Cada año, se registran en el mundo más de cinco millones de mordeduras de serpiente a humanos. De las personas que las sufren, 125.000 mueren y al menos 400.000 sufren la amputación de algún miembro a consecuencia de la picadura. La amenaza es especialmente grave en países como la India o Pakistán, donde habita la víbora gariba (Echis carinatus), la más pequeña de las cuatro especies de serpiente capaces de provocar la muerte con su veneno.
Lo que provoca el veneno de esta víbora en sus víctimas es una parálisis acompañada de una destrucción de tejido. Sebastián Sánchez-Fortún, experto en toxicología en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, explica a EL ESPAÑOL que "hay que tener en cuenta que existen diferentes tipos de veneno, algunas actúan a nivel neuromotor, otras también a nivel plaquetario o en los vasos sanguíneos... no es lo mismo el de los vipéridos que tenemos en España, como la víbora hocicuda (Vipera latastei) o la cantábrica (Vipera seoane), que el de las que hay en Asia".
Ya era conocido que el veneno de esta serpiente estimulaba la formación de trampas extracelulares de neutrófilos o NET. Para evitar que el veneno se extienda por el cuerpo, estos NET bloquean los vasos sanguíneos, lo que provoca al mismo tiempo una destrucción de los tejidos. Ahora, Kempaiah Kemparaju, un bioquímico en la universidad india de Mysore, ha descubierto que existe una partícula, llamada DNasa I, capaz de detener en ratones el proceso de necrosis causado por el veneno. Además, la DNasa, combinada con una terapia antiveneno, significaría haber encontrado un antídoto completo contra la picadura de la víbora gariba y sus funestas consecuencias.
"La de la DNasa I es una idea que se lleva trabajando desde hace tiempo", dice Sánchez-Fortún, que añade: "Además, en la India o Pakistán tienen problemas muy graves, dado que las cobras y este tipo de víboras se les meten hasta en la cocina". Por su tamaño, la víbora gariba suele pasar desapercibida y aparecer frecuentemente en zonas muy pobladas.
En conversación con este periódico, Kemparaju advierte que la DNasa I debe ser usada siempre, siempre, siempre tras la picadura de la serpiente, nunca como método preventivo. Si a alguien se le administra este antídoto y luego resulta mordido por una víbora gariba, morirá. "Quiero ser muy claro en este punto", recalca el bioquímico indio, "la co-inyección de DNasa I y el veneno de víbora es fatal, sin embargo, inyectarla después de la administración del veneno, lo que equivale a la mordedura natural y su tratamiento, no es mortal y cura la destrucción de tejidos al 100%".
Ahora, estos investigadores, que han visto publicados sus hallazgos esta semana en Nature Communications, tratarán de estudiar si esta reacción patológica puede aplicarse a otros venenos diferentes, y no sólo en ratones sino también en humanos.
"Creo firmemente que la inyección de DNasa I cerca del sitio de la mordedura de víbora y la administración de un antiveneno intravenoso podría ser la mejor estrategia de tratamiento para mordedura de víbora en humanos", apunta Kemparaju. "Sin embargo, es esencial validar primero estos hallazgos en víctimas humanas", añade. Si no hay ningún problema, estos científicos iniciarán próximamente los ensayos clínicos.
En España, aunque no existen especies de serpiente tan potencialmente peligrosas, "hay unos 100 casos al año de mordeduras por vipéridos, que no es ninguna tontería, aunque generalmente no llegan a ser mortales", dice Sánchez-Fortún.