Castilla y León

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Cuatro inválidos, dos sobreros y las espadas arruinan la tarde

7 septiembre, 2018 11:30

Qué diferencia de una tarde a otra. Y todo por los toros. La presentación, el juego y la mala utilización de los aceros, dieron al traste con la ilusión de los toreros y llenaron de desilusión a los pocos más de cinco mil espectadores que acudieron al coso del Paseo de Zorrilla en busca de una buena tarde de toros.

Ayer hubo baile de corrales y echaron para atrás a buena parte de la corrida de Vellosino, trajeron más y fue una escalera: un buey de 600 kilos, tres inválidos terciados y dos sobreros que medio se dejaron. En definitiva una ruina de tarde y decepción entre los aficionados que vieron como sus ídolos se iban de vacío de Valladolid.

Abrió plaza Morante con un ejemplar que sobrepasaba los 600 kilos y que en el caballo la armó. Parecía que en la muleta quería pero fueron unos destellos al natural hasta que se paró. Y luego la espada… El toro fue pitado en el arrastre. Y para el sevillano hubo división de opinioes.

Un zapato fue el primero de Manzanares, pero soso total. Algún esbozo al natural, una tanda de derechazos y pare usted de contar. Con la espada desacertado total. Y es que cuando las tardes se contagian todo sale al revés. Labor silenciada tras aviso y pitos al toro con un público que empezaba a aburrirse.

Un momento de la corrida de la tarde. Fotografía: Fermín Rodríguez.

Otro zapatito fue el tercero que le tocó a Emilio de Justo, sustituto de Cayetano y premiado por su labor de la tarde anterior. Y parecía que todo cambiaba a mejor. Porque el cacereño estuvo variadísimo y brillante. Primero con verónicas y luego con un galleo primoroso. Con la muleta el toro repitió ante la buena colocación de De Justo, que de nuevo encandilaba a los tendidos. Pero todo quedó en una ovación tras marrar sucesivamente con los aceros. Palmas al buen toro.

Con el cuarto, un toro muy flojo,  Morante esbozó alguna verónica y luego algún derechazo junto a tablas, pero con el sabor del de La Puebla. Fue todo. Con media lo despachó. Saludó una ovación.

El quinto de Vellosino fue devuelto por inválido y sustituido por un sobrero de José Vázquez, que a su vez fue devuelto por cojo y salió un toro más hecho de Garcigrande al que Manzanares lo recibió muy templado por medias verónicas. Con la muleta animó la tarde ya que el garcigrande se dejaba y aprovechó las embestidas con ambas manos. Pero los dos intentos con la espada, antes de enterrarla en el todo lo alto, le impidieron obtener trofeo alguno. Saludó una ovación.

Con el que cerraba festejo, una animal con mucha más presencia que sus hermanos de camada, De Justo aprovechó la movilidad en las embestidas sacando derechazos muy largos y ofreciendo la esperanza de salvar la tarde cortando algún trofeo. Pero la espada no entró hasta la tercera. Fue una pena porque el de Torrejoncillo se esforzó para lograrlo. Ovación en la despedida.

La banda de música se arrancó de nuevo con el himno nacional tras el paseíllo. Y esta vez, al unísono, todos levantados lo escucharon respetuosos. Luego vendría algún viva a España que el graderío contestó con efusión.

Esta tarde nos dimos una vuelta por el callejón para saludar a conocidos y amigos de otras épocas (morantistas y manzanaristas) que vinieron para disfrutar del toreo. Pero...