Hace pocas semanas, el Museo de Ciencia e Industria de Chicago montó una exposición con 13 construcciones de Adam Reed Tucker, arquitecto y uno de las poquísimas personas en el mundo que pueden presumir de tener el título de Lego Certified Professional (LCP). Nos hemos preguntado qué hay detrás de este peculiar título de maestro entre maestros del ladrillo de plástico.
En la exposición de Chicago se muestran enormes modelos de hitos arquitectónicos de todo el mundo con un detalle sorprendente, como el Coliseo romano, el puente Golden Gate de San Francisco, el edificio neoyorquino One World Trade o el célebre Burj Khalifa de Dubái, hasta la fecha el rascacielos más alto del mundo.
En esta exposición, llamada Brick by Brick (Ladrillo a ladrillo), también pueden admirarse estructuras hechas con piezas de Lego tan complejas como el castillo de cenicienta de Disney World o incluso la montaña rusa American Eagle, de Six Flags. Todo ello, en un recorrido en el que se destaca que la arquitectura no podría ser posible sin ingeniería.
No es la primera vez que construcciones realizadas con piezas de plástico de la mítica compañía danesa entran en un museo, ni mucho menos: desde el MoMA de Nueva York hasta el Museo del Juguete en Praga, pasando por el del Ferrocarril de Madrid o incluso la National Gallery of Victoria en Melbourne (Australia), cortesía del polémico artista y disidente chino Ai Weiwei.
Y con cada una de las muestras de espectaculares obras de construcción, la compañía se marca el tanto de acaparar unos cuantos titulares, el sueño del departamento de marketing de cualquier empresa.
Un club muy exclusivo
Como bien recordaba la revista Wired hace poco, tener el título de Lego Certified Professional es algo así como obtener el de maestro sumiller, sólo que el prestigioso Court of Master Sommeliers cuenta con 147 miembros y únicamente 13 personas en todo el mundo -12 hombres, sólo una mujer- ostentan el título del gigante del juguete danés.
¿Por qué hay tan pocos elegidos? Tanja Friberg, responsable del programa comunidades y relaciones de AFOL (siglas en inglés de Fan Adulto de Lego, lo que ya de por sí demuestra que no estamos sólo ante un juego de niños), comenta a EL ESPAÑOL que "para convertirse en un Lego Certified Professional es necesario ser un constructor muy hábil, estar alineado con los valores de la compañía, y aceptar ciertos términos y condiciones que implican, por un lado, evitar ciertos proyectos [que sean contrarios a esos valores] y, por otro, permanecer dinámico en esta carrera".
La ausencia de mujeres es llamativa. "Nosotros evaluamos a los hombres y a las mujeres en igualdad de condiciones, pero es que simplemente no recibimos muchas solicitudes de mujeres", comenta la portavoz. "Históricamente, la comunidad AFOL ha sido muy masculina, y pese a que vemos un aumento en el número de mujeres en la comunidad, esto aún no se refleja en las solicitudes que recibimos para el programa LCP", añade.
Friberg también cuenta que otro aspecto que contempla Lego es no tener demasiados expertos en una región determinada del mundo. "Nunca ha sido nuestra intención tener muchas personas con el titulo Lego Certified Professional", confiesa esta portavoz, que afirma: "Se trata más bien de encontrar personas adecuadas y un número que también puede recibir apoyo adecuado por parte del grupo Lego".
Entre los escasos afortunados hay programadores, artistas, arquitectos, abogados estudiantes y emprendedores. Uno de ellos es el comediante belga Dirk Denoyelle, de formación técnica -es además programador de software- y un apasionado de Lego. Tanto, que ha hecho de este juguete su medio de vida al montar Amazings.eu, una empresa entregada a charlas y conferencias motivacionales en las que se usan, cómo no, piezas de Lego. Sus retratos de personajes hechos íntegramente con los ladrillos de juguete son muy conocidos entre los fans de la compañía danesa.
Un largo proceso
"En 1999 había construido mi primera cabeza en 3D con piezas de LEGO como parte de una obra de teatro y a la gente le encantó", explica Denoyelle a EL ESPAÑOL. A principios de la década de 2000 realizó una gira teatral acompañado por más de 20 retratos de personajes a los que imitaba, y fue así como la gente comenzó a pedir retratos de Lego. "Ya entonces pensé en convertir esta actividad en una segunda profesión", confiesa.
Sus contactos con Lego en Bélgica y Holanda le aconsejaron convertirse en un LCP, aunque al final fue fruto de una casualidad, reconoce. "Hice un programa de humor para un evento de Lego, conocí a un empleado de la firma y resultó ser el encargado del programa LCP. Nos pusimos a hablar y un mes más tarde estaba dentro", comenta.
