"Soy muy malo para las caras": lo que esconden quienes no se acuerdan de tu rostro según la ciencia
Una investigación ha conectado la tendencia de no prestar atención a los rostros ajenos con rasgos oscuros de la personalidad.
20 febrero, 2023 01:44Escuchar a alguien decir 'yo soy muy malo para las caras' es algo de lo más habitual. En algunos casos, es por mala memoria, pero en otros lo que ocurre es que el individuo en cuestión no se ha fijado bien en los rostros. Aquí es donde puede haber un problema, pues, según una investigación, estas personas tienen tendencia a desarrollar rasgos de personalidad problemáticos.
El trabajo ha sido realizado por psicológicos de las universidades de Berna (Suiza), Friburgo (Suiza) y Würzburg (Alemania) y, según sus resultados, que acaban de ser publicados en PLOS ONE, aquellas personas que tienen más inclinación a prestar atención a las caras están más asociadas a rasgos positivos del 'modelo de los cinco grandes factores' de personalidad.
También conocido como 'modelo OCEAN', por las siglas en inglés de las variables que lo componen, éstas son: abiertos al riesgo (vs. cautelosos), concienzudos (vs. descuidados), extrovertidos (vs. reservados), amables (vs. desafiantes) y neuróticos (vs. seguridad en sí mismos).
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Concretamente, los participantes que mostraban una mayor predilección por fijarse en los rostros obtuvieron puntuaciones más altas en extroversión, amabilidad y empatía, mientras que aquellos que los rehuían presentaban puntos contrapuestos en el modelo de los cinco grandes rasgos de personalidad.
Incapacidad para las emociones
Como segunda parte del experimento relacionaron este fenómeno con otro punto interesante. Las personas dadas a no prestar atención a las caras también tenían tendencia a desarrollar facetas psicopatológicas, como ansiedad social, depresión y alexitimia, es decir, incapacidad para sentir, reconocer y expresar emociones.
Psicopatológico, aunque comparte raíz, no vaya necesariamente asociado a la psicopatía. El problema es que la alexitimia, junto con una empatía baja, es un atributo bastante controvertido, ya que en estudios psicológicos ha sido relacionado con la famosa Tríada oscura, esas características de la personalidad que, grosso modo, podrían definir a una mala persona.
Uno de los trabajos pioneros en vincular ambos conceptos fue publicado en 2013 en la revista Personality and Individual Differences y, tras el análisis de 320 sujetos, concluyó que unos bajos niveles de empatía y una capacidad o motivación limitada para comunicar las emociones propias propicia una estrategia social que favorece el desarrollo de narcisismo, maquiavelismo y psicopatía: los atributos de la mencionada tríada.
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En el estudio actual, los investigadores pidieron a 120 individuos que visualizaran una serie de fotografías. En ellas, aparecían varias personas en distintas situaciones y entornos, con la particularidad de que sus rostros salían desenfocados. Sí existía la posibilidad de poder desemborronar la imagen para ver las caras, pero había participantes que decidían no hacerlo. Todos ellos, curiosamente, habían sido colocados entre los rasgos menos deseables del modelo de personalidad y, además, mostraban mayores índices de problemas psicopatológicos. ¿Por qué no se molestaban en mirar a las personas? ¿Qué relación tienen todas estas variables?
Distintas teorías
Los autores, de momento, no tienen respuesta a esta pregunta, pero manifiestan su intriga con las conexiones de personalidad. Una de las teorías que arrojan es la asociación entre el contacto visual y la ansiedad social, algo que ha sido señalado por trabajos previos. Por ejemplo, en una investigación editada en Comprehensive Psychiatry, se comprobó que los pacientes con trastorno de ansiedad social generalizada, en comparación con las personas de control sanos, informaban de niveles "significativamente mayores" de evitación al contacto social.
Sin embargo, esta explicación no sería suficiente para los autores. En primer lugar, porque trabajos posteriores, como uno publicado por la British Psychological Society, han demostrado que la evitación de la mirada como característica de ansiedad social es algo que sí se da en la vida real, pero no en ambientes controlados en laboratorio, que es el que compete a esta investigación.
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Además, como puntualizan los investigadores, las personas de su experimento que no prestaban atención a las caras no despuntaban en un problema psicopatológico específico, como la ansiedad social, sino que tenían porcentajes altos en todos ellos.
Delincuentes violentos
Aquí regresa la sombra de la Tríada oscura, sobre todo teniendo en cuenta una investigación de 2020 que analizó el contacto visual en 30 delincuentes violentos. Realizada por profesionales de la Universidad de Tubinga (Alemania), constataron que aquellos que habían obtenido una puntuación alta en la evaluación de la psicopatía eran más propensos a esquivar el rostro del investigador. "Los datos revelan que mayor psicopatía afectiva es un predictor significativo de contacto visual reducido", sentencia el trabajo.
Más concreta es la revisión titulada La importancia de la mirada en el desarrollo de la psicopatía, en la que se recogen los resultados de varios trabajos sobre el tema y centra la problemática en un área concreta del rostro: los ojos.
Según sostiene el texto, los bebés sanos muestran una atención automática a caras humanas, en concreto a la franja de los ojos. Un déficit temprano en esta atención automática puede implicar una inhibición en los mecanismos de la violencia, pues postula que la persona no desarrollaría técnicas de detección de emociones como el miedo en otras personas. Poéticamente hablando, nunca podría reconocer la mirada del miedo.