El estadounidense Chris Kraft, el primer director de vuelo de la NASA y uno de los ingenieros que ayudó a diseñar las misiones que llevaron al hombre a la Luna en 1969, murió este lunes a los 95 años de edad, informó la agencia especial en un comunicado.
Kraft (Virginia, 1924) fue el primer director de vuelos de la NASA y la persona encargada de supervisar algunas de las misiones más importantes de la historia: desde el primer vuelo espacial de EE.UU., hasta la primera caminata de un ciudadano estadounidense en el espacio.
En un comunicado, el administrador de la NASA, Jim Bridenstine, lamentó el fallecimiento de Kraft, al que alabó por haber sido "uno de los principales miembros del equipo que ayudó a EE.UU. a poner al hombre en el espacio y la Luna".
"EE.UU. verdaderamente ha perdido hoy uno de sus tesoros nacionales con la muerte de uno de los primeros pioneros de la NASA: el director de vuelo Chris Kraft", manifestó Bridenstine.
El máximo jefe de la NASA consideró que el legado de Kraft es "inmensurable" y le elogió por, entre otras cosas, haber ayudado a crear el Centro de Control de las Misiones (CCM), el ente encargado de la administración y logística de los vuelos espaciales de la agencia.
Esos centros de control, equipados con una gran cantidad de ordenadores, se dedican a seguir desde la Tierra el desarrollo de una misión espacial desde su inicio hasta su final.
Kraft -cuyo nombre completo era Christopher Columbus Kraft- fue uno de los artífices del programa Apolo, creado por EE.UU. en la década de 1960 en el marco de la carrera especial con la Unión Soviética durante la Guerra Fría y que llevó al hombre a la Luna en 1969.
Especialmente, Kraft jugó un papel central en el programa Apolo entre enero de 1972 y hasta su jubilación en agosto de 1982, periodo en el que dirigió el CCM y supervisó el lanzamiento del laboratorio "Skylab", así como el acoplamiento en 1975 del Apolo 12 a la nave Soyuz-19 (URSS) en pleno vuelo.
Nacido el 28 de febrero de 1924 en Phoebus (Virginia), se unió a la NASA en 1958 y dejó la agencia más de dos décadas después, aunque siguió ofreciendo consejo a sus excompañeros de la NASA y asesoró a empresas privadas como IBM y Rockwell International, así como a la universidad Virginia Tech.
En 2001, publicó una autobiografía bajo el título de "Flight: My Life in Mission Control", obra en la que aborda su recorrido profesional hasta el final del programa Apolo