Dicen el dicho que el simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo. Aunque suene bastante drástico, la frase podría servir para explicar cómo algo extremadamente pequeño puede generar cambios mucho más grandes.
Este es el caso de unas migas de pan carbonizado que acaban de ser descubiertas en un yacimiento jordano y que, gracias al análisis de un equipo internacional de científicos, podrían cambiar la historia de nuestros antepasados tal y como la conocíamos hasta ahora.
Hasta ahora, los restos de pan más antiguos conocidos habían sido hallados en el yacimiento turco de Çatalhöyük y tenían una antigüedad de aproximadamente 9.000 años. Esta cifra coincide justo con el momento en el que se datan las primeras plantaciones agrícolas en el arco del Mediterráneo, por lo que la cifra indicaría que fue precisamente el desarrollo de la agricultura el que condujo a la elaboración de productos de origen vegetal, como el pan.
Sin embargo, este nuevo descubrimiento, en el que ha participado la arquebotánica española Amaia Arranz Otaegui, contradice totalmente esa teoría. El hallazgo ha tenido lugar en el yacimiento de Shubayqa, situado en el Desierto Negro, en Jordania.
Allí, en lo que quedaba de unas antiguas chimeneas de cocina prehistóricas, los científicos han encontrado unas migas de pan carbonizadas de 14.400 años de antigüedad. Esto no sólo adelantaría la fecha del descubrimiento de la receta del pan, sino que entraría en conflicto con la teoría de que la agricultura llegó antes que el cocinado de productos elaborados.
Aquel yacimiento fue habitado en su día por individuos de la cultura natufiense, muy interesantes en el estudio de la prehistoria por suponer una transición entre el nomadismo y el sedentarismo.
Según esta nueva pista, podría ser que los antiguos cazadores y recolectores probaran a procesar los granos de cereal que recogían y, al descubrir que obtenían un alimento nutritivo, sabroso y fácil de transportar, optaran por establecer sus propios cultivos.
Pan prehistórico al microscopio
Con el fin de comprobar si las migas pertenecían a pan plano, masa o una papilla similar a las gachas, los científicos involucrados en el hallazgo, que acaba de ser reportado en PNAS, las sometieron a un análisis que comenzó con el tamizado de la muestra, para separarla de los sedimentos circundantes. A continuación, lo observaron a través de un microscopio electrónico de barrido, que utiliza un haz de electrones para obtener imágenes de alta resolución.
El veredicto fue que se trataba de pan plano y que los granos habían sido altamente procesados, pasando por pasos como el descascarillado, la molienda, el amasado y la cocción.
Gracias a los fondos otorgados por el Consejo Danés para la Investigación Independiente, estos científicos podrán seguir investigando para dilucidar cómo influyó el consumo de pan en la domesticación de plantas y animales y el consiguiente paso del nomadismo al sedentarismo. Por lo que pueda pasar, prepárense para un posible cambio en los libros de historia.