El MDMA (aka éxtasis) es una droga que desata sentimientos de desinhibición, apertura emocional (y sexual) y euforia. Esta sustancia, que provoca un aumento de la actividad de la serotonina y la dopamina principalmente (neurotransmisores implicados en el placer y el estado de ánimo), ha sido utilizada en distintos estudios médicos para evaluar su eficacia a la hora de tratar distintos trastornos mentales. Sin embargo, lo que no resulta tan habitual es que un equipo de científicos drogue a pulpos con MDMA para conocer cuán común son a nosotros.
Eric Edsinger y Güll Dölen, dos científicos norteamericanos, acaban de descubrir que estos cefalópodos, que han sido considerados tradicionalmente una de las especies más inteligentes, pero también solitarias y asociales, no son tan distintos a los humanos y responden de forma similar ante los estímulos provocados por el éxtasis. Es decir, también muestran más interés y, salvando las distancias, cariño por sus congéneres cuando están bajo el efecto del MDMA. El hallazgo acaba de ser publicado en la revista Current Biology.
"A pesar de las diferencias anatómicas entre el cerebro de los pulpos y el cerebro humano, hemos demostrado que existen similitudes moleculares en el gen transportador de la serotonina", explica Dölen, del departamento de Neurociencia de la Universidad John Hopkins en un comunicado. "Estas similitudes moleculares son suficientes para concluir que el MDMA induce comportamientos prosociales en los pulpos", añade.
Las líneas evolutivas de pulpos y humanos se separaron hace 500 millones de años. Sin embargo, el Octopus bimaculoides, la especie utilizada para tan singular estudio, la única que tiene secuenciado su genoma, comparte con nosotros el gen transportador de la serotonina. Esto sirvió a los investigadores para poder comparar a estos invertebrados con nuestra especie.
¿Y qué es lo que han conseguido demostrar con semejante experimento? Que los sistemas de neurotransmisores antiguos se comparten entre las especies de vertebrados e invertebrados. Pero no sólo eso. Este descubrimiento también sugiere que los pulpos tienen componentes moleculares necesarios para detectar y responder al MDMA. ¿Hasta el punto de llegar a mostrar una respuesta conductual similar a la nuestra? Sí, hasta ese punto.
Para averiguarlo, Dolen y Edsinger intentaron averiguar si los pulpos eran capaces de mostrar interés por otros individuos de su especie frente a objetos inanimados nuevos que introducían en una pecera. El experimento no sólo mostró que, efectivamente, mostraban un mayor interés entre ellos, sino que evidenció también que el Octopus bimaculoides se mostraba más atraído por interactuar con las hembras.
Sin embargo, el salto cualitativo en el experimento se dio tras probar el interés de los pulpos bajo los efectos del MDMA. "Los pulpos no sólo pasaron más tiempo con otros individuos de pulpo cuando tomaban la droga, incluidos otros machos, sino que también se involucraron en un amplio contacto de la superficie ventral. Ese contacto físico, inusual entre individuos, parecía exploratorio y nada agresivo".
Según los investigadores, el hallazgo confirma que humanos y pulpos no somos tan distintos a pesar de ser dos especies antagónicas. "Los pulpos pueden depender de vías comunes para comportarse socialmente en ciertos momentos, como durante la temporada de apareamiento", finalizan.