Las infecciones por hongos, en las manos o en los pies, son relativamente frecuentes dependiendo de la profesión a la que nos dediquemos. Con la llegada del verano y las escapadas a playas y piscinas públicas, dichas infecciones suelen aumentar exponencialmente al ser contagiosas.
El tratamiento suele ser largo, precisando una media de tres meses como mínimo para eliminar la infección por completo. Aún así, una mujer de 45 años procedente de Inglaterra decidió probar por su cuenta un "tratamiento alternativo" para la infección por hongos que sufría en el dedo gordo de su pie izquierdo: rodajas de ajo crudo. Tal y como explica el informe del caso publicado en el BMJ Case Reports, el remedio fue peor que la enfermedad.
La idea de esta mujer fue cubrir su uña con rodajas de ajo crudo como método de tratamiento natural, durante cuatro horas diarias durante un total de cuatro semanas. De hecho, como comenta el doctor Kai Wong, cirujano plástico de la Fundación de Servicios de Salud de los Hospitales de la Universidad de Oxford y autor principal del informe, no es raro que se use el ajo o Allium sativum como remedio natural, dado que muchos individuos lo han usado de formas diversas para múltiples dolencias leves.
Sin embargo, se tratada de una muy mala idea: las rodajas de ajo quemaron y provocaron ampollas en la piel circundante a la uña infectada, por lo que la mujer precisó acudir a consulta médica. En aquel momento no solo persistía la infección por hongos, sino que ahora se había añadido otro problema que era una piel escaldada y dolorosa, junto a diversas ampollas. Por suerte, la quemadura química se solucionó por completo tras lavados con agua y vendajes.
Por qué el ajo quema
Según los autores del trabajo, la quemadura y el dolor asociado en este caso se debía a los compuestos del ajo que contienen azufre, como el disulfuro de dialilo, el compuesto más potente del alimento. Dicho componente puede irritar la piel y causar quemaduras, además de haber demostrado ser capaz de causar dermatitis alérgicas, llegando a producir erupciones cutáneas y eczemas.
De hecho, los individuos en cuyo trabajo se manipulan alimentos con este compuesto, como los cocineros, suelen sufrir quemaduras al manipular el bulbo crudo. Cada quemadura y su intensidad depende del tiempo que se haya tenido contacto con el ajo, la cantidad y la frescura del mismo, además de la sensibilidad previa.
En este caso, respecto a la infección por hongos, a esta mujer se le recomendó usar el tratamiento estándar: ungüentos antihongos como la terbinafina o el clotrimazol, que pueden adquirirse sin receta en nuestro país. En casos más graves, donde además de la uña llegue a afectarse la piel, o bien hay una mala evolución con los primeros tratamientos, se suele iniciar tratamiento antifúngico en forma de fármacos, lo cual sí requeriría una receta médica.