A partir de hoy, el gesto de ponerse la mascarilla al entrar en un restaurante, un bar o un hotel, deja de ser obligatorio en España después de casi dos años.
Con la eliminación del imperativo de llevar mascarillas en la mayoría de interiores, el sector de la hostelería afronta un punto de inflexión para desarrollar su trabajo de cara a la temporada de verano, que se acaba de iniciar tras la Semana Santa.
Desde el sector hotelero, Piedad Sánchez, presidenta de la Asociación de Hoteles de Castilla y León opina que "es un paso más para la vuelta a la normalidad, que a todos nos congratula y nos alegra".
Los hosteleros reciben esta novedad y en general la consideran una "buena noticia", y añaden que "cualquier medida que ayude a la vuelta a la normalidad, como es la eliminación de las mascarillas, va a favorecer a la actividad".
A falta de desgranar completamente el anuncio publicado en el BOE esta mañana, los hosteleros castellanos y leoneses no tienen del todo clara la cuestión de la eliminación de las mascarillas en interiores en lo que atañe a los trabajadores y su puesto de trabajo.
Lo cierto es que la última palabra la tendrán los servicios de prevención de riesgos laborales de las empresas, que tendrán que leer la letra pequeña del Real Decreto para comunicar la decisión final: "los servicios de prevención son los que tienen que hacer una valoración en los diferentes puestos de trabajo analizando los posibles riesgos y establecer un protocolo. Apelamos a la responsabilidad de cada uno, y opinamos que quizás en determinados departamentos sea más útil seguir utilizándola por protección del propio trabajador y por dar una mayor seguridad a los clientes, pero no dejará de ser un protocolo y una elección, y habrá que analizar cada caso concreto", afirma Sánchez.
En el otro bando se encuentra Ricardo Lucas, propietario de un restaurante en Ávila, "los sistemas de climatización y extracción de aire con los que contamos en la mayoría de cocinas de los establecimientos hacen que nuestros interiores sean seguros para los trabajadores, por lo que yo personalmente no voy a obligar a mis cocineros ni a mis camareros a usarla".
Castilla y León lideró el ranking de restricciones
Castilla y León fue una de las comunidades más restrictivas durante las primeras fases de la pandemia, manteniendo medidas como el toque de queda "con el fin de limitar la movilidad nocturna y frenar los contagios", que continuó hasta mayo de 2021. Por su parte, una vez finalizada esta fase, el Gobierno de la Comunidad mantuvo la limitación en la hostelería de no aceptar nuevos clientes a partir de las 23:00 horas, o las 0:00 mientras se mantuvieron los niveles de riesgo 3 y 4, pasando a la una de la madrugada cuando los contagios descendieron al nivel 2.
Aunque hubo idas y venidas, fue solamente a partir del 14 de septiembre de 2021 cuando reabrieron definitivamente las barras de los bares y las discotecas. Desde esa fecha, los castellanos y leoneses hemos visto cómo iban cayendo una a una todas las restricciones, hasta el punto de que, en las navidades de 2021, mientras que otras comunidades optaban por volver a aplicar medidas prohibitivas, en la nuestra se eligió no imponer ninguna nueva restricción.
En este sentido, la mayoría de los hosteleros se quejan de la "criminalización que ha sufrido el sector". Desde la plataforma juntosconlahosteleria.org afirman que menos del 3,5% de los contagios de Covid-19 se han producido en establecimientos hosteleros. Restaurantes como Los Zagales en Valladolid o Casa Ojeda en Burgos comparten la misma opinión: "se nos ha responsabilizado y se nos ha castigado como si fuéramos culpables de algo, hemos cumplido con todas las medidas, justas o no, así que esperamos que la eliminación de la mascarilla sea un soplo de aire fresco para nuestro negocio".
Para muchos hosteleros, que el Gobierno tomase esta decisión "ya era urgente, porque estamos a la cola de todos los países europeos", afirma Enrique López, propietario del bar Capital en León: "aunque no nos podemos quejar de la Semana Santa, podía haber salido mucho mejor si la eliminación de las mascarillas hubiese sido la semana pasada". Sobre esta cuestión la presidenta de los Hoteles de Castilla y León se muestra más cauta: "La decisión se podía haber tomado antes, pero hemos sido más precavidos, considero que es bueno haber esperado a que pasara la Semana Santa y haber ido con más tranquilidad, con la seguridad de que las cosas van a salir bien, que haber hecho las cosas con prisa y que luego haya sorpresas", afirma.
La Semana Santa se considera un punto de partida para el inicio de la temporada de verano en hostelería. Este año, además, tras dos años sin celebrarla, "ha sido un revulsivo para el sector, sobre todo por el buen tiempo que nos ha acompañado en los días principales. Se ha animado la demanda y las reservas de última hora, tanto en alojamientos como en restaurantes. Ha sido una satisfacción ver tanto movimiento en las calles, volver a unas actividades normales, las ocupaciones han sido buenas sobre todo en hoteles céntricos de ciudades principales, con una ocupación del 100%. Sobre todo, se ha visto la alegría de la gente a volver a disfrutar de lo que es salir, el ocio, el descanso y de lo engloba todo el sector del turismo, que se agradece". En este sentido, Piedad Sánchez no considera "que las mascarillas hayan supuesto un impedimento".