Con la llegada del verano, los mosquitos, esos diminutos y molestos insectos que irrumpieron en nuestro planeta hace millones de años, proliferan entre nosotros atraídos por las altas temperaturas, los climas húmedos y las aguas estancadas. Resulta raro encontrar estanques, fuentes o zonas de río en las distintas ciudades españolas que no hayan sido invadidos por estos bichitos estos días. En Castellón, por ejemplo, algunas localidades ya han solicitado a la Generalitat fumigaciones aéreas para acabar con la plaga que les afecta.
El mosquito, pese a su diminuto tamaño, es desde hace tiempo el animal más mortífero del planeta. Según la OMS, este pequeño insecto provocó en 2016 más de 216 millones de casos de malaria y causó la muerte de alrededor de 450.000 personas. El paludismo es, sin embargo, sólo una de las múltiples enfermedades que se transmiten por la picadura de los mosquitos. Estos insectos también son los principales responsables de los brotes de Zika, dengue, chikungunya o del virus del Nilo Occidental, cuya incidencia se ceba especialmente con países de África, Asia o Latinoamérica.
Existen alrededor de 3.500 especies diferentes de mosquitos en todo el mundo. La buena noticia es que sólo 200 han venido al mundo para alimentarse de sangre y, de éstas especies, sólo cuatro suponen un verdadero problema para los humanos. La mala es que las cuatro las podemos encontrar en nuestro país. El mosquito tigre o Aedes albopictus, que transmite el zika, la fiebre amarilla y el dengue, apareció en 2004 en Cataluña y desde entonces ha ido extendiéndose por toda la costa levantina. El pasado mes de diciembre, sin ir mucho más lejos, se detectaron en Fuerteventura ejemplares del Aedes aegypti, el mosquito de la fiebre amarilla. El Anopheles, que transmite la malaria, también ha sido detectado en nuestro país en alguna ocasión. Y el Culex pipiens o mosquito común, campa a sus anchas desde hace mucho tiempo por nuestro país.
Mosquito común o 'Culex pipiens'
Tal y como su propio nombre indica, se trata de la especie más habitual y numerosa en nuestro país. Habita en zonas húmedas y se alimenta de sangre. Cuando pica, lo suele hacer por la noche atraído -o atraída, porque son las hembras las que realmente pican para poder reproducirse- por nuestro olor corporal, las bacterias que tenemos en nuestra piel o, directamente, o por el dióxido de carbono.
El Culex pipiens puede medir entre tres y siete milímetros y es capaz de sobrevivir perfectamente en aguas residuales. Las hembras pueden poner hasta 1.000 huevos a lo largo de toda su vida. No se trata de la especie más agresiva de mosquito, pero sus picaduras también pueden transmitir enfermedades potencialmente mortales.
Mosquito tigre o 'Aedes albopictus'
Esta especie perteneciente a la familia Culicidae tiene un característico color negro en su cuerpo y una característica línea blanca que recorre su abdomen y llega hasta la cabeza. Tiene un tamaño algo mayor que el de mosquito común (puede medir entre cinco y 10 milímetros) y, pese a ser un insecto característico del sudeste asiático, ha conseguido extenderse por África, América y Europa.
En España se detectó el primer ejemplar en 2004 en San Cugat del Vallés. Desde entonces, ha conseguido ocupar amplias zonas del litoral valenciano y catalán y de Baleares. A diferencia de otras especies, el mosquito tigre se encuentra muy activo durante el día. Sus picaduras, que ejecutan en piernas y tobillos, suelen ser dolorosas. Suelen criar en recipientes con agua estancada como cubos, jarras, platos con agua u objetos de jardinería. También pueden encontrarse en alcantarillas o fuentes.
'Aedes aegypti'
El ‘Aedes aegypti’ es el principal portador del virus del dengue, la fiebre amarilla, chikunguña y el zika, entre otras enfermedades. Tal y como explica la OMS, “los seres humanos se infectan por picaduras de hembras infectadas, que a su vez se infectan principalmente al succionar la sangre de personas también infectadas” en una espiral de contagio difícil de frenar.
Suele confundirse con el mosquito tigre porque también tiene marcas blancas a lo largo del tórax. Sin embargo, mientras que el mosquito tigre sólo tiene una línea blanca, el ‘Aedes aegypti’ tiene una especie de manchas blancas dispuestas en cuatro filas a lo largo de su tórax. Este insecto, que suele picar varias veces a su víctima, también prospera en aguas estancadas y se muestra especialmente activo durante el día.
'Anopheles'
En Europa sólo se han encontrado 19 especies pertenecientes a este género. Sin embargo, según el Informe de situación y evaluación del riesgo para España de paludismo, publicado en 2015, "el vector Anopheles astroparvus sigue estando ampliamente distribuido por la geografía española". Se trata de uno de los mosquitos más conocidos por los científicos porque son los únicos que transmiten la malaria. Prefiere las aguas limpias y se siente atraído por los colores oscuros
¿Puede éste y otros mosquitos representar un riesgo para la población? Depende. Lo cierto es que la presencia de éste y otros mosquitos no suponen un riesgo si no hay un foco de infección. Es decir, si las enfermedades que transmiten no se encuentran en nuestro territorio. Sin embargo, el continuo trasiego de personas entre países y el transporte son variables que conforman un caldo de cultivo perfecto para que enfermedades que se habían considerado tropicales lleguen a Occidente por medio de estos insectos.