niños se pueden manifestar de varias formas, o a través de movimientos bruscos en brazos y piernas, o con mordeduras de lengua, sangrados por la boca, con llantos o gemidos acompañados de movimientos, incapacidad de mantenerse en pie, que el niño se orine, que tenga la mirada perdida o los ojos hacia arriba, que apriete los dientes, que eche espuma por la boca, o incluso que deje de respirar durante unos segundos por la boca y empiece a ponerse azulado.
Sea como fuere, según la doctora, lo primero que hay que hacer siempre es mantener la calma y llamar a los servicios de emergencias sanitarias a través del 112.
Tras ello, hay que evitar que el menor se lesione con los objetos que pueda haber a su alrededor mientras convulsiona, por lo que lo mejor será retirar todo aquello con lo que se pueda hacer daño. Eso sí, "nunca sujetaremos al niño mientras convulsiona ni tampoco le meteremos nada en la boca, porque le podemos hacer daño", ha afirmado Mª Esther.
Si bien, la doctora si aconseja colocar algún objeto blando debajo de su cabeza, en caso de que al convulsionar se golpee continuamente contra el suelo.
Lo habitual es que la convulsión vaya cediendo espontáneamente y el niño se quede dormido sin reaccionar. Una vez llegado este momento, lo mejor es no despertarlo ni tampoco estimularlo, sino colocarlo de lado y vigilarlo hasta la llegada de los servicios de emergencias, palabra de experta.
¿Cómo medir correctamente la temperatura?
Por su parte, Rosario Bachiller, pediatra del centro de salud Pilarica de Valladolid, interviene en el video para explicar cómo medir la temperatura de forma correcta.
Así, más allá de explicar que esta es la elevación de la temperatura normal del cuerpo, siendo superior a 38 grados en axila y 38,5 en recto en el caso de los niños, la doctora ha afirmado que la medición de la temperatura debe hacerse con un termómetro digital sencillo que puede colocarse, o bien en la axila, o en el recto.
En ambos casos hay que colocarles en dicha zona y esperar varios minutos. Si bien, tal y como ha puntualizado, "en caso rectal, hay que tener la prudencia de introducir solo la parte metálica", ya que, de lo contrario, "la temperatura puede ser falsamente elevada".
La profesional recomienda no recurrir a métodos manuales o caseros, así como, una vez corroborado que el niño tiene fiebre, utilizar los medios físicos para intentar bajar la fiebre. De este modo, lo ideal será quitarle ropa y ofrecerle agua u otros líquidos para que esté bien hidratado.
Si la fiebre todavía persiste, ya sí habrá que recurrir a la medicación, siendo el paracetamol la más usada. Pero si al tiempo de darle la medicación, "la temperatura supera los 38,5 grados o el niño está decaído, adormilado, con dolor de cabeza, vómitos, dificultad para respirar, si tiene manchas oscuras rojas en la piel o si presenta la primera convulsión, ahí ya si hay que ir a urgencias", ha añadido.