Dos mega-tsunamis modificaron las líneas de costa que definieron los antiguos océanos en Marte. Más parecidos al Oceáno Ártico que al Caribe, estos océanos están bien cartografiados, ya que llevan estudiándose desde la década de los 80. Sin embargo, hasta ahora no se habían estudiado anomalías de este tipo. Un equipo de investigadores dirigidos por Alberto Fairén, del Centro de Astrobiología de Madrid y la Universidad de Cornell, y Alexis Rodríguez, del Planetary Science Institute, entre otros, han sido los encargados de desvelar este nuevo secreto de la historia del Planeta Rojo.
"Durante más de una década hemos estado investigando las antiguas líneas de costa marcianas, para tratar de entender por qué no tienen una elevación más o menos uniforme", explica Fairén a EL ESPAÑOL. "Hemos encontrado diversos procesos que han modificado las líneas de costa, desde la presencia de glaciares masivos hasta movimientos de la litosfera, y la modificación por medio de depósitos generados por tsunamis es el último proceso que hemos identificado".
Los científicos, que publican sus hallazgos esta semana en Scientific Reports, descubrieron estos lóbulos, o depósitos de sedimentos, que modificaban algunas partes de la costa. Estos depósitos fueron provocados por dos meteoritos, que impactaron con varios millones de años de diferencia provocando, en el primero de ellos, olas de hasta 120 metros de altura.
Compuestas de agua en estado líquido, estas olas formaron canales de retrolavado al golpear con la costa y volver de nuevo al océano. Los investigadores calculan que los cantos rodados que arrastró el tsunami pudieron tener hasta 10 metros de diámetro.
En los millones de años que pasaron entre uno y otro tsunami, Marte experimentó un cambio climático global, el clima se volvió significativamente más frío y el nivel del mar se contrajo, como los científicos han podido averiguar siguiendo las líneas de costa que cobijan ambos lóbulos.
A diferencia del primero, el segundo tsunami no provocó tanto arrastre de materiales de vuelta al océano ya que los sedimentos, formados principalmente de agua y hielo, se congelaron al penetrar en la tierra. Este detalle ha permitido también que estos lóbulos conserven su composición original mejor que los del primer tsunami y sean además buenos candidatos para haber albergado vida. "Si existió vida en Marte, estos lóbulos helados provocados por el tsunami son muy buenos candidatos para buscar firmas biológicas".
La estimación de estos investigadores es que estos eventos ocurrieron hace aproximadamente 3.000 millones de años, durante el período conocido como Hesperiano Tardío. Sin embargo, en la Tierra no tenemos nada que envidiar, ya que como recuerda Fairén, "por ejemplo, el impacto que acabó con los dinosaurios excavó un cráter en la Tierra seis veces mayor que los que provocaron los tsunamis marcianos, y generó igualmente enormes tsunamis, aún mayores que los marcianos".