Ya lo insinuaba Pedro Almodóvar en su Mujeres al borde de un ataque de nervios. La ansiedad es una condición más propia del género femenino que del masculino que, en materia de patologías mentales, se decanta más hacia el trastorno antisocial de la personalidad o las drogodependencias.
Pero, en lo que se refiere a evidencia científica, el director manchego no es una autoridad, ni lo son tampoco los tópicos que prevalecen sobre los problemas de la psique y las mujeres, y más si los dos se juntan. En esta ocasión, sin embargo, la ciencia parece dar la razón a ambos, según una completa revisión sobre el trastorno de ansiedad publicada en la última edición de la revista Brain and Behavior.
El trabajo, que analiza a su vez 48 revisiones ya publicadas sobre el tema, aporta otras claves que sirven para construir una completa radiografía de este trastorno, que se caracteriza por "un exceso de preocupación, sobreagitación y un miedo que, es la vez, contraproducente y debilitante".
Curiosamente, otra de sus con conclusiones vuelve a ser un tópico. Sí, las culturas orientales son más tranquilas que las occidentales, donde la ansiedad es un problema mucho más prevalente que en Asia, Europa del Este o África, por poner sólo algunos ejemplos.
Con matices
Josep Maria Haro, portavoz del Centro Biomédico en Red de Salud Mental (CIBERSAM) e investigador del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, reconoce el valor del trabajo, pero comenta algunos matices sobre sus conclusiones, al igual que el psiquiatra Luis Gutiérrez, del Hospital Universitario San Cecilio de Granada. Este experto destaca, por ejemplo, el amplio rango de prevalencias que se ve en el estudio, que afirma por ejemplo que la ansiedad afecta a entre el 3,8% y el 25% de la población. "Es el problema de incluir tantos estudios", apunta.
En lo que se refiere a los resultados del metanálisis, los expertos matizan las principales conclusiones. En cuanto a la mayor "tranquilidad" de los orientales, Haro muestra sus reservas y señala a EL ESPAÑOL que en esos países "el estigma de la salud mental es todavía mayor" que en Occidente y que expresar sufrimiento está "muy mal visto". "Nos miramos más a nosotros mismos, tenemos más capacidad de análisis; eso es algo bueno, pero también nos angustia", apunta por su parte Gutiérrez.
"En Occidente somos más conscientes de nuestra parte afectiva y se puede tender más a somatizar", añade Haro, mientras que el psiquiatra granadino comenta que esta conclusión "rompe con la idea de que la ansiedad es de origen externo", ya que muchos de estos países orientales son más pobres y teóricamente tendrían que tener más problemas que los ricos.
Mujer: biología y sociedad
También tiene explicación el dato de que la ansiedad sea más frecuente en mujeres que en hombres, algo que no sorprende a ninguno de los dos especialistas. Para Haro, existen ciertas diferencias en el carácter de ambos sexos, que les hace reaccionar de forma distinta al sufrimiento. En el caso de las mujeres, es más común tender a la ansiedad y, en el de los varones, al consumo, lo que explicaría que los trastornos por abuso de sustancias fueran más prevalente en este género.
"Está ese viejo chiste en el que una mujer y se encuentra con otra y le dice: 'Tengo un problema' y su amiga le contesta: 'Tomemos un café y lo hablamos'. Si es un hombre el que está en la misma situación lo que le dice a su amigo es: 'Vamos al bar a olvidarnos de una cosa horrible que me pasa'", bromea el psiquiatra catalán.
Para Gutiérrez, detrás de esta diferencia hay también razones biológicas y sociológicas, ya que la mujer actual, con la incorporación al trabajo, no ha podido sin embargo delegar en su rol tradicional y está "sobrecargada", además de tener "más facilidad para expresar las emociones".
¿Y los jóvenes?
Tampoco es una novedad que la ansiedad es más común en gente joven, algo que el psiquiatra granadino achaca también a la sociedad actual, "más volcada en el ocio" y "con más dificultad para el compromiso", todo lo cual puede generar esta sensación.
Haro, por su parte, explica que es lógico que a partir de los 35 años disminuya la prevalencia del síndrome, por dos motivos: en primer lugar, porque muchos trastornos de ansiedad evolucionan a otras patologías, como la depresión y, en segundo, porque otros muchos se curan: "Te recuperas porque aprendes a manejar tu ansiedad", concluye.