La predilección por el riesgo es una actitud que ha suscitado la curiosidad de numerosos estudiosos. A priori, que una persona sea más o menos arriesgada puede parecer un rasgo más de la personalidad, pero lo cierto es que también hunde sus raíces en cuestiones de salud importantes. Como constató una gran investigación publicada en Nature, las medidas de preferencia por el riesgo pueden ayudar a predecir una amplia gama de comportamientos, desde tabaquismo a adicción a sustancias ilícitas o el juego patológico.
Una línea de estudio apuesta por el hecho de que la asunción de riesgos es una cuestión cultural. Sin embargo, una nueva investigación parece decantar la balanza por la genética. Se trata de un trabajo comandado por expertos del reputado centro berlinés Max Planck Institute for Human Development y que ha conseguido trazar un paralelismo entre la preferencia por el riesgo entre los humanos y los chimpancés, uno de nuestros parientes vivos más cercanos. Al parecer, ésta siempre es más fuerte entre los hombres jóvenes.
No es la primera vez que un estudio aborda la preferencia del riesgo como una cuestión filogenética, es decir, que explica un fenómeno como parte las relaciones evolutivas entre ascendentes y descendentes, pero hasta ahora no se habían encontrado resultados muy favorables, como fue el caso de una investigación publicada en 2015 en la Annual Review of Psychology y que analizaba las raíces evolutivas en la toma de decisiones.
[Esta es la razón por la que los chimpancés macho se hacen amigos del 'jefe']
Sin embargo, como manifiestan los responsables del trabajo actual, hasta ahora las muestras de chimpancés que se habían utilizado eran muy pequeñas, además de que incluían un sesgo generacional, todos solían rondar la misma edad. Por eso, en el estudio actual ha contado con un tamaño más grande (86 chimpancés) y con un diseño transversal, que ha involucrado a animales de distintas edades, desde la infancia hasta la edad adulta.
Una 'u' invertida
Tras someter a los chimpancés a distintos experimentos de comportamiento, los investigadores encontraron que los chimpancés machos mostraban más propensión al riesgo que las hembras en todas las edades, pero que ésta, además, se acentuaba en distintas etapas vitales.
Lo que se encontró es que la tendencia al riesgo mostraba un patrón de 'u' invertida, es decir, va ascendiendo en la infancia hasta alcanzar su punto máximo en la juventud y en la etapa adulta temprana. Después, procede a bajar hasta tener un nivel reducido en la vejez. Esta relación, como constata el trabajo, se hace eco de los hallazgos en humanos.
Es el caso de una investigación publicada en la revista SAGE y que tras analizar datos de 77 países, concluyó que la propensión al riesgo tiende a disminuir a lo largo de la vida. Eso así, también comprobaron que en los países con más dificultades económicas los niveles de esta realidad son mucho más altos, además de tener unas curvas edad-riesgo más plana.
[No sobrevive el más fuerte, sino el más vago: 'adiós' a la teoría de la evolución]
Según el trabajo, las dificultades pueden ser un factor determinante para activar este comportamiento, algo que coincidiría con el comportamiento de los chimpancés, que elevaban su preferencia por el riesgo cuando tienen la necesidad de buscar una hembra para la reproducción o lograr algún tipo de estatus social.
De acuerdo con estos hallazgos, los investigadores repiensan la teoría de la asunción de riesgos como "un rasgo" de la especie humana, compartido con los chimpancés por sus raíces evolutivas conjuntas. "Nuestros hallazgos sugieren que las dimensiones clave de la preferencia por el riesgo parecen surgir independientemente de la influencia de la evolución cultural humana", sentencian.
Violencia epigenética
Los resultados son similares a los de otro estudio publicado en 2016 en Nature titulado The phylogenetic roots of human lethal violence (Las raíces filogenéticas de la violencia letal humana). En base al análisis de más de cuatro millones de muertes y cuantificando el nivel de violencia letal en 1024 especies de mamíferos, se cotejó que la violencia interpersonal letal —que un sujeto sea capaz de matar a sus semejantes— es un comportamiento ampliamente extendido entre los mamíferos y algo que "la especie humana ha heredado durante el curso de su evolución".
Sin embargo, ninguno de los trabajos busca trazar un determinismo en el que la asunción de riesgos o la violencia parezca una cualidad 'inevitable'. Como dejaba claro esta última investigación de Nature, el nivel de violencia letal también aumenta mucho en las sociedades caciquiles y desciende a niveles muy bajos en sociedades más complejas, por lo que, aunque sea un rasgo del ser humano, el tipo de organización social puede mitigarla y favorecer soluciones pacíficas.
Así, esta última conclusión encaja con lo que piden los investigadores berlineses sobre los riesgos. Dado que han demostrado que hay un tipo de población que está en peligro de caer en conductas problemáticas, sería conveniente adoptar medidas de salud pública destinadas a ese grupo. "Esto serviría para aplicar mejores programas de salud, viendo que esto es un problema que hunde sus raíces en factores filogenéticos", sentencian.