El Congreso de Texas debatió hace unos días sobre los derechos de los homosexuales. Desde el Partido Republicano, que controla la cámara estatal, quieren llevar a los tribunales las recientes leyes aprobadas por Obama que permiten, por ejemplo, que los ciudadanos transexuales puedan escoger si ir al baño masculino o al femenino en una escuela o administración pública.
En aquel contexto emergió el polémico congresista Louis Gohmert para elevar, literalmente, el nivel del debate, desde la superficie del planeta Tierra hasta una colonia espacial imaginaria situada a varios años luz de distancia física e intelectual.
He aquí una traducción literal de sus declaraciones:
Me pregunto cuántas personas de esta cámara, que tendrían la última palabra para decidir si la humanidad sigue adelante o no, ya se tratara de un asteroide u otra cosa que pondría fin a la humanidad en la Tierra, del mismo modo que acabó con los dinosaurios. Ok, tenemos una nave espacial que puede llevarnos, como a Matt Damon en esa película. Podemos establecer una colonia en alguna parte y hacer que los seres humanos sobrevivan a este terrible desastre que está a punto de ocurrir. Si ustedes pudieran decidir qué 40 personas se ponen en la nave espacial que podría salvar la humanidad, ¿cuántos de ellos sería parejas del mismo sexo? Ustedes quieren salvar a la humanidad para la posteridad, básicamente, un Arca de Noé contemporánea. Ustedes tienen esa capacidad de ser como un Noé moderno. Pueden preservar la vida. ¿Cuántas parejas del mismo sexo llevarían del reino animal y de seres humanos en una nave espacial que pretende perpetuar la humanidad y la vida salvaje?
Desde diversos medios estadounidenses han respondido a Gohmert que los científicos ya se han hecho esta pregunta antes. No la de los homosexuales, sino la de las condiciones que harían falta para mantener una colonia en otro planeta.
Para empezar, según el New Scientist, harían falta al menos 160 personas para que la población se mantuviera más o menos estable, aunque la endogamia y los problemas médicos que acarrea serían un problema durante las primeras generaciones. Y luego está el problema de que dos astronautas heterosexuales decidieran tener más hijos que los que recursos (oxígeno, comida, agua) de la colonia pudieran soportar.
En Fusion, por ejemplo, alegan que en ese caso quizá sería mejor idea enviar al espacio a 40 homosexuales cargados con embriones congelados, como los que llevaba Matthew McConaughey en Interstellar.