El grave incendio que se declaró el pasado fin de semana en La Peñuela de Moguer y que se ha extendido por el parque natural de Doñana provocó que el centro de cría en cautividad del lince ibérico El Acebuche tuviese que ser desalojado. En el transcurso de la operación y según ha asegurado la propia entidad, una de sus hembras, Homer, murió como consecuencia del "estrés sufrido durante la captura y el transporte".
Homer era una de las hembras reproductoras más productivas del centro. Llegó a El Acebuche, situado en la localidad de Almonte, tras ser capturada en 2013 por los miembros de Life Iberlince, un proyecto que tiene como objetivo la recuperación de la distribución histórica del lince ibérico en España y Portugal. Homer tenía una lesión en su ojo izquierdo -un desprendimiento de retina- que le hacía perder visión, por lo que se ordenó su internamiento.
En 2015, con cuatro años de edad y durante su primera temporada de cría, Homer tuvo su primera camada de tres linces. Sólo sobrevivió Marisma, una hembra que fue soltada en Villafranca de Córdoba y que vive desde entonces en libertad. Tras este primer parto, esta hembra de lince ibérico volvió a quedarse preñada en 2016 y parió dos cachorros.
El último parto de Homer se produjo el pasado 19 de mayo, hace apenas un mes, cuando dio a luz a dos cachorros, tal y como puede verse en la página oficial del programa de conservación ex situ del lince ibérico de Facebook.
En este último parto, la hembra de lince había conseguido despistar a los técnicos de El Acebuche ya que en marzo había sido grabada copulando unos días después de salir de cuentas con otro macho del centro, Esparto. Estas cópulas podían haberse producido fruto de un pico hormonal de estrógenos que aparece antes del parto o a un segundo celo debido a que no estuviera gestante. "Ya el año pasado, 48 horas antes del parto, también tuvieron un par de cópulas, por lo que parece que puede ser un comportamiento normal que se da en otras especies, pero del cual no se tiene constancia en el programa de cría al separar al macho antes de producirse el parto", relatan los especialistas del centro.
Homer, al final, sufrió un parto tardío, ya que la mayoría de los alumbramientos se producen entre los meses de marzo y abril y el suyo se prolongó hasta mediados del mes pasado. Así, en el tiempo que ha estado en El Acebuche, la hembra ha dado a luz a un total siete linces, de los que sobreviven cuatro en la actualidad.
¿Qué pudo pasar?
Según el comunicado emitido por el centro, los responsables de Doñana pusieron en marcha un plan de evacuación para reubicar a las parejas reproductoras y las crías en otros centros. "Por la tarde nos avisaron de que había que evacuar el centro. Así que pusimos en marcha el protocolo de evacuación de ejemplares. Pese a que nos avisaron con cierto margen, sólo pudimos evacuar a nueve ejemplares adultos (cinco machos y cuatro hembras) y a cinco cachorros. Tuvimos que dejar 13 animales adultos", relata a EL ESPAÑOL Francisco Villaespesa, director de El Acebuche, que asegura que la operación tuvo que realizarse en 15 minutos debido a la urgencia de la situación.
Estos 14 ejemplares de lince fueron metidos en transportines y trasladados a Matalascañas. El resto fueron soltados y, según fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, a esta hora han podido recuperarse 11 de ellos. "Entre la captura para el traslado, el transporte y el humo, se dieron toda una serie de circunstancias que provocaron la muerte de esta hembra, probablemente a consecuencia del estrés", explica Villaespesa.
Según apunta el director de El Acebuche, el lince ibérico es un animal "altamente estresable", aunque no el que más. "Llevamos trabajando con él desde hace muchos años y no hemos tenido este tipo de problemas. Sin embargo, lo que ocurrió ayer fue una situación límite, tanto para el personal como para los animales", advierte. Villaespesa asegura que en los próximos días se realizará una necropsia al animal con el objetivo de esclarecer las causas de su muerte.
Una especie amenazada
El programa Iberlince, en el que se encuentran los linces que viven en El Acebuche, es un proyecto cofinanciado por la Unión Europea que ha obtenido distintos premios de excelencia. Sin ir más lejos, este año recibió el premio al Mejor Proyecto de Naturaleza y Diversidad de la Unión Europea.
El centro de cría de El Acebuche es una instalación pionera en la reproducción del lince en cautividad, una de las especies más amenazadas del planeta. En la actualidad y según el último censo de Iberlince, el número de ejemplares en la Península asciende a 483, produciéndose un aumento en los últimos cinco años de 87 ejemplares.
Según Miguel Ángel Simón, responsable del programa, tras la reapertura de El Acebuche, la mayor preocupación se centra ahora en la pérdida de hábitats para esta especie emblemática.