La refrescante laguna negra de origen glaciar que está en España y recuerda a Siberia

Castilla y León es una de regiones más extensas de Europa y también una de las que más variedad geográfica y paisajística ofrece. Su gran diversidad de ecosistemas y tesoros naturales hacen de ella un auténtico imán para los amantes de la naturaleza y de la belleza que exhala por cada uno de sus costados. Entre la multitud de parques que acapara Castilla y León se encuentra un hipnótico lugar, donde solo el discurrir del agua interrumpen la quietud y el silencio que reina en este indómito rincón de la geografía soriana plagada de lagunas, arroyos y cascadas.

Se trata de la Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión, el parque natural que abarca los términos municipales de Covaleda, Duruelo de la Sierra y Vinuesa, un entorno privilegiado que forma parque de la Red Natura 2000 con sus más de 4.600 hectáreas.

La singularidad de este espacio enclavado en la Sierra de Urbión procede del gran poder erosivo del hielo, que a lo largo de millones de años ha ido esculpiendo un paisaje glaciar de caprichosas formas que hoy parece trasladarnos a un mundo extraterrenal, donde alternan lagunas, arroyos, pastos de alta montaña y bosques. La exuberancia de este paisaje es fruto de la oscilación climática cuaternaria de hace dos millones de años, que dio lugar a un sistema lagunar conformado por la Laguna Negra, Laguna Helada o la Laguna Larga, entre las más destacables. Y es que en el cuaternario existía un glaciar que se iniciaba cerca del pico de Urbión, 2.228 metros de altura, y descendía por el cinturón rocoso que cierra la Laguna Negra hasta el valle del Revinuesa.

Espacio natural de la Laguna Negra Jcyl

Sin duda, el entorno de La Laguna Negra es un lugar ideal para pasar el verano, ya que su régimen de lluvias elevado y el ambiente fresco han favorecido una gran masa de pino silvestre o albar que cubre casi por completo los valles del Revinuesa y Duero, formando parte de la mayor extensión boscosa de la Península Ibérica. El paisaje recuerda a los bosques boreales de Siberia, y en cotas más altas, a 1.400 metros, las hayas forman pequeños bosques que se funden con la roca. Aun más arriba, y a pesar del frío, el verde también lo inunda todo, con enebros, arándanos y pastizales de alta montaña, además endemismos exclusivos de la Sierra de Urbión, como la armería y la margarita alpina.

La Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión son el hogar de una fauna muy variada: desde el lagarto verde y la víbora áspid, hasta el tritón jaspeado; ardillas, comadrejas, garduñas, zorros, ciervos, tejones, jabalíes y corzos, pero también lobos, nutrias y visones europeos. En los pinares anidan un gran número de aves de pequeño tamaño, pero las de mayor valor como zona de especial protección son sin duda las rapaces: águila culebrera, halcón peregrino, águila real y la perdiz pardilla, cada vez más escasa en las montañas del interior peninsular.

Cascada en el parque de la Laguna Negra

El magnetismo de la comarca radica además en su patrimonio cultural, su arquitectura popular y las tradiciones y costumbres, su folklore y la gastronomía. Destacan Vinuesa y sus calles empedradas con sus casas tradicionales, o el puente romano, en el embalse de la Cuerda del Pozo. Covaleda, con sus sendas y rincones como el refugio de pescadores, o la Piedra Anadadera, a la que basta empujar con una mano para mover su tonelaje por una extraña ley física. Y Duruelo de la Sierra, recorrida por el Duero con sus extrañas tumbas antropomórficas y el mirador de Castroviejo, donde la erosión creó una ciudad encantada. Muy cerca, la cueva y la Cascada Serena coronan este viaje a un mundo fantástico cincelado por el hielo.