Ese programa es muy estricto, de hecho. Tanja Friberg señala que "para llegar a ser un LCP, el candidato ha de ser un constructor altamente cualificado y, además, una gran persona con un historial impecable". Por lo general, las solicitudes que reciben provienen de miembros de la comunidad AFOL que ya son profesionales y han trabajado para la compañía en varias ocasiones. No hay espacio para el azar.
"El proceso consiste en solicitar el título a través de Lego.com, y a continuación evaluamos la petición en relación con el mercado en el que desempeñará su actividad", comenta Friberg. "Si el candidato es aceptado, se inicia lo que llamamos el programa de entrada, en el que recibirá formación y comenzará a trabajar con el mercado local para asegurarse de que esta colaboración es fructífera para ambas partes", añade la portavoz. Pasados uno o dos años, y sólo entonces, el candidato podrá optar al título de Lego Professional Certified.
Por amor a los ladrillos de plástico
"Como la mayoría de la gente, empecé a jugar con Lego de niño, con siete años más o menos, y lo dejé al ir a la universidad, con 17 años", afirma Denoyelle. Luego vino el matrimonio, los niños... "Cuando mi hija mayor cumplió siete años recibió su primer juego de Lego y todo aquello volvió a mi vida", añade el humorista, "así que en 1999 tuvo lugar el comienzo de mi segunda carrera". Hoy tiene una empresa que da empleo a seis personas e "invierte" en ella más de dos millones de ladrillos de colorines al año.
Mantener el título de LPC no es simplemente un juego: requiere una dedicación exclusiva y entregarse en cuerpo y alma al trabajo y los valores de la multinacional danesa, que se resumen en la siguiente frase: "Inspirar a los niños a través del juego creativo".
Y el título no es vitalicio, por supuesto. Desde la compañía informan de que "la pérdida de la licencia puede ocurrir principalmente por dos razones: bien porque ya no haya motivos para apoyar a una persona con el título LCP en un mercado determinado -en este caso, al afectado se le dará un preaviso de cuatro años como mínimo-, o bien que el titular de LPC no cumpla con las directrices establecidas para el programa", que indican, por ejemplo, qué se puede o no construir con ladrillos de Lego.
Unos valores que la compañía dejó claros a principios de este mismo año, a raíz de una polémica con el artista Ai Weiwei. Hasta entonces, la empresa se negaba a vender grandes cantidades de material si no estaba de acuerdo con el proyecto del solicitante. Ahora Lego ya no pregunta. Eso sí, remarca que "el grupo no apoya ni aprueba proyectos específicos de organizaciones o individuos".
Mientras, no hay plazas libres para ingresar en el exclusivo programa de LPC "porque no hay una necesidad en los mercados en este momento", comentan desde Lego, que prometen que sacarán una convocatoria "tan pronto como sea detectada esa necesidad". ¿Un español, quizá? "Nunca se sabe lo que el futuro puede traer", bromea Friberg.
¿Cómo se construye?
Para realizar sus construcciones y sofisticados retratos, Denoyelle diferencia dos técnicas. "Las maquetas de arquitectura están construidas directamente de imágenes y planos de construcción", comenta, "pero para los retratos son necesarias dos o tres fotos, a veces convertidas en mosaico gracias a Photoshop". Ciertas obras nacen de una completa digitalización en 3D y el uso de "una gran cantidad de software".
Para este experto constructor de Lego, casi siempre el arte está "en la idea de lo que se construye, no en cómo se obtiene el resultado". "Es el enfoque de Pedro Pablo Rubens: tenía un montón de personas en su taller que realizaban la mayor parte del trabajo; él se dedicaba a la idea inicial y a los retoques, al acabado...", comenta con humor.
En principio, parece que no hay nada que no se pueda construir con los famosos ladrillos de plástico, salvo por sus limitaciones obvias. "Las grandes estructuras son difíciles porque son demasiado pesadas, así que necesitan estructuras de apoyo en el interior, como tubos de acero u otros metales", razona este experto. Por otra lado, tampoco se pueden generar figuras muy pequeñas "porque Lego tiene una resolución de una placa (0,8cm x 0,32cm)", recuerda.
Así que, en principio, "todo es posible, pero no en todas las escalas". Y, por supuesto, la construcción de una cabeza realmente fiel al original es más difícil que construir simplemente una casa: cuando se trata de captar una expresión facial, la rígida estructura de mosaico no ayuda demasiado. "Las emociones son difíciles de plasmar, pero no imposibles...", afirma Denoyelle. Palabra de LCP.